Israel irá a las urnas de nuevo el 2 de marzo
El país encalla en el bloqueo político y la duda sobre futuro de Netanyahu, el actual primer ministro
Israel votará de nuevo el 2 de marzo para intentar salir de un bloqueo político sin precedentes, con tres comicios generales en menos de un año. Hasta entonces, Benjamín Netanyahu tendrá que superar unas primarias para mantenerse como cabeza de lista del Likud y, si gana, no está claro que estando acusado por corrupción pueda recibir el mandato de formar Gobierno.
Por primera vez en el país, los tres intentos que permite la ley para crear Ejecutivo fracasaron tras la repetición electoral de septiembre y los comicios de abril. En esta ocasión, primero fue Netanyahu, después su rival Benny Gantz y por último el Parlamento, que en la madrugada de este jueves aprobó su disolución.
Pero es la inédita situación legal de Netanyahu, acusado el pasado mes por el fiscal general del Estado de cohecho, fraude y abuso de confianza, la que ha profundizado el impás político.
Netanyahu se amarra al cargo
A diferencia de sus predecesores, que renunciaron antes de ser procesados, Netanyahu ha optado por permanecer en el cargo, que no está obligado a dejar hasta que no haya una sentencia firme.
El primer ministro Ehud Olmert (2006-2009) renunció ante sombras legales por corrupción, tras lo que finalmente fue condenado. También Isaac Rabin, asesinado en 1995, abandonó la posición durante su primer mandato (1974-1977) por un escándalo con una cuenta bancaria que su mujer abrió en EEUU. cuando él era embajador israelí en Washington.
A lo que sí debe renunciar Netanyahu es a sus carteras ministeriales (Bienestar, Asuntos de la Diáspora, Agricultura y Salud), que dejará antes de principio de año, según informó este jueves al Tribunal Supremo.
Al retener el cargo como primer ministro, Netanyahu tiene la opción de solicitar la inmunidad hasta el 1 de enero, aunque el Parlamento esté disuelto. La decisión final la tomará un comité que no se espera que pueda formado hasta después de las elecciones, adelantó a Efe el experto legar Amir Fuchs.
El respaldo del Likud
El conocido como “rey Bibi” tendrá que validar su liderazgo en las primarias de su partido Likud el próximo 26 de diciembre. Guideón Saar, hombre fuerte del partido que presionó para esta convocatoria, está dispuesto a hacerle frente: “Hay una necesidad nacional de un cambio que ponga fin a la crisis política en curso” para formar “un gobierno fuerte y unir al pueblo de Israel”, declaró.
La acusación de Netanyahu y su insistencia por liderar el Ejecutivo de unidad en el primer término imposibilitó el acuerdo con Azul y Blanco (Kahol Lavan) de Gantz. La alianza entre las dos formaciones más votadas era la alternativa viable para formar un Gobierno ya que ninguno de los dos bloques tiene mayoría en el Parlamento.
Determinante fue también la postura del ultraderechista laico Avigdor Lieberman, que podría haber facilitado un gobierno de coalición pero rechazó hacerlo con Netanyahu, al insistir este en incluir a los partidos ultraortodoxos, y también con Gantz, al necesitar el apoyo externo de la Lista Unida, de mayoría árabe.
La era Netanyahu, en juego
Si finalmente pasa el examen de su partido -que hasta ahora ha cerrado filas en torno a su figura-, la siguiente prueba será ante los ciudadanos el 2 de marzo y Bibi asegura que concurrirá con el objetivo de “ganar a lo grande”. Pero los últimos sondeos arrojan resultados similares a los comicios de abril y septiembre, con una mayor ventaja de diputados para Azul y Blanco.
Aunque se cumplan sus mejores predicciones, la duda legal a resolver es si un acusado puede recibir el mandato presidencial para formar Gobierno, lo que tendrá que desvelar el fiscal general del Estado quien, en su momento, “probablemente tomará una decisión, aunque no está obligado a ello”, adelantó Fuchs.
“Estoy casi seguro de que una tercera elección va a erosionar el bajo nivel de confianza que la población tiene en el estamento político y el sistema, en la democracia de estilo israelí”, valoró este jueves en el digital Mako Amnon Abramovitch, ante las proclamas de campaña que los líderes políticos iniciaron hace ya unos días.