La ruta marítima hacia España se cobra más de 2.000 muertos o desaparecidos en seis meses
Los migrantes se hacen a la mar con peores embarcaciones, sin saber navegar ni nadar, y con más niños a bordo.
Al menos 2.087 migrantes fallecieron o desaparecieron al intentar llegar a España en embarcaciones como pateras o cayucos en la primera mitad del año, casi tantos como los 2.170 de todo 2020, según ha advertido la organización no gubernamental Caminando Fronteras.
“Hacemos un llamamiento al Estado español para que reaccione, para que al final de 2021 no hablemos de un año catastrófico en la frontera”, señaló la portavoz de este colectivo, Helena Maleno, al presentar estos datos.
Los datos corresponden a 79 tragedias en el mar que pudo documentar esta ONG entre enero y junio, principalmente a través de familias de las víctimas, además de las autoridades españolas y de Marruecos, país desde el que parten muchas de esas embarcaciones que intentan llegar a España.
La ruta desde costas africanas a las islas españolas de Canarias, en el Atlántico, concentra la mayoría de esas tragedias, con 1.922 muertos o desaparecidos, mientras que el resto corresponde al flujo migratorio en el Mediterráneo.
Sin precedentes
Helena Maleno subrayó que estas cifras no tienen precedentes para un periodo de medio año desde que en su ONG comenzaron a recopilar datos en 2007. La activista reclamó al Gobierno de España medidas urgentes, empezando por reforzar los medios aéreos y marítimos de rescate asignados a Canarias, la ruta más activa con diferencia.
Caminando Fronteras detectó que los migrantes que se aventuran al Atlántico lo hacen cada vez en embarcaciones con peores condiciones, muchas veces sin que ninguno tenga experiencia en el mar o sepa realmente navegar, con un número de mujeres y niños a bordo que va al alza.
Maleno denunció que en varias ocasiones la Marina marroquí no acudió a rescatar a lanchas neumáticas o a pateras que pedían socorro cerca de aguas del Sahara o actuó de forma “negligente” al hacer volcar a embarcaciones.
Por su parte, el secretario de la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias, Teodoro Bondyale, recordó que “algunos de esos cayucos se pierden en el Atlántico, otros incluso aparecen en el Caribe, con sus ocupantes casi momificados”.