Joaquín Prat: "No se entiende que Felipe VI despache todos los días justo debajo de donde vive su padre"
El presentador de 'El programa de Ana Rosa' y de 'Cuatro al día' habla de la clase política, la Casa Real, el machismo de la sociedad y de las claves del liderazgo de Mediaset.
A Joaquín Prat (1975) no se le conoce por morderse la lengua. El presentador de El programa de Ana Rosa, en Telecinco, y de Cuatro al día se siente libre para dar su opinión sea cual sea el grupo de debate: la mesa política o el sofá del corazón.
“Tenemos el deber de decirle a la gente cómo somos y no sólo de hablarle de los demás”, explica. La gente no compra la “pose y la mentira”.
Y así es como trabaja él en Mediaset —donde lleva 11 años de sus 21 de vida profesional—, con espontaneidad en directo. Por eso, muchas veces sus opiniones han dado que hablar. Pero es que el equilibrio, indica, está en ofrecer “información, entretenimiento y un poco de opinión”.
Te vemos hacer de todo. Política, corazón e incluso has presentado algún reality. ¿Dónde te sientes más cómodo?
Me siento cómodo en cualquier sitio que sea de trabajo, haciendo todo tipo de contenidos, informativos y entretenimiento. Es un equilibrio justo y con un poquito de opinión se consigue captar la atención del espectador. Me encanta mi trabajo.
¿Es ese el mérito de Mediaset, el equilibrio de los contenidos?
Con Cuatro al día nos hemos convertido en referentes de información y en entretenimiento somos los reyes. No hay una cadena de España que haga mejor entretenimiento que Mediaset, y no hablo sólo de realities. Es una cadena que se retroalimenta con los personajes que damos a conocer en un formato u otro y que acaban en un reality, en MYHYV o en Sálvame. Respecto a Cuatro, hemos conseguido la fórmula para tener la continuidad en la parrilla.
Siempre te mojas en los programas, especialmente ahora en Cuatro al día. ¿Qué echas en falta en la clase política en medio de esta crisis sanitaria y económica?
Responsabilidad, empatía, cercanía, capacidad de diálogo para ponerse de acuerdo y darse cuenta de que mientras ellos se están dando de hostias e insultándose con ese juego parlamentario del ‘y tú más’ —que yo nunca he soportado— hay gente que lo está pasando mal y necesita solucionar sus problemas.
Eso es la cercanía, ¿no?
Sí, por eso hablo de ello. Tienen problemas que necesitan que ellos se los resuelvan. A lo mejor si a un político se le mete un okupa en la casa de su madre se pone las pilas para legislar un poco.
Tampoco te muerdes la lengua para criticar la actitud de políticos con nombre, como la de Pablo Iglesias cuando dijo que había que normalizar el insulto.
Sólo le he escuchado a él decir eso. A mí que me llamen hijo de puta no me resulta agradable, ni que me insulten en las redes sociales. Los insultos llevan a la violencia y la violencia a más violencia. Y encima lo hace al hablar de la labor de la prensa que tanto le ha ayudado a él.
Hace unos pocos días lo que te sacaba de tus casillas en directo eran los escraches.
Sí, escrache es la palabra que se utiliza para no decir acoso. Pero es acoso puro y duro por el hecho de tener una responsabilidad política y me parece lamentable cuando eso ocurre. Jamás se me ocurriría insultar a un político por la calle.
Sea del color que sea, imagino.
Por supuesto. También te digo, si lo alientas de una manera u otra y luego te toca a ti no vayas llorando. Todos los escraches son iguales, no me gusta la palabra porque solo sirve para justificar el acoso.
Para los reyes has tenido otras palabras. Te has quejado en directo de que sus escoltas no dejan trabajar a tus compañeros. ¿Tienes otras declaraciones para el escándalo que rodea al rey emérito?
Una cosa es la institución y otra la que tiene que ver con el rey emérito. En eso sí que estoy de acuerdo con la mayoría de la clase política, que diferencia las informaciones de Juan Carlos I de la jefatura del Estado que ostenta Felipe VI. Lo del rey es un escándalo.
¿Qué decisión debe tomar la Casa Real?
Debe de tomar decisiones estéticas para que el escándalo le salpique lo menos posible. No se entiende que el jefe del Estado despache todos los días en un lugar que está justo debajo de donde vive su padre. Yo puedo ser muy buena persona y haber hecho muchos servicios a España, pero si un día cojo un coche borracho y atropello a un ciclista, los servicios que prestaba a la humanidad de poco me van a valer, tendré que pagar por mis errores.
Independientemente del papel que juega en esta historia Corinna Larsen. ¿Qué piensas cuando se refieren a ella como ‘mujerzuela’?
Siempre ponemos la carga sobre la mujer por el mero hecho de ser mujer. Corinna es una mujerzuela y el otro, ¿un señor? Que esa señora debe estar agradecida si le han regalado 65 kilos... Por supuesto que es una desagradecida por abrir la boca, pero que se cargue contra ella por haber sido la amiga entrañable no es justo. Todo se resume en machismo.
¿El machismo sigue existiendo en televisión?
Cada vez menos, pero sigue existiendo como en todos los ámbitos de la sociedad. Aquí tenemos que ir más rápido porque tenemos un deber de concienciación de la sociedad y debemos dar ese ejemplo. Pero sí, por ejemplo lo de ‘mujerzuela’.
¿Entre presentadores-presentadoras ha desaparecido?
Eso yo no lo he vivido. Siempre he estado más a gusto trabajando con y para mujeres que para hombres. Me gusta más cómo mandan ellas.
Cuando te pones al frente de la sección del corazón en El programa de Ana Rosa aparece tu faceta más cachonda. ¿Has vivido algún momento tierra trágame?
Todos los días. Cuando me pongo escatológico. Pero tenemos el deber de decirle a la gente cómo somos y no sólo de hablarle de los demás. En ocasiones conviene hablar de nosotros y contar que tenemos defectos. Te hace más cercano a la gente, soy muy partidario de visibilizarlo. El público no compra la mentira y la pose.
Aunque en momentos en los que debes anunciar la muerte del ser querido de un compañero no debe ser fácil, como en el caso de Paz Padilla y Alessandro Lequio.
En ese momento hablo desde el corazón, tal y como le hablaría a ellos. No soy partidario de darle mucho espacio porque todo lo que digas alimenta el morbo. Sobre Álex dije que nunca olvidaré su sonrisa ni el amor que tenía por sus padres. No me gustan los discursos pensados.
¿Es Mediaset el único grupo que apuesta por sus presentadores?
Sólo he trabajado para Mediaset. Cuando me ficharon, un alto directivo del grupo me dijo que eran de apostar por sus caras para largo recorrido, con vistas de futuro, no para dos años. Ya llevo 11.
¿Qué tal la adaptación a Cuatro al día?
Cuatro al día es el mejor regalo que me han hecho en mi vida profesional. Es un programa que me ha cambiado la vida, la forma de verla y la forma de enfrentarme a ella.