Javier Marías se despacha como pocas veces contra Isabel Díaz Ayuso
Pablo Iglesias, Irene Montero y Pablo Casado también son citados, pero ni punto de comparación.
El periodista Javier Marías ha dedicado una de sus columnas en El País Semanal titulada Famosos imbéciles morales I a criticar a varios políticos. Desde Pablo Iglesias e Irene Montero, los menos aludidos, pasando por Pablo Casado y por Isabel Díaz Ayuso, que se ha llevado la peor parte.
Mantiene Marías en su texto que “vivimos una época llena de famosos imbéciles” y se centra en los líderes políticos que “mientras mandan, influyen o son elogiados, su imbecilidad no resulta palmaria ni por tanto célebre y consabida”.
Nombra primero a los Trump, Boris J, López Obrador, Maduro, Bolsonaro, Erdogan, Lukashenko, Orbán, Duterte y Daniel Ortega pero decide centrarse en los líderes patrios porque “como de costumbre, España se lleva la palma”.
Marías decide dejar de lado a Pablo Iglesias porque “no está activo y se ha refugiado en su ‘Catalunya Lliure’”, tampoco ahonda en la figura de Irene Montero “cuyas sandeces son demasiado estridentes”. Sobre Pablo Casado, líder del PP, señala que “jamás se le ha apreciado listeza” y critica que no dijese nada cuando un exdirigente de su partido dijo que Franco no dio un golpe de Estado en 1936.
Pero sin duda, en esta primera parte sobre “famosos imbéciles morales”, la que se lleva más criticas es la “encumbrada y votadísima” Isabel Díaz Ayuso. De la presidenta de la Comunidad de Madrid dice que lleva camino de “hacerse superfamosa en tan lamentable sentido”.
“No para de decir simplezas. Aunque sean muy aplaudidas, son simplezas. Pero eso es venial. Se quedaría en mero folklore de un Madrid imaginario y rancio si no fuera porque su gestión de la pandemia ha sido tan suicida y negligente que raya en lo criminal”, reza el texto.
Dice de Ayuso que es “cercana a Vox” y apostilla “cuyos integrantes negacionistas son sin duda imbéciles morales”. Sobre la gestión de la pandemia de la presidenta madrileña prosigue: “Siempre priorizó la hostelería sobre las vidas y muertes, y convirtió Madrid en la taberna de Europa, atrayendo a todos los turistas etílicos del continente, los cuales son a buen seguro causantes de numerosos contagios, ya que ni usaban mascarilla cuando ésta era obligatoria”.
Aunque poco, parece que habrá más partes, también habla de la “deliberada y cuasi delictiva inoperancia del Gobierno” y finaliza con un aviso: “Del más famoso imbécil moral de todos habrá que hablar otro día, hoy no caben sus meteduras de pata y sus tontadas”.