Israel ultima una operación terrestre sobre Gaza
Al menos 83 palestinos y siete israelíes han muerto por la escalada de la violencia entre el Ejército israelí y las milicias palestinas de la franja.
Tras cuatro días de la llamada Operación Guardián de los Muros sobre Gaza, Israel se prepara para ir un paso más allá de los bombardeos, un paso de gigante, de hecho: la ofensiva terrestre en la Franja para frenar el lanzamiento de cohetes por parte de las milicias armadas palestinas.
Los militares israelíes está llevando a cabo diversos preparativos para ampliar su asedio al territorio -cercado desde 2007-, que incluyen planes para una posible operación terrestre en la Franja de Gaza, ha comentado el portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés), el general de brigada Hidai Zilberman.
Según el general, de momento los planes están siendo elaborados por los militares y luego serán presentados a las autoridades políticas del país para su aprobación, informa el diario local The Jerusalem Post.
“Esta noche hemos comenzado a destruir objetivos gubernamentales en la Franja de Gaza, como bancos centrales y edificios de seguridad interna. Hamás está empezando a descubrir grietas y hay presión en la organización, incluso entre la población de Gaza, que está perdiendo la paciencia”, ha declarado Zilberman durante una conferencia de prensa.
El portavoz ha indicado, además, que todas las opciones permanecen sobre la mesa y se han desplegado tropas adicionales a la frontera antes el posible inicio de una operación terrestre. A las 21.00 horas (una hora más en la España peninsular), tiene una cita el Gabinete de Seguridad, el órgano del Gobierno que toma las decisiones clave en caso de guerra, y se espera entonces que se opte por la vía terrestre.
El jefe del Ejército, el general Avi Kochavi, ha ordenado hasta el momento el despliegue de tres brigadas en la frontera, mientas el Estado Mayor de la División Sur ultima los planes de contingencia. También se ha movilizado a cerca de 5.000 reservistas, ante la posibilidad de esa incursión terrestre.
Alrededor de 1.500 proyectiles han sido disparados desde Gaza contra ciudades israelíes desde que se intensificaron las hostilidades entre el movimiento Hamás y la Yihad Islámica e Israel a comienzos de esta semana, según datos de las IDF.
Los militares israelíes aseguran que unos 350 de estos cohetes cayeron en la propia Franja de Gaza sin alcanzar territorio israelí y que el sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro interceptó a cientos de ellos, hasta el 90%. Los responsables de Hamás parecen estar dispuestos a un alto el fuego en nombre de las milicias islámicas de Gaza, según informa Al Jazeera, pero Israel mantiene su rechazo a una tregua.
No obstante, medios como EFE y AP han informado de que una delegación de seguridad egipcia acudió ya este miércoles a la Franja de Gaza, en una visita breve, en la que se reunieron con las facciones palestinas con el objetivo de llegar a un alto el fuego. Históricamente, Egipto ha sido un buen mediador entre las dos partes. El país se quedó con Gaza tras la guerra de 1948 y la perdió en 1967, pero acabó firmando la paz con Israel en 1978.
Los riesgos
La operación terrestre es una respuesta poco habitual, lo normal es que Israel y las milicias aguanten días y hasta semanas con el fuego cruzado, se acabe mediando y se frene la ofensiva. Incontables son los precedentes, más aún los muertos y heridos que deja cada nuevo pico, sobre todo por los bombardeos de Gaza.
Israel ya optó por esta vía en la operación Margen Protector, en 2014, la más grave en los últimos años, la mayor hasta la que ahora nos ocupa. Entonces, la explicación era que debían entrar para impedir que los milicianos palestinos entrasen a suelo israelí a través de túneles subterráneos. Ahora esos túneles son prácticamente inexistentes, no existe ese riesgo, y además la ofensiva apenas lleva cuatro días, como para recurrir a una estrategia tan contundente.
Los riesgos, por tanto, se multiplican, para los propios soldados, que pese a formar uno de los mejores ejércitos del planeta y tener medios no conocen bien el terreno y pueden verse envueltos en ofensivas de las milicias -ya ocurrió hace siete años-, con misiles antitanques relativamente avanzados, que se cobraron no pocas vidas de militares. También existe el riesgo de que se puedan capturar soldados para luego tener con qué negociar.
Y, obviamente, el mayor riesgo es para los civiles palestinos, cuando entra armamento pesado en la ecuación y se producen cruces de disparos en el terreno son siempre los más afectados.
El origen de la crisis
La escalada de tensión entre israelíes y palestinos ha alcanzado su punto álgido tras semanas de creciente hostilidad. Desde este lunes, al menos 83 personas han muerto en Gaza y siete en Israel.
La indignación de los palestinos ante las barreras de seguridad colocadas en Jerusalén Este durante el Ramadán y el desalojo de un vecindario árabe ha sido un detonante de la ola de violencia. El pasado lunes, cientos de personas resultaron heridas en el asalto a la mezquita de Al Aqsa por fuerzas israelíes en medio de las protestas contra el desalojo de familias palestinas del barrio de Sheij Jarrah, en Jerusalén Este.
El mismo lunes, Hamás atacó a Israel con cohetes desde Gaza señalando que era una respuesta a los “crímenes y agresiones” israelíes después de que expirara un ultimátum del movimiento para que Israel retirara sus fuerzas de esos dos puntos conflictivos de la ciudad.
Las Fuerzas de Defensa de Israel respondieron con ataques aéreos contra la Franja de Gaza que se han prolongado en los siguientes días y han provocado el derribo de tres edificios de gran altura.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió este martes en un discurso a la nación que los movimientos de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina “pagarán un alto precio por su beligerancia” tras los ataques con cohetes lanzados desde Gaza contra el centro y sur de Israel. “Estamos en el apogeo de una campaña muy grave”, aseveró Netanyahu en declaraciones televisadas junto a su ministro de Defensa, Benny Gantz.