Italia no es España
Hace unos días participé en el programa Community de la RAI (Televisión pública italiana), es un programa que está dedicado a los italianos que viven en el extranjero. En esta ocasión fue sobre los italianos que viven en Barcelona.
La comunidad extranjera más numerosa en Barcelona es la italiana. Es común encontrarse en cualquier lugar de Roma ó de sus alrededores, a italianos que expresan abiertamente su gran deseo de irse a vivir a España y de preferencia a Barcelona.
Italia es un país en donde se vive bien. Hay diferentes aspectos que hacen que la vida sea agradable y algo parecida a vivir en España. Si hablamos de sol y de clima, al menos en Roma, se puede decir que es una ciudad que su luz ayuda muchísimo a llevar muy bien el día a día, y que la temperatura, aunque haya mas humedad, por lo general es agradable. La cercanía del mar ayuda mucho para combinar la vida laboral con los días de descanso.
Otro aspecto muy positivo es el gastronómico. En Italia, aunque su comida principal sea a base de pasta y verduras, se puede comer bien y sano, posiblemente con menos variedad que en otros países pero en sus platos tradicionales son excepcionales. Está claro que si vemos a Italia desde la parte histórica y cultural, es sin duda el país en donde este apartado es interminable, lo que lo hace también muy atractivo al elegirlo como país de residencia. Pero claro, estos no son todos los detalles que definen cómo se vive en un país, hay otros aspectos que hay que tomar en consideración.
Los primeros años en Madrid, cuando llegué de la ciudad de México y no conocía a nadie, las primeras personas con las que me relacioné fueron mis compañeros de trabajo. Recuerdo como si fuera ayer que la misma semana que empecé a trabajar, me invitaron a ir con ellos a tomar un café y un pincho al bar de al lado. A partir de ese momento no me soltaron y me fueron presentando a otros amigos con los que quedaban a almorzar y así fui haciendo amigos que hasta la fecha conservo. Más adelante, conocí de la forma mas casual, a alguien que al poco tiempo de haberlo visto por primera vez, me invitó a su boda, me presentó a su familia y a sus más intimas amistades. Seguimos siendo los mejores amigos. Y así podría poner varios ejemplos. En los años que llevo viviendo en Roma, ninguna de estas situaciones he tenido la ocasión de vivir.
Los italianos viven y se relacionan de otra manera. Es curioso que aparentemente, el carácter del italiano es mas abierto que el del español y la realidad es que es todo lo contrario.
Posiblemente sus costumbres hacen que su comportamiento sea diferente. Quedar a tomar un café con un español es desde quedar en un punto concreto, ir andando al bar en donde ya se inicia la conversación, pedir el café y el pincho o tomárselo a secas, pero se sigue charlando, puede ser sobre temas de trabajo, de la familia, del fútbol, del tiempo o de las vacaciones, da igual, pero se charla, se habla, se intercambian historias que lejos de terminar en 5 minutos es todo lo contrario, se pueden alargar horas enteras aún tratándose de temas superficiales.
El italiano cuando va a tomar café a un bar con algún compañero de trabajo, camina hacia el bar comentando posiblemente el clima o el partido de fútbol de la noche anterior o inclusive caminan en silencio, se acercan a la barra, piden un café expresso, capuccino ó machiato, se lo toman de un sorbo, pagan y se marchan. Para ellos no es una ocasión para iniciar una conversación, simplemente es el hecho de tomar de golpe un café que les ayudará a seguir la jornada y basta. Vuelven a sus trabajos sin hacer de un tema toda una conversación.
A la hora del almuerzo pasa un poco lo mismo. La mayoría de los italianos, al menos en mi zona en el centro de Roma, que está rodeada de oficinas, salen a almorzar a la una del medio día, van a alguna pizzería, comen a veces de pie, beben una botella de agua y vuelven a sus trabajos. Algunos comen en los sitios de moda los Street Food, en donde la especialidad es tomar una sopa de verduras en vaso desechable, una ensalada en un cuenco de plástico y una botellita de agua, se sientan en banquetas altas, después del almuerzo van al bar de al lado a tomar otro café expresso y vuelven caminando lentamente de regreso a sus trabajos.
El momento "estrella" de los italianos, es el momento del aperitivo, lo toman cuando salen de trabajar, desde las seis de la tarde hasta las ocho. Es cuando se les ve más relajados, incluso lo toman sentados y acompañados de cerveza o alguna copa de vino. El aperitivo lo sirven en los bares y consta de trocitos de pizza recién hecha, alguna ensalada de cuscus y en algunos sitios ponen queso.
Una de las preguntas que me hizo el presentador del programa de la RAI fue que qué era lo que mas echaba en falta de España. No tuve ni una sola duda, la respuesta fue literal: "Llevo años viviendo en Roma y tomar un café con un romano o romana no es cosa fácil".
Los italianos aceptan con un poco de recelo que no son abiertos y que no se relacionancomo como lo hacen los españoles, algunos cuantos, comentan que ellos se "venden" muy bien fuera de Italia creando una imagen diferente a la realidad de los italianos que permancecen en su pais.
Y es así mi percepción, lejos de aprovechar cada momento que se puede para disfrutar de la vida como hacemos en casi todos los puntos de la geografia española, en Italia la vida es diferente.