El poder Redondo
El jefe de gabinete de Sánchez, el vicepresidente en las sombras de La Moncloa
La política es una gran partida de ajedrez. Y la política y el ajedrez obsesionan a Iván Redondo. Desde esta semana, el gran vicepresidente en la sombra de La Moncloa. En una jugada maestra ha conseguido asumir más y más competencias en el primer Gobierno de coalición en España desde la II República.
Si hay alguien que se mueve bien entre las bambalinas, ese es Redondo (San Sebastián, 1981). El todopoderoso jefe de gabinete de Pedro Sánchez, el hombre que susurra al oído al presidente, el que guarda sus secretos y elabora constantemente estrategias. La reencarnación en persona de las esencias de El ala oeste de la Casa Blanca y Juego de tronos, dos series a las que es adicto.
Después de meses de parálisis y bloqueo institucional, una de las primeras decisiones que tomó Sánchez en el primer Consejo de Ministros fue ratificarlo en el puesto y darle más poder, a pesar de que algunos en su partido ansiaban su caída y le achacaban directamente la errónea planificación de unas segundas elecciones que llevaron a los socialistas a perder tres diputados y casi 800.000 votantes.
Pero nada de eso, ilusos aquellos. Hoy Redondo lo es todo en La Moncloa: primer secretario de Estado, secretario del Consejo de Seguridad Nacional, dueño y señor de todos los departamentos de asistencia al presidente (asuntos nacionales, institucionales, internacionales, comunicación con los ciudadanos, secretaría general de Presidencia, Dirección General de Asuntos Económicos, el Departamento de Seguridad Nacional y las diferentes unidades de análisis).
Pero hay que utilizar más párrafos para sus nuevas atribuciones. Estará al frente de un nuevo organismo: la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo, a imagen y semejanza de lo que ocurre en otros países como EEUU, Francia, Canadá y Reino Unido. El objetivo es pensar “estructuralmente” en la España de los próximos 30 años.
Su gran poder se corona también especialmente al pasar a depender de él directamente la Secretaría de Estado de Comunicación en un momento en el que el relato será esencial con el nacimiento de este primer Gobierno de coalición y con unos ministros de UP, especialmente Pablo Iglesias e Irene Montero, que llevan este tema en las venas. Lo que diga el nuevo Ejecutivo pasará siempre por sus manos, así como la vital relación con los medios de comunicación.
De la órbita del PP a Sánchez
Nombrar a Redondo es escuchar todo tipo de historias, desde aquellas que engrandecen su leyenda sobre gran estratega hasta aquellas que lo tachan de maquiavélico. Muchos guardan silencio, lo que quiere decir mucho también. Y siempre con el halo de haber sido el gran impulsor de la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy del poder y llevó a Pedro Sánchez directamente a La Moncloa. Él siempre busca un perfil discreto y en segundo plano, pero todos en la Villa y Corte saben lo que manda. Esta semana se le ha visto en primera fila escuchando las ruedas de prensa tras los dos primeros Consejos de Ministros. Esa imagen lo dice todo.
Redondo, un hombre que siempre despertó recelos en Ferraz desde que se cruzara en la vida de Pedro Sánchez durante las cainitas primarias que enfrentaron al madrileño contra Susana Díaz. Un gurú, como lo llaman muchos, que llegó a la órbita del PSOE después de años asesorando a políticos del Partido Popular. Él estaba detrás de la estrategia de Xavier García Albiol cuando llegó a la Alcaldía de Badalona o de la histórica entronización de José Antonio Monago tras décadas de gobiernos socialistas en Extremadura. Pero luego la calle Génova le cerraría la puerta y él se sumergiría un tiempo en su despacho de asesoramiento y algunas colaboraciones con medios.
Pero el tándem Sánchez-Redondo se creó en aquella dura etapa del PSOE. Luego ficharía ya oficialmente por el PSOE en calidad de asesor. En aquellos años ocupaba el puesto de jefe de gabinete Juanma Serrano, que tras la moción de censura dejaría de serlo y pasaría a ser presidente de Correos. Mucho se ha hablado de aquella moción y de la supuesta rivalidad por el poder que creció entre Redondo y la hoy vicepresidenta primera, Carmen Calvo.
Y en estos meses de incertidumbre fue el ‘malo’ de la película para Unidas Podemos, que lo acusó de torpedear el pacto en verano por el sueño de lograr más escaños. Redondo y Pablo Iglesias se conocen desde hace años, y el actual vicepresidente le llegó incluso a entrevistar en su programa. Pasaron la mala racha del calor, pero luego se fundirían también en un abrazo tras el espídico pacto firmado 36 horas después del 10 de noviembre.
Él lo planea todo, le encanta la estrategia. Y siempre con esa obsesión suya por las campañas electorales norteamericanas, que ha estudiado en profundidad y que le entusiasman. “Tiene una cabeza privilegiada”, dice una fuente que lo trata habitualmente. Los que lo suelen frecuentar hablan siempre de sus buenos modales y de ser muy práctico y efectivo.
También señalan otros que se ha ido creando una leyenda sobre su poder. Pero hay observaciones: “Quien conoce a Pedro sabe que él mismo siempre toma las decisiones. Quien dice que solo hace lo que dice Redondo es que no conoce al presidente”, añade otra persona muy cercana al también secretario general del PSOE.
Y otra fuente que trabajó con Redondo en el PP hace esta otra reflexión sobre el gran asesor: “Tiene el don de hacerse imprescindible, pero es muy manipulador”.
El universo monclovita está en plena ebullición tras la formación del nuevo Gobierno. Y el equipo del presidente está también cambiando rápidamente durante estos días. Redondo gana poder, y a la vez abandona este círculo el ‘sherpa’ José Manuel Albares -que será embajador de España en Francia-. En su tuit de despedida quiso dejar claro que no tenía nada que ver con el jefe de gabinete: “Gracias Iván Redondo por tanto”.
Más cambios en el círculo de asesores: ha caído Daniel Fuentes, número dos de la Dirección General de Asuntos Económicos de la Presidencia del Gobierno. Esto ha provocado extrañeza en círculos del PSOE, pues había sido uno de los representantes del partido en los debates económicos durante las campañas electorales. Uno de los motivos que se aducen en círculos socialistas es su mala relación con Manuel de la Rocha, que seguirá el frente de este departamento y bajo la batuta de Iván Redondo.
Las relaciones entre Redondo y miembros del partido siempre han estado en la picota. Él no tiene carné y muchos lo querían ver caer tras el bajón del 10-N. Pero al final salvó los muebles también con la negociación con UP, en la que trabajó junto a la ‘número dos’ del partido, Adriana Lastra. Y en el diseño del Gobierno y en la puesta en escena también ha estado mucho en contacto últimamente con el ‘morado’ Juanma del Olmo.
En este proceloso mundo monclovita, Redondo trabaja codo con codo con el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, el hombre que sabe todo sobre estructuras administrativas y que diseñó la exhumación de Franco. Además, fue el encargado en privado de organizar la arquitectura organizativa del Gobierno de coalición junto a la hoy secretaria de Estado Ione Belarra (Unidas Podemos).
Nuevo Gobierno… pero en la Villa y Corte solo se habla del poder de Redondo.