Jill Biden logra lo que Melania Trump nunca consiguió como primera dama
La llegada a la Casa Blanca de la profesora poco tiene que ver con la de la modelo.
Es habitual que las primeras damas estadounidenses ocupen la portada de Vogue y la última en sumarse a esta tradición ha sido Jill Biden. La profesora de inglés y esposa de Joe Biden es la protagonista del número de agosto de la revista.
En la portada, la primera dama posa ante la cámara de la fotógrafa Annie Leibovitz en un balcón de la Casa Blanca con un vestido floral de Oscar de la Renta. “Dr. Jill Biden, una primera dama para todos”, reza el titular que acompaña la imagen.
Cuando se ha desvelado la portada, para muchos ha sido inevitable acordarse de su predecesora, Melania Trump. La exmodelo no logró protagonizar un número de Vogue durante sus cuatro años en la Casa Blanca. ¿El motivo? La diferencia ideológica entre la administración Trump y la directora de la revista y directora creativa de Condé Nast, Anna Wintour.
Al parecer, según reveló la exasistente de Melania, Vogue se puso en contacto con su equipo para hacer un perfil y una sesión de fotos. La entonces primera dama lo rechazó cuando desde la revista no le aseguraron que saldría en portada.
El tira y afloja entre Vogue y los Trump fue constante durante los cuatro años de mandato. La publicación se posicionó por primera vez durante la campaña de 2016 a favor de Hillary Clinton y se han criticado abiertamente algunas decisiones de Donald Trump, a pesar de que la familia era habitual en las páginas de la revista hasta que el empresario llegó a la presidencia de Estados Unidos.
De hecho, a pesar de que no tuvo portada como primera dama, Melania sí fue la protagonista de un número de Vogue poco después de su boda con Donald Trump, en el número de febrero de 2005. La exmodelo posó con su diseño nupcial de Alta Costura de Christian Dior bajo el titular La nueva novia de Donald Trump.
Los seguidores de Trump no han tardado en cargar contra la publicación por saltarse a Melania y fotografiar a Jill Biden seis meses después de llegar a la Casa Blanca. La actual primer dama no es la única persona de la administración Biden que ha llegado a las páginas de Vogue.
En enero, antes de tomar posesión como vicepresidenta, se desveló la portada de Kamala Harris, protagonista del número de febrero de la revista. La imagen recibió un aluvión de críticas tanto de fieles lectores como de críticos de moda que señalaban que la cabecera había elegido una imagen demasiado informal, que no respetaba el logro de Harris, y que las fotografías eran de mala calidad.
También se filtró la confusión de su equipo, que había pactado con Vogue una portada con otra foto que finalmente se reservó para la edición digital de la revista. De hecho, Harris ni siquiera compartió en sus redes sociales la portada que llegó a los kioscos.