Italia dice adiós a la extrema derecha

Italia dice adiós a la extrema derecha

El país, que eligió a un gobierno populista, euroescéptico y antiinmigrantes hace menos de tres años, vuelve al centro.

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Hicieron falta 88 días de negociaciones y unas de las elecciones más disputadas de la historia del país, pero el 31 de mayo de 2018, Italia presentó un gobierno radical de extrema derecha que dejó en shock a medio mundo y se embarcó hacia la colisión con el resto de Europa.

Amenazando con deportar a más de 500.000 migrantes, abandonar el euro y acercar Italia a Rusia, el gobierno populista era el peor escenario posible para la Unión Europea, llevando a algunos a temer el fin del entonces bloque de los 28 estados.

“Puertas abiertas para las buenas personas y un billete de ida para los que vienen a Italia a crear conmoción y piensan que se cuidará de ellos. Mandarlos a casa será una de nuestras prioridades”, sentenció el vicepresidente y ministro del interior Matteo Salvini horas después de tomar posesión del cargo.

Si sus intenciones no estaban del todo claras, Salvini, que previamente había acusado a los migrantes de llevar crimen y enfermedades a Italia, también tuiteó un vídeo que mostraba a un inmigrante desplumando a una paloma. ”¡¡¡Volved a casa!!!”, escribió.

  Matteo Salvini en un mitin en Catania, Sicilia, en junio de 2018, días después de asumir el cargo.

Casi tres años después de que la coalición de la Liga de Salvini y el Movimiento 5 Estrellas tomara el poder, Europa está batallando otra crisis e Italia está formando otro gobierno, el 68º desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Antes, Salvini había roto la coalición con su socio de gobierno buscando un adelanto electoral tras una serie de encuestas favorables. No salió bien y el Partido Democrático ocupó el hueco de la Liga.

En esta nueva crisis de gobierno, tanto el estado de ánimo de los italianos como la postura de Salvini han cambiado radicalmente.

“En cuanto a la inmigración, propondremos la adopción de la legislación europea. Es bueno para Italia que se trate de la misma forma que en Francia o en Alemania, con las mismas reglas”, declaró Salvini esta semana. Un discurso muy alejado de sus llamadas furiosas a favor de “los puertos cerrados y cero aterrizajes”.

Pero lo más sorprendente es el apoyo de Salvini a Mario Draghi, encargado de formar un nuevo gobierno y de gastar los 200 mil millones de euros de fondos europeos para paliar la crisis económica derivada de la pandemia.

Salvini no solo hizo campaña para que Italia abandonara la moneda única, esa que Draghi salvó cuando fue presidente del Banco Central Europeo, la Liga acusó al economista de ser “cómplice” de la “masacre” económica de Italia.

  Manifestación antiracista en junio de 2018 en Roma.

“La Liga quiere unirse a Draghi para intentar limpiar su nombre en Europa, para librarse de su reputación de partido euroescéptico”, dice una fuente del partido a Reuters.

El siguiente paso para la formación del gobierno es que Draghi presente su lista de ministros ante el Presidente de la República, Sergio Mattarella, y desvele su programa político en el parlamento.

La impensable coalición entre la extrema derecha de la Liga y el antisistema Movimiento Cinco Estrellas, que elevó a Salvini de consejero regional a figura relevante a nivel internacional, se estaba gestando desde hacía años.

El enfado hacia las medidas de austeridad promovidas por la UE después de la crisis financiera de 2008 y los miedos hacia la inmigración llevaron a los italianos a rechazar el entonces poderoso establishment del país. Prometiendo a los más pobres un ingreso mínimo garantizado, una reforma de las pensiones y la deportación de los barcos de migrantres, la coalición Liga-Cinco Estrellas llenó el vacío.

Bautizado como “el hombre más temido de Europa”, Salvini se convirtió rápidamente en uno de los políticos más poderosos y divisivos del mundo, cortejando a otros populistas como Donald Trump y Jair Bolsonaro.

Más cerca de casa, Europa estaba atrapada en una ola de populismo a medida que, en 2018, la celebración de distintas elecciones por todo el continente confirmaba la popularidad de los líderes de extrema derecha que, después de décadas en la periferia, estaban formando gobiernos en solitario o en coalición.

Después de transformar un partido regional como la Liga en el grupo más popular de Italia, consiguiendo el 34% de los votos en las elecciones europeas de 2019, Salvini dejó el gobierno buscando un adelanto electoral que lo convirtiera en primer ministro.

Salvini pidió “plenos poderes” y se paseó a torso descubierto por las playas del país bailando el himno de Italia. Calculó mal y el Partido Democrático, de centroizquierda, reemplazó a la Liga en el gobierno, trasladando a Salvini a la oposición, donde su popularidad comenzó a hundirse en favor de otra líder de extrema derecha, Giorgia Meloni. La candidata de Fratelli D’Italia y aliada de Vox será la única que, en principio, haga oposición a Mario Draghi.

En un irónico giro de los acontecimientos, la resurrección política de Salvini en 2021 no solo ha cambiado el panorama político en Italia, también ha dividido a los partidos euroescépticos y populistas del continente, incluyendo algunos como el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia o Alternativa para Alemania.

“La conversión de Salvini es un punto de inflexión para Italia y Europa”, explica el redactor jefe de la edición italiana del HuffPost, Gianni Del Vecchio. “Esto completa el trabajo de normalización de los partidos populistas: el Movimiento Cinco Estrellas ya se convirtió en proeuropeo en 2019. Ahora es el turno de la Liga”.

Los aliados de extrema derecha de la Liga en el Parlamento Europeo están furiosos con el apoyo de Salvini a un gobierno dirigido por Draghi, que está previsto que se ponga a trabajar de manera inmediata en un plan de recuperación utilizando los millones de los fondos europeos.

  Matteo Salvini después de reunirse con Draghi, el 9 de febrero. 

“Es una broma, pero de mal gusto y de la que los alemanes no podrán reírse”, sentenció Joerg Meuthen, uno de los líderes de Afd.

Como respuesta, algunos políticos de la Liga han reavivado los rumores de que Salvini puede abandonar pronto el grupo de extrema derecha del Parlamento Europeo y unirse al de los partidos de centroderecha.

Los miembros del partido dicen que es un movimiento calculado que pretende mejorar la imagen de Salvini y, como consecuencia, incrementar las posibilidades de que un día se convierta en primer ministro. También sirve para dar un empujón a la imagen del grupo, que había bajado en las encuestas.

“Queremos ser como el Partido Republicano en Estados Unidos. Un partido inclusivo que reconcilie todas las posiciones de los italianos de centroderecha sin excluir a nadie”, explicó Giulio Centemero, diputado de la Liga, a Reuters.

El partido ha visto una subida inmediata en las encuestas gracias a su decisión de apoyar el nuevo gobierno Draghi, aumentando su porcentaje en un 0.7 desde la semana pasada, alcanzando así el 24%, el mayor incremento entre los partidos según los encuestadores de SWG.

“El giro de Salvini muestra que la Liga es un partido totalmente maduro y deja claro que es un partido de gobierno digno de confianza”, declaró Gianluca Cantalamessa, uno de los miembros de la Liga que forma parte de una nueva ola de parlamentarios del sur de Italia.

Puede que el Salvini 2.0 no muestre la misma naturaleza agitadora, pero su instinto político no es menos afilado, y su transformación de estrella del populismo a animador proeuropeo llega en uno de los momentos más críticos de la historia contemporánea de Europa.

Están en juego 200 mil millones de la UE, parte de un fondo de rescate de 750 mil millones de euros diseñado para revitalizar la golpeada economía italiana, que apenas ha crecido en dos décadas.

  Mario Draghi, ante los medios después de aceptar el encargo de formar gobierno.Getty Images

Los gobernadores regionales del partido de Salvini instaron a su líder a apoyar a Draghi para garantizarse una parte del botín, confiados de que el economista dibuje planes para gastar los fondos de la UE que sean favorables a las empresas. Según fuentes internas del partido, hubo “muy poca oposición” al cambio de política.

“La pandemia ha mostrado que las políticas polarizadoras no son aceptadas por los ciudadanos ante el sufrimiento. Los votantes quieren soluciones a sus problemas”, explicó Nicola Pasini, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Milán.

Mientras que la pandemia ha causado el último terremoto político en Italia, Gianni Del Vecchio dice que los temblores podrían sentirse en toda Europa. “Ahora mismo el populismo es una minoría en Italia”, sentenció el periodista. “En Europa, podría pasar lo mismo. El grupo populista de la UE se dividió en tres en la última votación en el parlamento sobre el plan de recuperación. El caso italiano podría ser la primer señal de crisis entre los nacionalistas europeos”.

Pero en un país en el que todos los gobiernos que han salido desde la Segunda Guerra Mundial tienen una esperanza de vida de algo más de un año, Roberto D’Alimonte, profesor de política en la Universidad Luiss de Roma, tiene claro que Salvini no dudará en cambiar de táctica si el experimento Draghi sale mal.

“Es una elección estratégica que solo se consolidará si las cosas salen bien. Si salen mal, se acabó todo. Volverá al campo nacionalista”, sentenció el profesor.  

HuffPost Italia y Reuters han colaborado en este reportaje.

Este artículo se publicó originalmente en la edición estadounidense del HuffPost y ha sido traducido y adaptado del inglés por Uxía Prieto.