Seis mensajes que utilizan los malos jefes para manipularte
Que no te engañen con que "el trabajo es tu familia" o que "ese no es mi problema".
Los jefes manipuladores (y por ende malos) utilizan muchas estrategias diferentes de comunicación, pero la intención que hay detrás de esas tácticas muchas veces es la misma: conseguir que des prioridad a la empresa por encima de tu propio interés.
Probablemente tu jefe suelte estas frases para minarte la moral y para que trabajes más horas y con más intensidad de lo que es saludable. Pero que no te engañen con ellas:
Utilizar el lenguaje íntimo de la familia es una de las frases más comunes que dicen los jefes malos para asegurarse el compromiso con su causa. Si consideras a tu jefe parte de tu familia, es menos probable que alces la voz contra prácticas poco éticas de la empresa o contra las malas decisiones que tome la compañía.
Este es el mensaje que Billy McFarland, cofundador del infame Fyre Festival, quiso transmitir a sus empleados tratando de que trabajaran después de que salieran a la luz sus prácticas fraudulentas, según el documental de Netflix sobre la caída del empresario.
Como dice uno de sus empleados cuando recuerda esa conversación: “No somos familia. ¡Si ni siquiera me hablabas! Violaste completamente la confianza que teníamos en el producto, en la empresa, en la marca y en ti”.
En una buena familia, la pertenencia y los derechos no son condicionales, pero en un negocio sí pueden serlo.
Los avances en la tecnología significan que podemos trabajar desde cualquier lugar, pero el lado malo de esto es que algunos jefes se creen que también puedes estar trabajando SIEMPRE. Un estudio de 2017 de la Academia de Gestión estadounidense descubrió que los trabajadores pasaban de media ocho horas adicionales a la semana con correos de trabajo fuera de hora.
Tienes derecho a pasar tu tiempo libre lejos del alcance de tu jefe. De hecho, Francia lo ha formalizado incluyendo esta premisa en la legislación. Con su ley por el derecho a desconectar, las empresas con más de 50 empleados deben garantizar unas horas en las que el personal puede ignorar los mails de trabajo.
Estar disponible 24 horas al día 7 días a la semana no es bueno para la salud. Un estudio realizado con 315 empleados reveló que quienes tenían que utilizar la tecnología para trabajar en casa por la noche tenían menos horas de sueño y de peor calidad.
Por otro lado, trabajar más no siempre es sinónimo de producir mejor trabajo. Si trabajas más de 50 horas a la semana para cumplir las demandas de tu jefe, probablemente ese tiempo extra no genere un buen trabajo. En un sondeo realizado a 5000 jefes y empleados a lo largo de cinco años, el profesor Morten Hansen descubrió que el rendimiento empieza a estancarse a las 50 horas y cae en picado después de 65 horas semanales.
Uno de los peores jefes es el jefe que no está ahí. Puede que esté físicamente presente, pero está psicológicamente ausente de sus responsabilidades como líder. Ofrecen vagas felicitaciones, pero no un feedback tangible del que aprender. Dicen que la empresa va bien, incluso cuando los despidos, los cambios y el presupuesto sugieren lo contrario.
Los autores de un estudio sobre liderazgo señalan que un líder laissez-faire “tiende a evitar la toma de decisiones, muestra poca preocupación por el alcance de objetivos y rara vez se implica con sus subordinados, aun cuando es necesario”. Según sus análisis, este es el tipo de liderazgo más incompetente que los empleados pueden experimentar.
Este liderazgo de no intervención se convierte en manipulador cuando necesitas feedback y directrices sobre tu futuro en la empresa. Sobre todo, si te dan la insatisfactoria respuesta de “todo va bien” para que sigas trabajando aunque tengas preguntas que requieran una respuesta.
“Ese no es mi problema” es una frase desmoralizadora, porque te dice que tu jefe se niega a ayudarte, explica Randy Conley, vicepresidente de Ken Blanchard Companies.
“Este comportamiento silencia al empleado y lo desmotiva hasta dejar de hacerle consultas a su jefe, lo cual dará lugar a un menor rendimiento y eficiencia, porque esas cuestiones quedarán sin resolver para siempre”, sostiene Conley. Además, si el empleado deja de contar las cosas al jefe, “se abre la puerta a un comportamiento poco ético e ilegal en la organización”.
Este lenguaje procede de un jefe que sólo hace cumplir las reglas y que no tiene el poder o las ganas de moldearlas. Cuando tu jefe dice esto, está dando a entender que continuará con el statu quo sin pensarlo.
Creer que la vieja forma de hacer las cosas es la buena es una trampa que puede tender hasta un líder bienintencionado cuando asume un nuevo rol. En el libro Los primeros 90 días, de Michael Watkins, que pretende ayudar a los líderes en los cambios, el autor asegura que esos jefes “no logran ver que el éxito en su nuevo papel requiere dejar de hacer algunas cosas y empezar a adquirir otras competencias”.
Cuando tu jefe te dice que así es como suelen funcionar las cosas, te está diciendo que no está abierto a nuevas ideas y que no quiere ofrecerte una respuesta exigente. Conley sostiene que los líderes “suelen recurrir a esta respuesta como forma de manipular sutilmente a los empleados para que sigan el ritmo y no armen jaleo”.
Es un pregunta (retórica) que se puede añadir al final de cualquier comentario para invitar, aparentemente, a la discusión, cuando en realidad el jefe se está asegurando de no dar lugar al debate.
“Por virtud de su posición y sus títulos, los líderes tienen más poder en la relación jefe/empleado”, señala Conley. “Al decir ‘¿no estás de acuerdo?’ ponen automáticamente al empleado en la situación incómoda de tener que decidir entre estar de acuerdo con el jefe (aunque no lo esté) o confrontarlo”.
Un jefe debería ser capaz de pedir feedback sin que eso sea síntoma de alianzas personales. Conley sugiere una forma no manipuladora de hacerlo. Básicamente, consiste en preguntar: ”¿Cómo lo ves?” o ”¿qué opinas tú?”.
“Esto abre la puerta a que el empleado comparta sus pensamientos y sensaciones reales en un entorno seguro y abierto”, remata Conley.
Un jefe manipulador puede hacer que adoptes su mentalidad y que permanezcas en un trabajo malo durante más tiempo del que deberías.
Para alejarte de la influencia del jefe, puedes elevar la cuestión a recursos humanos, puedes compensar su mal comportamiento recordando tus valores, o puedes hacer lo que hacen uno de cada dos estadounidenses, según un estudio de Gallup, para escapar de su jefe: dejar el trabajo.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano