Jada Pinkett Smith o cómo visibilizar la alopecia femenina, un problema tabú
La actriz y mujer de Will Smith fue ridiculizada en los Oscar por una enfermedad que hizo pública en 2018.
El bofetón de Will Smith a Chris Rock ha acaparado toda la atención de la gala de los Oscar 2022, pero tras ese bochornoso incidente en la entrega de premios de la Academia hay mucho machismo y un problema de salud que afecta a un 20% de mujeres entre los 30 y los 40 años.
Una broma de mal gusto de Chris Rock sobre la alopecia de Jada Pinkett Smith fue el desencadenante de la agresión. “Estoy deseando verte en la segunda parte de La Teniente O’Neill”, le dijo el cómico. Cuando las cámaras enfocaron a Jada, la actriz entornaba los ojos con un gesto de hastío y visible enfado, todo ello mientras Smith seguía riéndose. De pronto, se puso en pie y agredió a Rock.
El cansancio de Jada ante este tipo de comentarios esconde una enfermedad tabú, que ha logrado visibilizar desde 2018, después de años intentando esconderla y recibiendo comentarios igual de bochornosos que el de Rock, quien no se ha disculpado por su chiste pese a que Smith sí lo ha hecho por su agresión.
Pinkett Smith, de 51 años, habló por primera vez sobre su enfermedad en un episodio de su programa Red Table Talk. “Fue aterrador cuando empezó. Un día estaba en la ducha y de repente me vi con un puñado de pelo en las manos y pensé: ’Dios mío, ¿me estoy quedando calva?”, contó entonces.
Por aquel entonces Pinkett cubría su cabeza con turbantes, por lo que fue cuestionada e incluso también objeto de bromas en su momento, hasta que logró reconciliarse con su imagen con o sin pelo.
“Fue uno de esos momentos de mi vida en los que temblé literalmente de miedo. Cuidar de mi pelo solía ser un ritual hermoso, al igual que contar con la posibilidad de tenerlo o no. Y un día de repente me dije a mí misma: ‘Dios mío, es posible que ya no tenga esa opción’. Me hice todas las pruebas que corresponden en estos casos, pero no obtuve ninguna respuesta”, señaló en el programa.
Los primeros diagnósticos, tal y como ella misma contó, apuntaron al estrés asociado directamente a la pérdida de densidad capilar, aunque finalmente obtuvo el diagnóstico de alopecia areata. Tal y como explican en un comunicado desde la empresa capilar Insparya, este tipo de alopecia “se caracteriza por el aparecimiento típico de zonas circulares, más grandes o más pequeñas, en las que todas las unidades foliculares (órgano productor de cabello) en esa área en particular dejan de producir cabello”.
Desde la empresa especialista en injertos capilares recuerdan que esta dolencia puede abarcar pequeñas áreas, pero que luego “pueden luego converger, dando mayores áreas de alopecia y, en los casos más severos, provocando la pérdida de todo el cabello e incluso de todo el vello corporal”. Este tipo de alopecia está directamente relacionado con el sistema inmune y con un componente genético.
Pinkett ha decidido hacer de su alopecia bandera, con todo lo que ello conlleva, y ha ido documentando su pérdida de cabello así como su aceptación a través de sus redes sociales.
“Mamá tendrá que enseñar hasta el cuero cabelludo para que nadie piense que se sometió a una cirugía cerebral o algo así. Esta alopecia y yo seremos amigas... ¡y punto!”, contaba el pasado mes de diciembre en un vídeo en el que mostraba las cicatrices que le dejaba su alopecia y admitía que solo le quedaba reírse de su enfermedad.
Apenas una semana antes de los Oscar, Pinkett Smith compartió un vídeo en TikTok en el que hablaba sobre el pelo en Hollywood. “Ser una mujer negra y lidiar con el cabello en Hollywood, en la era en la que llegué, tener el cabello lo más europeo posible siempre fue la cosa. Fue realmente desafiante, ya sabes, porque me gustaba mi cabello suelto y rizado”, empezaba diciendo en el vídeo.
“Pero nadie quería eso, así que siempre tuve que peinarme de formas que no me parecían naturales porque estaba tratando de seguir el juego”, continuó la actriz, que recalcó que tuvo que modificarse el pelo en muchas ocasiones. “Así que tuve que aprender a tener el coraje de decir, ‘No, no voy a hacer eso’. Es por por eso por lo que hoy siento la libertad: me importa un carajo lo que la gente piense de esta cabeza calva mía. Porque, ¿adivinen qué? Me encanta”, concluyó.
La pérdida de cabello que sufre Pinkett Smith se hace más palpable en mujeres afrodescendientes, lo que supone un estigma aún más potente. Según datos de la American Academy of Dermatology de 5.549 mujeres afro encuestadas, el 47,6% señaló haber experimentado la caída del pelo. Especialmente relevante es el caso de la alopecia cicatricial centrífuga central, prácticamente reducida a mujeres negras. Según datos de la JAMA Dermatology Patient Page, afecta hasta el 15% de las mujeres negras de entre 30 y 55 años.
En este sentido, los cambios de cabello y tratamientos para tener un pelo normativo y no afro, afectan directamente a la alopecia. Lo más llamativo de esto es que Chris Rock produjese en 2009 el documental Good Hair sobre el pelo de las mujeres afroamericanas y la importancia que tiene. En este largometraje, habla en clave cómica sobre temáticas tan serias como la identidad e igualdad entre las mujeres negras que sienten la necesidad de tener el cabello largo y liso.
La raza y el tabú de una enfermedad poco visibilizada en las mujeres propiciaron la combinación perfecta para ejercer lo que la escritora afro Esther Pineda define en un hilo de Twitter como “violencia estética” así como para centrar el foco en dos hombres sin tener en cuenta qué pensará la mujer directamente aludida.
“Este es una claro ejemplo de cómo la belleza ha sido construida y erigida como una valor social, no importa si tienes fama o no, si tienes recursos económicos o no, si tienes acceso y visibilidad mediática o no; si eres mujer y más aún una mujer negra, estás siempre siendo juzgada y expuesta a ser violentada por tu apariencia física si por alguna razón no respondes a la expectativa de belleza que se ha construido para ti”, ha señalado.
En el mismo sentido, la asociación A pelo Alopecia, que trabaja por la visibilización de esta dolencia, ha publicado un post en Instagram en el que critica el “humor” de Rock y su broma sobre el físico de la actriz.
“Lo que nos mueve a hablar es la expresión de Jada Pinkett Smith: su vulnerabilidad exhibida ante la mirada ajena, ese estado de pánico que las personas con alopecia conocemos perfectamente. Y nos surge con rabia una idea: ¿Quién se cree Chris para hacer humor sobre rasgos físicos o enfermedades que no nos han dado a elegir? Y encima, un hombre bromeando sobre el cuerpo de una mujer”, empiezan diciendo antes de señalar que las bromas sobre el propio cuerpo pueden ser propias, pero no ajenas.
“Yo puedo reír de mí misma, yo conozco mis límites, pero el resto no. Y menos en público y sin consentimiento. El cuerpo de las mujeres es el objeto de bromas, de juicios, de exigencias, … ¡Basta ya! Mi cuerpo, mis bromas”, concluyen.
También para ayudar a romper el tabú que existe alrededor de la pérdida de pelo de las mujeres, la hija de Jada Pinkett y Will Smith, Willow Smith se rapó el pelo en una actuación en directo el pasado mes de junio mientras interpretaba el tema Whip my hair. Sin embargo, entonces no compartió ese mensaje de guiño a su madre, sino que dijo que lo hacía como parte de su proceso de creación.
“Siempre me rapo la cabeza en momentos monumentales de mi vida, cuando las cosas realmente están cambiando. Y este es definitivamente uno de esos momentos”, señaló.
La broma de Rock ha provocado indirectamente una oleada de comentarios en redes sociales donde muchas mujeres con alopecia han querido plasmar sus vivencias. También entre famosas como Fabiola Martínez, quien ha hablado por primera vez públicamente de su problema. “Es una vergüenza que alguien pueda mofarse de otra persona por este motivo”, ha señalado.
En sus palabras, dejan ver que las bromas sobre ellas son constantes y que la salud mental es una de las consecuencias más devastadoras de la enfermedad. En una nota de prensa, Insparya recuerda que “la alopecia (en cualquiera de sus variantes) suele afectar en mayor medida a la autoestima de las mujeres que de los hombres” por la asociación de la feminidad e identidad.
“Perderlo puede hacer sentir que eso se ha perdido o se desvanece, mientras que para los hombres puede suponer un complejo más, para las mujeres va mucho más allá. La aceptación suele tener varias fases, desde la negación hasta pasar por el enfado y la tristeza, aunque finalmente llega la aceptación y el empezar a buscar soluciones para ayudar a volver a sentirse bien y sin complejos”, señalan desde la empresa.