Isabel Pantoja sintió más solidaridad en la cárcel que en 'Supervivientes'
La tonadillera presume en una entrevista de la gran audiencia que ha dado a Telecinco.
Isabel Pantoja ya no concede entrevistas solo a cambio de dinero. Su paso por Supervivientes ha supuesto un antes y un después no solo en su relación con Telecinco, también en la imagen de la tonadillera. Pantoja es una nueva artista. De hecho, cuenta con nuevos estilistas que han transformado su imagen y ya no habla solo para Hola!, la que era su revista de cabecera. Esta vez, la sevillana se ha abierto en cuerpo y alma en la sección de Cultura de El País.
“Les he dado mucha audiencia. Y yo sé que es gracias a mí”, ha explicado en relación a su paso por el reality de Mediaset, del que viene “con heridas de guerra”, como sus rodillas ensangrentadas. Es más, la plana mayor de la cadena le ha confirmado cuál ha sido su peso en Supervivientes. Porque claro, cuando aceptó participar “fue la bomba”, explica.
Ella estaba en un concurso, pero no iba a ganar como el resto. Iba a “vivir la experiencia”. Y, según sus últimos movimientos, a reinventarse, porque su imagen es muy diferente a la que hemos visto durante los últimos años en la televisión. Ahora esos famosos “dientes, dientes” no son forzados y el “no me vas a grabar más” ha caído por su propio peso.
La isla le ha ayudado a perder miedos: a la oscuridad, a lo desconocido, incluso a la soledad. Porque sí, se puede estar rodeada de gente y sentirse muy sola, y eso es lo que le ha ocurrido. Como confiesa, sintió más solidaridad en la cárcel que en la isla, aunque todavía no está preparada para hablar de esa etapa. Pagó su condena “sin haber hecho nada, que es lo peor”, apunta.
El fenómemo Pantoja ha resucitado y la última folclórica de España, ella, es una mujer nueva. ¿Morirá la copla? “No pierdo la esperanza de que salga gente nueva, que canten bonito, que sepan caminar, que tengan arte, que huelan bien y se vistan bien, que se abra un telón y no aparezca nadie en camiseta. Lo respeto, pero mejor la bata de cola bien planchada, con sus flores, con su pelo y que diga todo el teatro: ¡Olé! ¡Qué bien hueles! Con el arte y la clase, se nace. Así te pongas un mantón que un chándal”, analiza.