La recatada doctora Jill Biden, la nueva la primera dama de EEUU
La mujer de Joe Biden toma el relevo de Melania Trump en la Casa Blanca.
La victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de Estados Unidos convierte a Jill Biden en la nueva primera dama. La segunda mujer del presidente electo toma el relevo de Melania Trump, con un perfil totalmente opuesto. Del estilo extravagante se pasa al clásico y recatado.
Así es Jill Biden (Hammonton, Nueva Jersey, 1951), discreta. En su forma de vestir, principalmente con conjuntos de falda y chaqueta en colores poco llamativos, y en su forma de actuar. Fue el final de la campaña presidencial de su marido la que la colocó en primera línea. Hasta enero había seguido trabajando en el Northern Virginia Community College, donde ha enseñado Lengua y Literatura durante más de una década.
No resultó una decisión nada fácil de tomar, según detalló entonces un artículo publicado por The New York Times. Sin embargo, las demandas asociadas al puesto como candidato presidencial de su marido le obligaron. Ni siquiera dejó su puesto de trabajo cuando Joe Biden ocupó la vicepresidencia de Estados Unidos durante los dos mandatos de Barack Obama (2009-2017). Fue la primera segunda dama con un trabajo remunerado.
Su intención ahora es volver a las aulas. “Si algún día sucede [la victoria de Biden], voy a seguir enseñando. Es importante y quiero que la gente valore a los profesores y su contribución profesional”, confesó en una entrevista el pasado agosto.
Cuando Joe conoció a Jill
Jill Biden es la segunda mujer de Joe Biden. Se casaron en 1977, seis años después de que éste perdiese a su primera esposa, Neilia Hunter, y a una de sus hijas, Naomi, en un accidente de tráfico. Un año antes, Jill se había separado de su primer marido, Bill Stevenson.
El “sí, quiero” de Jill no fue fácil de conseguir para Joe Biden. La pareja ha contado en numerosas ocasiones que éste le propuso matrimonio cinco veces. Ella lo rechazaba porque le daba vértigo convertirse de pronto en madre de dos niños. Jill tenía en ese momento 26 años.
La boda fue una ceremonia católica en la capilla de la sede de Naciones Unidas. Jill Biden aceptó como suyos a los dos hijos de Biden, Hunter y Beau, y cuatro años más tarde fueron padres de su única hija, Ashley Biden, nacida el 8 de junio de 1981.
Se habían conocido en 1975. El nuevo inquilino de la Casa Blanca se empeñó en quedar con la joven estudiante de 24 años de la Universidad de Delawere. Lo cuenta ella misma en sus memorias, The Light Enters: Building a Family, Discovering Myself (2019). El teléfono de Jill sonó un sábado cualquiera. Era Joe Biden, senador por Delawere desde 1972. ”¿Cómo has conseguido este número?”, le respondió. Posiblemente se lo había dado el hermano de Joe Biden, que previamente les había presentado.
La joven Jill estaba en ese momento separada de su marido, aunque no había formalizado el divorcio. Lo hicieron en 1976. Bill Stevenson aprovechó la coyuntura para afirmar que fue “traicionado” por su exesposa y Biden cuando aún estaban casados. Ellos lo han negado.
Su carrera y su compromiso social
Con la victoria electoral de Biden, vuelven los perros a la Casa Blanca. La pareja tiene dos mascotas, Champ & Major, que Jill Biden exhibe constantemente en su cuenta de Instagram. De hecho, la inauguró en abril de 2019 con una foto de los tres.
Su perfil está lleno de imágenes de su pasado y fotos personales, incluida una de ella subida a la bicicleta estática. Antes se mantenía en forma corriendo, ahora lo hace pedaleando.
Su carrera y su formación han sido (y siguen siendo) prioritarios para Jill Biden. Se graduó en 1975 en la Universidad de Delaware; en 1981 realizó un Máster de Educación en la Universidad West Chester de Pensilvania; en 1987 recibió su segundo título de posgrado en Inglés de la Universidad de Villanova; y en 2007, cuando tenía 56 años y era segunda primera dama, se doctoró con una tesis sobre cómo disminuir el abandono escolar y retener a los estudiantes en las aulas.
El tema de su doctorado está directamente relacionado con el desempeño de su carrera. Ha estado siempre alejada de las universidades de renombre y en los últimos 16 años se ha enfocado en los colegios educativos de formación profesional, alternativa para los estadounidenses que no pueden pagar los cuatro años de educación universitaria. Antes había trabajado como profesora en escuelas públicas.
Para hacer la tesis se matriculó con su nombre de soltera para evitar tráfico de influencias. Una vez entregada, su marido orgulloso lo celebró poniendo un cartel en la puerta de su casa: “Aquí viven la doctora y el senador Biden”. Y lo ha seguido celebrando desde entonces. “Soy el esposo de la doctora Jill Biden”, decía al presentarse como candidato demócrata a la presidencia en las asambleas de su partido para pedir el voto durante las primarias.
Su perseverancia y capacidad de trabajo los lleva demostrando desde que tiene 15 años. Con esa edad buscó su primer empleo para conseguir cierta independencia económica. “Quería mi propio dinero, mi propia identidad, mi propia carrera”, contó a The New York Times en 2008.
La doctora Biden, su carta de presentación desde 2007 y el nombre que hay que buscar para seguirla en Instagram, es una fuerte defensora del movimiento #MeToo, que estuvo de costarle la carrera política a su marido en varias ocasiones: una, en 2019 cuando ocho mujeres lo acusaron de tocamientos, besos o abrazos inapropiados; la otra, este 2020 de la mano de Tara Reade, una mujer con la que había trabajado hace 30 años. “No es cierto. Esto no sucedió”, se defendió en un comunicado.
Juntos han tenido que afrontar otros episodios igualmente duros. En 2015 murió el hijo mayor de Joe Biden, Beau, por un tumor cerebral. Tras la muerte, su hermano Hunter empezó una relación con la viuda, su cuñada Hallie. Duró dos años y fue un escándalo, pero el matrimonio de Joe y Jill no dejó de apoyarlos. Ahora sufren los problemas de éste con las drogas y alcohol.