Invertir en investigación es invertir en futuro, pero Casado no se entera

Los mismos que quisieron dejar a España sin fondos europeos para poder comprar las vacunas, los mismos que enfrentan a unas comunidades con otras por más dosis, también son los mismos que recortaron brutalmente en investigación.

Un país sin investigación es un país sin futuro. Esto jamás lo ha entendido el PP, de hecho cada vez que han gobernado han recortado en investigación y en investigadores. Parece que no se quieren enterar que sin investigación tampoco hay vacunas.

Con Mariano Rajoy en el Gobierno se recortó un 12% la inversión en I+D,  se redujo en un 55% la investigación universitaria, se tuvieron que ir 30.000 investigadores de nuestro país al extranjero ante la falta de oportunidades y hubo un importante recorte de investigadores en el CSIC. Es bueno recordarlo.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas es una agencia estatal con 122 centros y una de las principales redes de este ámbito en Europa. Según datos del Gobierno en una respuesta parlamentaria, el número de investigadores del CSIC pasó de 4.255 a 3.553 desde finales de 2011, cuando Rajoy llega al Gobierno, hasta junio de 2018 tras la moción de censura de Pedro Sánchez.

Esto supone un descenso de 702 y una pérdida del 16,5% de la plantilla. Una de cada seis plazas de investigadores desapareció. Con recortes muy significativos en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, en el Centro de Investigación de Nanociencias y Nanotecnología o en la Estación Biológica de Doñana.

Por cierto, es llamativo que al mismo tiempo que se reducían investigadores con el anterior Gobierno del PP se aumentaban el personal de gestión, en muchos casos con cargos de confianza. ¡Qué casualidad!

La tendencia empieza a cambiar con la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno. Se empieza a aumentar la plantilla investigadora del CSIC. Ya son 3.708 investigadores, un aumento del 4,4%. En este marco se debe poner en valor los proyectos de protección ante el Covid-19 en los que está inmerso el CSIC.

Concretamente hay tres sobre vacunas, uno de ellos muy avanzado. Sería muy importante para el futuro que nuestro país cuente con vacuna propia. Sobre todo si se trata de una vacuna que cuenta con la gran ventaja de poder conservarse y distribuirse a temperatura ambiente, a diferencia de las demás que ya están en el mercado y que necesitan condiciones de conservación mucho más estrictas (hasta 70 grados bajo cero).

Además de las vacunas, en el CSIC se trabaja en otros tres proyectos con buenos resultados sobre materiales de mascarillas. De hecho, ya han sacado al mercado un material de nanofibras para filtros con los que se han fabricado “modelos con acreditación FFP2” y otras quirúrgicas biodegradables y a las que se ha incorporado virucida. Un grupo que trabaja también con personas sordas para lograr mascarillas translúcidas que pronto puede estar en el mercado.

Frente a los recortes del PP, el presupuesto de 2021 será el mayor de la historia en ciencia e innovación en nuestro país. Un aumento para I+D+i de 1.200 millones, lo que representa un 59,4% más que en las últimas cuentas públicas.

España no puede ni debe seguir dando la espalda a la ciencia, aunque ni Casado ni el PP lo entiendan. La sociedad se ha dado cuenta de su relevancia y de lo importante que es destinar a la investigación científica el dinero público que necesita.

Una de las lecciones más importantes que tenemos que sacar de esta pandemia es la necesidad de hacer una apuesta mayor que nunca por la sanidad y por la investigación pública.

La humanidad tiene importante retos por delante como el cambio climático, la digitalización o la aparición de nuevas epidemias y España debe tener una papel relevante en este nuevo escenario que se abre.

La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso, decía Louis Pasteur. La auténtica modernización de nuestro país pasa necesariamente por potenciar la investigación científica.