Radiografía de la izquierda española
Así son los votantes del PSOE, Unidas Podemos y Más País; a pesar de la pandemia, las fuerzas progresistas suman más que las derechas.
España es hoy un país de izquierdas. Un Gobierno de coalición PSOE-UP está instalado en La Moncloa y, si hubiera elecciones, según el último barómetro del CIS la suma de las fuerzas progresistas sería superior a las tres derechas. A pesar de la pandemia, los socialistas siguen liderando la intención de voto en las encuestas y Pedro Sánchez vence a sus rivales en valoración. La sociedad sigue instalada en este espectro ideológico.
La aprobación de los presupuestos esta semana en el Congreso supone una autopista para que la coalición intente agotar la legislatura en 2023. Los dos socios dicen que esto va para largo, pero también a partir de ahora podrán marcar más sus perfiles e ir preparándose para atar a su electorado y tentar al del vecino. Pero fuera los titulares políticos, al corazón sociológico. ¿Cómo son realmente los votantes de la izquierda en España? ¿Qué prototipo apoya a los socialistas? ¿A quién engancha Pablo Iglesias? ¿Dónde puede rascar algo Íñigo Errejón?
Si los españoles tuvieran que ir a las urnas mañana, el PSOE sería de nuevo el claro vencedor, recoge el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas. Sánchez lograría el 30,4% de los votos -un mejor resultado que el 28,5% de las generales del 10-N-, mientras que Unidas Podemos lograría el 11,4% (por debajo del 12,97% de hace un año). También caería Más País, que pasaría del 2,3% de aquellos comicios a un 1,8% a finales de 2020.
Cada voto es una persona. Atendiendo a las variables sociodemográficas que recoge el CIS y analizando los tres principales partidos de izquierdas a nivel nacional, se pueden sacar los retratos robots de los electores. El ejemplo socialista sería el de una mujer de más de 65 años que vive en un municipio de entre 2.000 y 10.000 personas y que no tiene estudios. Podemos tiene a su votante tipo en un hombre de entre 18 y 24 años en un gran ciudad de más de un millón de habitantes y con estudios superiores. Más País: un hombre de entre 18 y 34 años con nivel de secundaria en una urbe de más de un millón de habitantes.
Esto nos deja una característica: el PSOE es el partido con más tirón entre las mujeres -el 20,3% de las españolas dice en respuesta espontánea que votaría a Sánchez hoy mientras que entre los hombres los confiesa un 19,3%-. En cambio, son más masculinos Unidas Podemos y Más País. Una balanza que en UP es de más de dos puntos de preferencia entre hombres que entre féminas (9,6 ante un 7,1%). Entre los de Errejón, un 0,9% de electores lo apoyan frente a un 0,6% de electoras españolas. Algo que pasa también en la derecha, donde el ‘viejo’ PP tiene más apoyos entre mujeres que entre hombres, como sucede con Cs y Vox.
La calle Ferraz también tiene muy estudiado el target de edad y sus principales porcentajes de intención de voto se concentran a partir de los 55 años. Asimismo logran algo muy valorado: ahora mismo sería la opción preferida de los españoles que votan por primera o segunda vez (los que tienen entre 18 y 24 años), ya que un 21,1% responde espontáneamente que metería la papeleta de Sánchez. El punto débil para el socialismo: los españoles de 25 a 34 años. Los de Pablo Iglesias, en cambio, son un electorado joven en su conjunto y van perdiendo porcentaje de apoyo conforme avanzan las franjas de edad. Son más fuertes entre los de 18 y 24 años (14,6%) y llegan a su peor nivel entre los mayores de 65 años (sólo un 3,5% de votantes en toda España de esa edad sostendría hoy a Iglesias). Lo mismo le pasa a Errejón.
Es esencial en los análisis que hacen los partidos para buscar el voto ver el reparto territorial, pues en España los diputados son provinciales y está todo condicionado por la Ley D’Hont. El PSOE alcanzaría hoy sus mayores porcentajes de votos en municipios de entre dos mil y diez mil habitantes y de entre 100.000 y 400.00 habitantes. En cambio, su captación de electores es inferior en las grandes ciudades de más de un millón de habitantes (donde arrancaría el 14,3%). Los de Iglesias, al revés: en las grandes urbes lograrían el porcentaje más alto -aunque no ganaría al PSOE ya que tendría un 11,3%- y su nivel más bajo de apoyo es en esas localidades de entre dos mil y diez mil habitantes. Los votantes de Más País también se encuentran en esas grandes metrópolis y apenas hay intención de voto en los pueblos pequeños.
“España es un país de centro izquierda y siempre ha tenido ese sesgo. Por eso, la competición clásica era que había una orientación hacia el centro izquierda, pero el PP dominaba todo el espacio de la derecha y conseguía ganar en la medida que el PSOE perdía votantes de centro, que es el poder nodal. Ahora, con la derecha fragmentada, se le complica mucho la historia, ya que está en el lado menos poblado y con un centro que ahora domina el socialismo”, describe Lluís Orriols, profesor y vicedecano de Ciencia Política en la Universidad Carlos III.
Analiza a continuación esas diferencias dentro de la izquierda: “Hay patrones del PSOE que se reproducen con respecto al viejo sistema de partidos. El hecho de que las mujeres voten más a los partidos mainstream o más moderados no es nuevo. Los partidos biológicamente más extremos o de corte populista suelen tener un sesgo masculino, no sólo en España”.
“Sobra la edad, la gente mayor tiene más reparo en cambiar de voto. Los vínculos y anclajes que tienen con esos partidos son más estrechos y están más reforzados después de años y años votándoles. Se generan lealtades que no tienen los jóvenes tan ancladas”, señala este doctor por la Universidad de Oxford.
A lo que añade Orriols: “Y es verdad que por clase social el partido de los trabajadores manuales y obreros sigue siendo el PSOE. Unidas Podemos tiene un sesgo de clases más altas. Eso lo veíamos ya con IU”. Uno de los elementos que hay que vigilar, señala, es el tema de la diferencia entre los pueblos y las ciudades a la hora de votar: “No sólo en el caso de España, estamos viendo en otros países esa fractura de urbe y campo que se está agudizando. Puede responder no tanto a las disputas económicas, sino a una cuestión más cultural. También relacionado con la globalización, de adaptación. Las ciudades como territorios ganadores en estos cambios que se están produciendo en las últimas décadas. Se ha visto en EEUU. Aquí está pasando con la dicotomía de partidos tradicionales y nuevas formaciones”.
Todo esto parte del análisis de los tres partidos de izquierdas con más votos a nivel nacional. Pero, además, en el espectro progresista tienen gran importancia las fuerzas independentistas, nacionalistas y regionalistas, que tienen su propia idiosincrasia de votantes. Por ejemplo, a tenor del CIS y buceando en los porcentajes de mayor intención de voto, metería principalmente la papeleta de Esquerra un hombre de 55 a 64 años. También son prototipo los hombres en los casos de la CUP (35-44 años), Bildu (18 y 24 años) y Compromís (18-24 años), pero todos ellos mucho más jóvenes.
Ese perfil mayor en Esquerra que en los otros partidos tiene un significado, explica el politólogo Toni Aira (director del máster de Comunicación Política del UPF-BSM). Se trata de la “operación Rufián” y de la elección de Oriol Junqueras para cargos institucionales. En el primer caso, apunta, se apostó por el actual portavoz en el Congreso para ampliar la base electoral: “para hacer entrar y crecer a ERC en el área metropolitana de Barcelona e ir a a por el votante clásico socialista y de la izquierda española que apoyaba a partidos estatales como el PSOE o IU”.
“Cuando no habla de independencia, su discurso se podría confundir con el de alguien de Unidas Podemos o del PSOE más progresista y batallador”, comenta Aira, para quien Esquerra luego impulsó a Junqueras además para ese voto catalán “del estilo del obrerismo católico”. Esto hace que Esquerra tenga una horquilla más alta entre gente mayor que partidos de corte parecido, pero ha hecho que ensanche su base electoral -con una pirámide poblacional creciendo por arriba-.
En las sedes de los partidos se fijan también mucho en las preocupaciones de sus votantes para diseñar sus mensajes y propuestas. Al contrario de lo que pasa en la derecha, en los votantes de los partidos de izquierdas preocupan más los problemas del Covid (primera cuestión citada) que la crisis económica (segunda). Pero luego existen diferencias: los electores socialistas y de UP señalan el paro como tercer problema de España, mientras que los de Más País están más preocupados por la sanidad y la situación política que por el desempleo. También, respecto a los partidos de la derecha, los votantes de izquierdas son más sensibles a la falta de acuerdos en el país o a la educación.
En España en el discurso tiene mucha importancia también esa ideología y pertenencia social. Una de las variables que se miran es la de percepción subjetiva de clase. En este sentido, hay más votantes de Unidas Podemos que se definen como clase obrera o trabajadora (21,5% frente a 20,3%) que entre los socialistas. En cambio, los de Sánchez arrasan entre los que se consideran clase baja o pobre (22,9% frente a 6,9% de UP). Los socialistas también son el voto preferido en la izquierda dentro de las clases media-baja y media-media, además de en las clases altas.
La mayoría de los votantes en España se sitúa políticamente en el centro (en un cinco en una escala del uno al diez), con un 28,8% de la población. Por lo tanto, es el pastel más apetecible para un partido que quiera ganar las elecciones. Ahí los votantes tienen claro que Sánchez gana a Iglesias, pues lo sitúan en ese punto un 16,1% mientras que a Iglesias sólo el 5,1%.
Pero el CIS también refleja una realidad de España: hay muchos más españoles que se sitúan desde el centro izquierda a la extrema izquierda (36,6% de la población) que del centro derecha a la extrema derecha (23,5%). De hecho, en el país hay más gente que se autoproclama de extrema izquierda (8,8%) que de extrema derecha (2,7%).
Y una de las cosas principales que se dan entre los votantes de la izquierda es que eligen a Pedro Sánchez como su preferido para ser presidente hoy. Hasta en Unidas Podemos. A la pregunta de a quién quiere ver hoy en La Moncloa, los que dicen que votaron a UP escogen a Sánchez (35,3%) frente a Iglesias (19,1%). Sólo rompen esta tendencia en Más País (donde optarían por Errejón) y en la CUP (por Iglesias). ¿Y en Eh Bildu? Sus electores, por una décima, quieren más a Sánchez que al ‘morado’.
Por todo ello, la politóloga Ana Salazar destaca: “El voto de izquierdas no es homogéneo. Hay grandes diferencias. Sólo hay que fijarse en el perfil del votante. ¿Qué tiene que ver una mujer mayor en un pueblo con un universitario en una gran ciudad?”
En este universo de electores, pone acento en la importancia del mapa municipal: “El PSOE, como el PP en la derecha, ha hecho un gran esfuerzo por tener implantación territorial. En cada municipio hay una agrupación. A los partidos nuevos no les ha dado tiempo a hacerlo, y no sé si pueden apostar por esa estructura porque es muy cara, también en recursos humanos y tiempo. Pero eso significa tener referentes en las localidades de igual a igual, personas con las que te encuentras por la calle y te tomas una cerveza. Van a hablar bien de tu marca y vas a tener un local con tu cartel. Como estrategia de marketing es muy potente”. Y subraya en este análisis de los votantes de izquierdas, a día de hoy, que es lógico que las mujeres apuesten más por el PSOE, ya que sus principales preocupaciones históricamente han sido la educación y la sanidad, dos temas de los que han hecho bandera los socialistas.
La izquierda, las izquierdas de España…