Las izquierdas tratan de recomponerse
El progresismo busca recoser relaciones externas e internas tras jornadas de enfrentamiento y con una derecha en ascenso en las encuestas.
La legislatura ha vivido unos días al precipicio. El caso Pegasus ha llevado al límite las relaciones de La Moncloa con sus socios, dentro y en el Parlamento. Pero, además, la izquierda ha sufrido en varios frentes crisis como el rocambolesco nacimiento legal del frente amplio en Andalucía. Y todo ello con luchas internas dentro de los propios partidos.
La izquierda se ha liado por todos lados durante estos últimos días, mientras que la derecha está en una luna de miel en las encuestas, con la llegada de Alberto Núñez Feijóo subiendo las expectativas del PP y pudiendo sumar, según varios sondeos, mayoría absoluta con la ultraderecha. Un panorama nacional también marcado por el sur, que va el próximo 19 de junio a las urnas, con un consolidado Juanma Moreno y un Vox con posibilidades de doblar sus escaños.
Tras estos embrollos, las izquierdas intentan recoser las relaciones. El primero es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que está totalmente en plena acción para recuperar el vínculo con Esquerra roto tras el caso Pegasus. Esta semana se cobraba la pieza de la directora del CNI, Paz Esteban, quien ha sido cesada tras conocerse los fallos que hubo en la seguridad de los móviles tanto del jefe del Ejecutivo como de los ministros de Defensa, Margarita Robles, y de Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Los socios del Gobierno y de investidura miraban más hacia arriba, a Robles, para asumir la responsabilidad por Pegasus. Pero, al final, por el cúmulo de circunstancias ha caído Esteban, a la que ha sustituido Esperanza Casteleiro, secretaria de Estado de Defensa. ¿Y ahora? Desde ERC empiezan a rebajar el tono, y se desliza que con esa destitución se daba un paso. El siguiente para intentar recobrar el puente es la desclasificación de los documentos que autorizan los espionajes, algo a lo que La Moncloa está abierto siempre que lo diga un juez. Está pendiente de fijarse la fecha de la reunión entre Sánchez y Pere Aragonès, otros de los gestos para despejar las dificultades del camino.
A pesar de que el Gobierno espera retomar a ERC para sacar adelante las próximas leyes, el Ejecutivo ha logrado aprobar sin los republicanos normas como el decreto anticrisis. Además, gracias a los votos del PP se han vencido las enmiendas a la totalidad de la ley de seguridad nacional. Fuentes de La Moncloa ponen de relieve que, a pesar de la imagen, el Ejecutivo ha logrado sacar durante esta legislatura 140 iniciativas: 59 leyes, 80 decretos leyes y un decreto legislativo. Lo que dicen tanto en público como en privado es la voluntad del presidente de aguantar hasta el final de la legislatura (diciembre de 2023) y que no es momento de convocar elecciones anticipadas, en unos momentos además en los que se prepara la estratégica cumbre de la OTAN en Madrid (se celebrará los días 29 y 30 de junio).
La coalición internamente también ha sufrido tensiones, especialmente por Pegasus. Podemos quería la cabeza de Robles, como manifestó Pablo Echenique en el Congreso. Fuentes ‘moradas’ indican que lo que querían era un movimiento para avanzar en la transparencia y regeneración democrática, además de para que sirva para rearmar ese bloque de investidura hasta el final del Gobierno.
En las últimas horas también se han vivido discrepancias en relación a la futura ley del aborto, que se aprobará el próximo martes en el Consejo de Ministros. Han chocado Irene Montero y Yolanda Díaz con Nadia Calviño, por la posibilidad de introducir bajas por menstruaciones dolorosas e incapacitantes. Desde Economía se ha advertido de que esto podría estigmatizar a las mujeres a la hora de buscar trabajo.
Y el lío más sonado en las izquierdas ha sido precisamente la creación de ese frente amplio para las elecciones andaluzas (ese laboratorio para Yolanda Díaz). El acuerdo político llegó apenas unos minutos antes de que se cerrara el registro y para espectáculo de todos se registró mal, dejando fuera en el documento a Podemos. Entre los actores se han intentado echar la culpa sobre lo sucedido. Al final la ‘número uno’ será la portavoz de IU en el Parlamento regional, Inmaculada Nieto, que intentó en un acto, con éxito, presentarse junto al resto de fuerzas. A la espera de la subsanación en las listas, se han encontrado con otro problema: la marca Por Andalucía ya estaba registrada. La derecha está intentando utilizar este embrollo para presentar a la izquierda como un caos. También están preocupados en el PSOE por esto, ya que sin la suma del bloque no hay ninguna opción de recuperar el Palacio de San Telmo.
Los diferentes actores implicados esperan que se proyecte finalmente esa imagen de unidad, teniendo en cuenta que no va tampoco en esas listas Teresa Rodríguez, que concurre con la marca Adelante Andalucía. En sus manos está una campaña limpia entre las fuerzas progresistas en un momento al alza del PP y de Vox, con el efecto que puede tener para el resto de España una derrota por goleada.
Esta experiencia de Andalucía también sirve de primer termómetro para el intento de Yolanda Díaz a nivel nacional, con un proceso de escucha que comenzará después del 19-J. Con la vista puesta ya en las municipales y autonómicas de mayo. Está por ver cómo será la relación con Podemos partido, con el que tiene altos y bajos constantes. Pero los dos saben que se necesitan en una complicada coyuntura. Desde el PSOE también se espera que cuaje y esté fuerte este flanco que llega a un público con el que no conectan los socialistas y que es necesario para hacer frente a las derechas.
Lo que saben todos los partidos y reconocen en privado es que los líos que se han visto estas semanas perjudican seriamente a la izquierda en un momento muy complicado de la legislatura en el que la guerra de Ucrania ha desbaratado todos los planes y la situación económica es tambaleante. Por eso, muchas voces piden aparcar estas tensiones y centrarse en los problemas que interesan a los ciudadanos, además de sacar rédito a normas como la reforma laboral (que ya ha conseguido que la mitad de los nuevos contratos sean indefinidos), el ingreso mínimo vital, las bonificaciones a los combustibles o la ampliación del bono social. Y todo ello con una inflación altísima (aunque ha bajado más de un punto en el último mes), que está afectando a la población más vulnerable, a la que debe proteger más un Gobierno progresista. En La Moncloa se confían en el efecto en las próximas semanas del tope del gas, un paso histórico y que entrará en vigor en días.
La izquierda se ha liado. Ahora intenta solucionarlo. El riesgo de un Gobierno PP-Vox ya no es una apelación al miedo, sino una realidad a la vuelta de la esquina.