Ismael Serrano: "En la cultura hay gente de izquierdas, de derechas y muchos que son de derechas y no lo saben"
El cantautor presenta junto a Marwán el tema 'La Delicadeza'.
Al hablar de canción social o canción protesta, los primeros nombres que se vienen a la cabeza son Víctor Manuel, Luis Eduardo Aute, Lluis Lach, Silvio Rodríguez o Paco Ibáñez. Todos populares especialmente en los años 70 y 80 y todos hombres. Sin embargo, este reivindicativo género tiene una generación de cantautores que lleva ya años cosechando éxitos desde ese Papá, cuéntame otra vez de Ismael Serrano en 1998 que se coló en muchas casas de España.
Él y Marwán, dos de los principales exponentes del género actualmente, se han unido para el tema La Delicadeza, una versión de la canción original del cantautor de ascendencia palestina. Para ellos, el panorama del género dista mucho de esa testosterona que rezumaban las primeras reivindicaciones musicales —con contadas excepciones como Cecilia o Violeta Parra— y tanto Serrano como Marwán ven un futuro en femenino.
“Son mujeres sororas, que se apoyan, que hay un vínculo muy fuerte entre ellas y creo que son las que van a escribir la canción de autor. Y mira que en nuestro género hay una testosterona importante porque no somos ajenos al mundo”, enfatiza Serrano, quien tiene el 10 y el 11 de junio dos citas en el Teatro Circo Price por sus 25 años de carrera.
Bromean con ser los Andy y Lucas de la izquierda, pero estos cantautores de barrio, comprometidos, buscan reactivar a una sociedad, que califican como “anestesiada por sobreinformación” para que tome conciencia de las injusticias y los problemas sociales del día a día y de los que aseguran que no se ocupa la clase política.
Habéis versionado un tema de Marwán, La Delicadeza, después de muchos años sin colaborar juntos ¿por qué decidisteis hacerlo?
Marwán: Bueno, lo primero es que Ismael y yo somos muy amigos. Y bueno, gran parte de la culpa de que yo me dedique a esto la tenía Ismael, porque es una de mis principales influencias, sino la principal y la que más. Bueno, es un proyecto para este disco de duetos y pensé que me apetecía que nosotros que no grabábamos desde 2007 o 2008, volviéramos a hacerlo. Pensé en varias canciones y, al l final acabó siendo esta, porque creo que por temática, por estilo musical, por la manera en la que yo canto la canción, pensé que a Ismael le iba a quedar muy bien.
Ismael Serrano: Sí, es un tema que es una pasada y es verdad que estuvimos mirando varios que él me sugirió y este siempre estaba ahí. Es verdad que es un tema en el que yo me siento muy cómodo cantando, y no solo eso sino que temáticamente, armónicamente… Me resulta muy bonito y me resulta familiar, me siento cómodo en él y la verdad es que me moló mucho cantarlo y hacer el vídeo y ahora lo que tenemos que hacer es cantarlo en directo.
Es un tema que tiene, como otros tantos temas vuestros, mucha crítica social. Habla de la guerra, de la violencia de género, la inmigración. ¿Tienen que tener nuestros líderes más delicadeza para solucionar estos problemas?
Ismael Serrano: Lo bonito de esto es que, por ejemplo, el otro día Manuel Burque decía en la radio que los sentimientos son el nuevo punk. Expresar, exteriorizarlo sin conocerlos. Y esta canción tiene mucho de eso, de la delicadeza en un mundo hostil en el que vivimos, de reivindicar un espacio para la ternura, para la delicadeza. Me parece urgente, más aún en la política, que es un ámbito en el que la crispación está a la orden del día, donde las malas formas de las redes sociales, las dinámicas más tóxicas se están llevando al debate político. En un contexto así, es más urgente también que nunca eso. Atender a la delicadeza, a las pequeñas cosas, a tratarlas con delicadeza, a esa poesía que está en lo cotidiano, que está en la canción, que es un recorrido como es encontrar en las pequeñas batallas una épica, pero yo creo que es una canción muy épica porque habla de vidas llenas de épica, aunque se llame La delicadeza. habla de cosas muy, de vidas llenas de épica.
Creo que se desatiende mucho esa épica de lo cotidiano y cuando se atiende no se hace con delicadeza y ternura. Víctor [Manuel] decía eso de “para la ternura siempre hay tiempo”.
Marwán: Lo ha resumido mejor de lo que podría hacerlo, pero es que falta delicadeza, tanto en la forma como en el fondo como ha dicho Ismael. Creo que uno de los principales problemas de este mundo es que los grandes problemas que afectan al planeta y al ser humano no están casi nunca en la agenda de los políticos. Y de ahí, esa ternura también. Que la ternura no es solo una forma de tratar a las personas en el trato físico, por así decirlo, o en la o en la forma, sino principalmente en el fondo, en el tratar de darle, en la medida de lo posible, una mejor vida a los que tenemos cerca. Yo creo que eso está faltando mucho y bueno, de eso habla mucho la canción.
Ismael Serrano: Ahora que se habla mucho de la cultura, de los cuidados y demás. Creo que la canción también apunta un poco a eso, el cuidarnos, el cuidar, esa delicadeza, esa ternura de tratarnos con la atención y con la calma también que merece.
Marwán: Lo contrario a eso nos convierte en bestias. Y creo que es un mundo que está siendo demasiado violento, demasiado crispado, como dice Ismael, demasiado alejado de la ternura, demasiado brusco y que nuestros representantes en muchas ocasiones sean los que los que lleven ese tipo de voces a sus altavoces me parece terrible.
¿Qué recomendación les daríais?
Ismael Serrano: Es un poco esto, ¿no? El atender a los problemas reales de la gente. Creo que a veces lo que más percibe uno es como una cierta falta de generosidad. Es como si en el relato político siempre se pusiera en el centro el propio político y el centro tiene que ser el ciudadano. Por eso yo creo que ese desafecto, sobre todo por parte de la gente joven, porque no se siente, no se siente protagonista del relato político y creo que tiene que ver con eso, con mirar de otra manera, con acercarse, aproximarse desde la política a la realidad de otra, de otra forma.
Marwán: También se tiene la sensación de que anteriormente —ahora también, evidentemente— se pensaba más en las problemáticas sociales globales y ahora la política… Hace unos meses un amigo me dijo “fíjate que curioso, pero en el siglo pasado la principal ciencia era la sociología, que atendía a problemas sociales y en este es la psicología, que atiende a los a las cosas individuales”.
Últimamente la política va de políticos y no de políticas, va de los personajes, que se atacan sobre cosas de los personajes, pero casi no se atiende a lo que realmente necesitan las personas que es políticos que les aporten soluciones a aquellos problemas que están atendiendo. Y parece que tiene que ver un poco con el individualismo imperante, que se traduce en un sistema que es el sistema neoliberal, que es el que está implantado en todo el mundo y que evidentemente piensa más en el dinero, que es una riqueza, y el dinero funciona en algunas áreas pensando que solo el dinero es la única área importante y que lo que hay que hacer es llevarla hacia la mano de los poderosos.
Obviamente, es una riqueza, pero hay que repartirlo y bien en áreas que son tan importantes como educación, como sanidad, como vivienda, etc, que son derechos que nosotros consideramos básicos y que están desatendidos, al menos en esta ciudad.
Ismael Serrano: Creo que algo está fallando cuando la gente no percibe la vocación de servicio que debiera tener el político, ¿sabes? Siente que responde a otros intereses y por eso finalmente hay como una pulsión dentro de la política casi destructora que tiene que ver con el gamberrismo político, de malismo político, que ya resulta divertido, es espectacularizar la política. Y el ciudadano ya no siente que debe participar en ella sino que debe ser espectador de un circo, por así decirlo. Hasta el propio debate político que se lleva en los medios de comunicación, que asume los códigos de las tertulias del corazón, casi donde los propios periodistas son personajes: uno hace de malo, otro bueno, donde tienen sus rencillas personales, se tiran sus puyas personales a la manera de Sálvame.
Marwán: Porque interesa a la audiencia yo creo.
Ismael Serrano: Y por vaciar de contenido finalmente el propio debate, o sea, lo conviertes en un espectáculo y al final puro artificio. Y la política es un poco eso es, sobre todo, en según qué políticos da la sensación de que están a ver quién dice la burrada más grande para no debatir de lo que realmente merece. Para desviar la atención, el político de este tipo suelta una burrada que sabes que va a tener un eco y una repercusión en redes y demás que impide debatir de las cosas reales. Hay una estrategia permanente de reventar cualquier debate político y tiene que ver con eso, con el trumpismo, con la doctrina del shock, con el gamberrismo político como una forma de de triunfar, de romper los debates, de romper los consensos.
Desde la música ha habido movimientos que han apoyado las causas sociales desde sus inicios como el grunge, el punk o la canción de autor en España y Latinoamérica. ¿Hace falta un nuevo movimiento cantautor para esos cambios sociales?
Ismael Serrano: Yo creo que la música es ese signo de los tiempos, es al revés. No es que la música genere movimiento sino que la música acompaña a los movimientos ideológicos, sociales… Como el punk y demás, que surge en un momento que se quiere romper con lo establecido. Es una corriente que va más allá de lo musical, es un fenómeno social, son tribus urbanas que tienen una forma de sentir, de pensar y demás.
Quizás el problema no es que falten canciones, sino que falten los movimientos sociales. Por ejemplo, cuando surgió el 15-M muchos grupos de pop indies, que jamás se habían sentido interpelados por la realidad política hicieron canciones que hablaban de la realidad política. La siente se sentía protagonista del tiempo que les tocaba vivir y sentía que tenía que contar algo y construir su relato. Lo hacía a raíz de ese movimiento que surgió. Duró muy poco y esos mismos grupos volvieron al escapismo puro y duro, que está muy bien, que yo no digo que todas las canciones tengan que ser comprometidas e invitar a la inmersión de la realidad.
Me parece bien escapar de vez en cuando, pero también reivindico una canción que aluda al nosotros, que es lo que hace esta canción, es lo bonito que tiene. Habla de nosotros como paisaje compartido, como cotidianeidad compartida, como frustraciones compartidas… Y yo sí que echo en falta según qué cosas en algunos autores. Me sorprende incluso la capacidad de algunos autores de permanecer tan ajenos a estas cosas, que están en nuestras vidas al final.
Marwán: Fíjate, Ismael que lo de permanecer ajenos es que el bombardeo de información también aturde mucho a la gente. El bombardeo de redes, de mirar pantallas… Estamos como anestesiados por la carga de información que tenemos y eso es difícil de asumir. Todo esto con las ventas, los anuncios y con el sistema neoliberal apretando por todas partes. Es difícil que la gente esté tan implicada, pero es muy triste porque la realidad es que hay muchos problemas sociales que no son atendidos por la mayoría de gente.
Ismael Serrano: Estoy de acuerdo en que estamos aturdidos, bombardeados y que no sabemos discernir de forma constante. Pero creo que estamos todos contagiados por una suerte de cinismo hacia el tipo que se compromete. Puede haber gente que escuche la canción y la mire con un cierto recelo, cuando uno se compromete explícitamente y habla como una canción social y demás, hay un juicio que viene a raíz de una falta de confianza y de fe en el otro, que nos llame a pensar que hay un punto de impostura. De ’no, no es creíble’, tiene que ver con el desencanto con el que se vive. Hay mucho cinismo y hay muchos grupos que cultivan ese cinismo en su música y en su forma de entender el oficio.
Marwán: Un día escribí una frase que era “la mala gente no se preocupa de demostrar que no lo son, sino de que tú también lo eres”, intentan eso, buscan eso, entonces miran a canciones como esta con cinismo pensando que no es real, que no puede haber canciones como estas que hablen de estas actitudes sociales. Y se equivocan.
Rozalén ha hablado en más de una ocasión que incluso en la canción social, donde se debería apoyar a las mujeres, hay machismo y no hay suficiente presencia femenina o se la trata con condescendencia.
Ismael Serrano: Este mundo no es ajeno al machismo de la sociedad, por mucha sensibilidad que tenga el cantautor no estamos exentos a haber sido educados en un contexto machista, patriarcal y tenemos nuestros tics y nuestras movidas que superar, nuestros procesos. Pero lo interesante de esto, es que el relato actual —como el que contaba en Papá, cuéntame otra vez— lo están escribiendo las chicas, la canción de autor. Un relato, en el caso de Rozalén, muy comprometido más del canon del cantautor tradicional, pero hay chicas que por detrás también hacen un relato, quizás no tan explícitamente político, pero también. Ainoa Buitrago, por ejemplo. Son mujeres sororas, que se apoyan, que hay un vínculo muy fuerte entre ellas y creo que son las que van a escribir la canción de autor. Y mira que en nuestro género hay una testosterona importante porque no somos ajenos al mundo.
Marwán: Es verdad que siempre ha habido muchos más hombres, pero has mencionado cantautoras que hay irrumpiendo, pero también Conchita, Vicky Gastelo, que son increíbles y quizás han estado invisibilizadas por los hombres. Pero es una alegría que ahora Rozalén sea la punta de lanza, que es una tía de 10, buena persona, comprometida y 0 impostura.
Ismael Serrano: Y demuestra la vigencia del género.
Marwán: Totalmente, ha conseguido que la canción social sea para masas, que suene en la radio, que sea mainstream.
Marwán de Aluche, Ismael de Vallecas, ¿se está perdiendo la vida de barrio?
Marwán: Creo que ha cambiado muchísimo, todos somos presos de las épocas que nos ha tocado vivir y si es una época más individualista pues toca lo que toca. En mi barrio todos los espacios abiertos ahora están vallados, hay zonas por las que podías pasear o pasar con el coche y tal y ahora son propiedad privada. Pero hay una fuerte conciencia de barrio, no tan fuerte como la que había cuando nacimos en los 70 o los 80, pero es muy fuerte también, sobre todo el orgullo de barrio de venimos desde abajo y mira dónde estamos.
Un ejemplo muy claro fue en la pandemia, que fue un momento de crisis económica en los barrios de la periferia, de los barrios humildes, en Aluche estaban algunas de esas colas del hambre que medían kilómetros y mucha gente del barrio se lanzó a ayudar a sus vecinos, que muchos de ellos eran inmigrantes pero los consideraban sus vecinos, gente a la que hay que apoyar igual o más que los que han nacido allí.
Esa conciencia sigue estando, por ejemplo, ahora que son las fiestas de Aluche dos o tres lugares de los que hay para comer y tomar cervezas son de partidos políticos, pero cuatro o cinco son de la Asociación de Vecinos de Aluche, La Cava que es un centro social autogestionado que conozco bien, el Centro Cultural Extremeño que es un lugar de encuentro para la gente de Aluche. Sí, se ha perdido bastante, pero se mantiene.
Ismael Serrano: Vallecas tiene un carácter muy combativo, pero también uno tiende a idealizar en el ejercicio de la nostalgia que uno hace, pero el recuerdo que tengo de la infancia es el ambiente vecinal. Es decir, los problemas de tus vecinos, eran tus problemas y colaborabas y ayudabas en la medida que podías. Esos barrios, además, salen adelante por las redes de solidaridad vecinal, porque surgen por la ausencia del Estado.
En sus orígenes no había un Estado al nivel más básico de cloacas o de luz. Las primeras reivindicaciones de Vallecas cuando nace el barrio no tienen que ver con la democracia, los derechos, la libertad, tenían que ver con que la parada del autobús llegase hasta allí para no atravesar descampados y descampados de barro o con que pusieran un centro de salud o un colegio allí cerca. Fueron tiempos muy duros y esos lazos vecinales fueron los que en un principio hicieron sobrevivir a mucha gente.
Esos vínculos quedaron y los centros culturales y las asociaciones de vecinos son muy fuertes. Vallecas es un gran ejemplo, desde la batalla naval como fiesta popular, al Ateneo republicano, a la televisión que tienen Tele K, fundaciones de todo tipo…
Sigue estando ese espíritu, pero pasa algo, no solo en los barrios sino en las ciudades en términos generales es que son cada vez más hostiles en muchos aspectos. Hemos perdido espacios que nosotros hemos habitado de cierta manera, han cambiado espacios por varios aspectos, uno de ellos por la ficción de la clase media, por el empeño en desclasarnos.
Es muy difícil porque en nuestros barrios sigue habiendo una conciencia muy fuerte no de barrio, sino de clase. Pero se empeñan en vendernos la fantasía de que somos clase media y que no tenemos ningún problema y no se resuelve con vínculos, sino que es la ley del más fuerte, el neoliberalismo. El instalarse en la precariedad permanentemente hace que se pierdan esos lazos.
Los vínculos laborales son otro ejemplo, antes tu compañero de trabajo era como de tu familia, te ibas a veranear con él, era el padrino de tus hijos, había unas relaciones que el neoliberalismo ha hecho desaparecer. En los barrios ocurre un poco eso. La precariedad y el neoliberalismo tienden a aislar al ciudadano para que no se organice, quita espacios de encuentros… Los barrios tenían muchos lugares de encuentro, el primer sitio en le que toqué en Vallecas era un antiguo local del PCE, que se llamaba La Asociación.
El neoliberalismo nos adormece, ¿la música como el reguetón también?
Ismael Serrano: Habrá de todo, habrá un reguetón que adormezca y otro que te haga despertar.
Marwán: No se pueden meter todas en el mismo saco, pero estuve el otro día pensando, igual que en la canción de autor que fue el brazo armado del movimiento social y sentir general de los 80, creo que a veces el reguetón —una parte porque hay de calidad como Calle 13, Residente y demás— forma parte del brazo armado del neoliberalismo porque si te fijas el 90% de las letras dicen lo larga que la tienen, la pasta que tienen en la cartera, aunque vivan en un piso de 25 metros, sus letras cuentan eso. Es el valor del neoliberalismo, tener, tener y tener como valor principal. En ese sentido pienso que pertenece al momento en el que vivimos.
Ismael Serrano: Estoy de acuerdo en eso, hay géneros que se imponen porque son afines o apuntalan el sistema o el relato e inculcan cuáles deben ser las ambiciones de los más jóvenes, ese es el problema. Cuáles tienen que ser tus ambiciones y marcarlas, eso es una batalla cultural. Los que vayan en dirección contraria tienen todas las de perder porque el algoritmo penaliza según qué contenidos y estos los premia porque están ahí y se escucha mucho.
Quiero pensar que no se puede hacer enmienda a la totalidad de un género, pero sí que se ha utilizado de manera casi propagandística como fue la Nueva Trova Cubana porque fue propaganda del régimen cubano.
Marwán: Creo que no es porque seamos cantautores, al revés, somos músicos y estamos abiertos a otros géneros. Ismael y yo podríamos hacer un reguetón perfectamente, con la letra pertinente, yo voy a una discoteca y me encanta que me pongan reguetón y disfrutar y tal.
Ismael Serrano: Por supuesto, hay mujeres que se sienten empoderadas bailando reguetón y haciendo lo que quieren con su cuerpo libremente y demás. Eso también es bonito, pero hay una parte del género que no deja de ser la construcción del relato que tiene que ver con el hiperindividualismo que la ambición es sobresalir por encima de los demás y que les den. Esto se conecta si quieres con el youtuber que se quiere ir a Andorra pasando de todo porque es un poco educarse en esa cultura de sálvate a ti mismo.
Marwán: A mí me sorprende del reguetón cómo ha creado un debate alrededor por sus letras y demás y que luego haya gente que se sienta empoderadabailando y demás y las mujeres son apalizadas en las letras o maltratadas.
Ismael Serrano: Eso ha ocurrido siempre, seguro que cuando salió el rock and roll pasaba y decían “esto adormece a la gente, os come el cerebro” y habría los mismos debates. Tiene que ver con que es un género nuevo y que tiene un origen realmente popular, lo que pasa que la industria como hace con todo, lo ha devorado, lo tritura y te lo da procesado.
Marwán: Hay gente que lo defiende precisamente por eso porque es de barrio y ha ayudado a mucha gente a no delinquir, salir de ciertos ambientes y dedicarse a la música. No sé si es verdad o no, pero desde luego en los barrios se ve.
Ismael Serrano: También se ha criticado al cantautor siempre de elitista, de superioridad moral, que es cierta… pero ahora se ha dado la vuelta y todo lo masivo, popular es cojonudo y no. Para mí no lo es y hay que analizar críticamente los fenómenos populares también. Por esa regla de tres si los toros se ponen de moda y va todo el mundo, hay que respetarlo porque es popular y lo es, hay gente o familia que no son gente de pasta y se van a los toros. Pero hemos pasado ya del elitismo a lo nacionalpopular a dar por bueno cualquier cosa, pasa con Eurovisión y con muchas cosas. Creo que hay que analizarlo todo de manera crítica y no pasa nada.
Marwán: Claro, hay una crítica respetuosa que se puede hacer.
Ismael Serrano: Hablaba con Luis Ramiro un día y me decía claro, es que te dicen cuando hablas de un género y lo criticas que no lo estás entendiendo y es como “joder sí, lo entiendo y no me gusta, me puede no gustar”. Los mensajes machistas que son brutales, que también están en nuestro ámbito en el ideal del amor romántico y todo esto, pero en el caso del reguetón la cosificación es casi delictiva y eso merece un análisis crítico.
Entonces eso que se dice que la cultura es de la izquierda no es así.
Marwán: Ese es uno de los mensajes que más daño ha hecho en este país, que se ha utilizado como arma arrojadiza y la cultura es de todos, porque es tan necesaria.
Ismael Serrano: Si te refieres a que la gente de la cultura es de izquierdas, ahora mismo es de derechas. Hay una batalla cultural al respecto y es verdad que los actores y los músicos tenemos una cierta conciencia social, pero eso ha cambiado. El otro día cuando se murió Juan Diego me acordé de la huelga de actores que el promovió y a la que se sumaron muchísimos actores. Fue transversal que estaba desde Lola Flores a Rocío Dúrcal y pensé “¿los actores jóvenes de hoy en día montarían una igual?”. No dudo que hay mucha gente que sí, pero no sé si ese nivel de compromiso tan transversal.
En la música pasa igual, aquí han censurado conciertos como a Luis y Pedro Pastor y teníamos que haber sido más contundente porque es muy peligroso que eso ocurra, no puede ocurrir. Creo que los músicos vamos a nuestra bola.
Marwán: Claro, pero estamos como anestesiados también y no estamos sindicados, unos pocos lo estamos, pero al final no hemos aunado fuerzas.
Ismael Serrano: Lo de que la cultura es de izquierdas es un concepto en disputa y la derecha lo está haciendo de manera muy inteligente. Hay gente de izquierdas en la cultura, gente de derechas y mucha gente que es de derechas y no lo sabe, pero lo va a descubrir dentro de poco.
Uno de los problemas de este país es que es muy sectario. Hubo un dúo que hacían una crítica de la prisión permanente revisable y hubo alguien que les llamó la atención y uno de ellos se defendía en redes diciendo que cómo se iba a meter en política si vivía de los ayuntamientos, no de su público, fue un acto fallido. Eso está en mucha gente de nuestro sector.
Marwán: Claro, hay mucha gente que no opina porque tiene miedo a la contratación y a perder trabajos.
Ismael Serrano: Eso pasa mucho que la contratación es ideológica tanto de izquierdas como de derechas y no debería ser así porque tienes que dar contenido para quien te votó y para quien no. Para los abuelos, los jóvenes y para todos.
Cuando tu hija, Ismael, te dice eso de Papá, cuéntame otra vez, ¿qué le dices?
Ismael Serrano: Es pequeñita, pero me obsesiona esto, cuando la canto lo hago desde su perspectiva de qué relato contarle. Y llego a la conclusión de que los relatos lo van a contar las mujeres, la primera línea de frente en tiempos en los que el fascismo está ocupando espacios de poder son ellas. Mujeres muy jóvenes además, un movimiento transversal en edades, en clases sociales, y creo que lo que escribiría mi hija es Mamá, cuéntame otra vez. Tengo mis esperanzas puestas en vosotras, teniendo en cuenta que es la primera resistencia y que sois la mitad de la población mundial. No en vano, por eso tienen esos ataques el feminismo que tiene. Ellos saben que es un enemigo a batir, que es potente.
Le habéis hecho también un homenaje a Sabina con ese bombín que mencionáis en la canción, ¿debería tener algún otro reconocimiento institucional?
Ismael Serrano: Mira, Sabina es una persona que ha roto con lo de izquierda y derecha.
Marwán: Pero hay gente en la derecha que lo odia, pero hay mucha gente que le gusta de todo tipo y es lo más bonito que hay.
Ismael Serrano: Sabina es patrimonio ya. A él seguro que no le gusta nada que diría “patrimonio son los edificios” (risas).
Marwán: Creo que él sí que estaría orgulloso de dejar una obra como ha dejado y un legado que se le considere como poeta.
Ismael Serrano: Lo que pasa con Joaquín, que no pasa con muchos artistas, por mucho que admires su carrera o su legado, es que con cada disco que saca estás esperando que sea “el disco”, estás esperando que te sorprenda, que siempre vas a encontrar una canción, incluso con sus 70 y algo años tiene esa capacidad de sorprender. Es una obra viva aún. No sé si lo de patrimonio le gustaría. A Silvio Rodríguez le pasó que le querían poner una placa en Vallecas y él se negaba decía que era para los muertos que a los vivos no se le hacía eso.