Inmaculada Nieto: "Da igual que Moreno Bonilla sea un señor educado, tiene una agenda económica y social muy dañina"
Entrevista con la candidata de Por Andalucía: "Olona es muy maleducada, no aporta nada positivo a la política".
Hasta el último minuto peligró esa lista de unidad de las izquierdas en Andalucía. Todo estuvo a punto de irse al traste, pero finalmente hay candidatura conjunta, con Inmaculada Nieto (IU) al frente. Ella dice que tiene ganas, que es positiva y que todavía hay margen para darle un vuelco a las encuestas. No para de recordar cómo Susana Díaz y Javier Arenas partieron como favoritos en los sondeos en su día y las urnas dijeron otra cosa.
Nieto es consciente, además, de que esta lista de Por Andalucía es un laboratorio en el que se mira el resto de comunidades, especialmente de cara a la plataforma que plantea Yolanda Díaz para las elecciones generales del año que viene. Sostiene, asimismo, que hay enfado e indignación en la cola del mercado o del centro de salud con la política del presidente de la Junta, Juanma Moreno.
“Da igual que Moreno Bonilla sea un señor educado y con buenos modales, tiene una agenda económica y social que es muy dañina”, afirma Nieto (Cádiz, 1971). Asimismo, asevera que el dirigente del PP no tendría escrúpulos para gobernar junto a la ultraderecha de Vox tras el 19-J. Sobre Macarena Olona, lo tiene claro: “Maleducada y no aporta nada positivo a la política”. Encara esta campaña “optimista” y con una obsesión: dejar un mundo mejor a su niña y devolverle a la sociedad todo lo que ha dado gracias a las becas con las que estudió Ciencias Políticas en Granada.
Qué parto tan dificultoso para sacar esa lista de unidad, ¿no?
Sí, ha sido un proceso que en los últimos días estuvo fuera de control, casi al límite de no cuajar. Pero nos quedamos con la felicidad de haberlo conseguido, un acuerdo que era reclamado por la ciudadanía, que sabíamos las organizaciones que era bueno y que nos daba opciones reales de poder propiciar un cambio de Gobierno en Andalucía. Nos quedamos con eso, aunque los últimos días tuvieron un margen de mejora muy grande.
Han llegado a pedir perdón por lo que pasó.
Sí, sí.
¿Cree que esto les pasará factura a la hora de votar?
Creo que nos hubiera pasado más factura que hubiésemos tratado de normalizar o de hacer como si tal cosa porque el acuerdo se había firmado eludiendo que habíamos generado mucha frustración y preocupación en la ciudadanía. Así que ese gesto fue sincero e intentamos con él abrir una nueva etapa. Había pasado el problema, éramos conscientes de que no habíamos hecho las cosas bien, pero ya nos poníamos a lo importante, que era cumplir con el mandato que teníamos de la ciudadanía de llegar a trabajar juntas y hacer una coalición potente para gobernar Andalucía.
Para la gente que se ha perdido en el culebrón, al final la fórmula es que los miembros de Podemos irán como independientes en las listas, ¿no?
Claro, es la manera que hemos tenido de encajar el acuerdo político que es de las seis organizaciones, es el cauce que permite la ley para estar en las candidaturas, como habíamos acordado políticamente, después de que sucediera lo de los papeles.
¿Es la candidata ungida por Yolanda Díaz?
No. Soy la candidata que generó mayor consenso entre las organizaciones que vamos a trabajar juntas. Estoy muy contenta, es un honor. Díaz está contenta, lo hubiera estado también con cualquier otro candidato que hubiera suscitado el mismo consenso que mi perfil.
Imagino que será consciente de que esta lista también es un laboratorio en el que se puede mirar el resto de España para el ciclo electoral que arranca.
Sí, pero eso nos parece muy positivo. Hemos logrado un acuerdo que aún no ha fructificado en ningún otro territorio después de años de fragmentación y creo que puede servir de referencia a nuestros compañeros y compañeras para ponerse a la tarea de lograr un acuerdo similar.
Con quien no estará en esas listas es con Teresa Rodríguez, ¿echa de menos que no vaya en la candidatura o no haber logrado todavía mayor unidad en ese espacio?
Bueno, ella tomó esa decisión hace varios meses y es legítima. Decidió hacer su oferta electoral en solitario, pues nada.
Las encuestas pintan muy mal para la izquierda en estos momentos.
Sí, las encuestas pintan, más que mal para nosotros, muy bien para el actual presidente de la Junta. Pero, bueno, es algo que ya ha sucedido en las dos anteriores citas electorales, que quienes parecían ungidos en las encuestas para ser presidentes no lo lograron. Le ocurrió a Susana Díaz -no había ninguna encuesta que barajara que no iba a ser presidenta- y también anteriormente a Javier Arenas. Las encuestas marcan una tendencia pero las urnas ahora están vacías, y puede volver a pasar lo que ha ocurrido en momentos anteriores.
¿Cree que todavía la izquierda puede recuperar el Palacio de San Telmo?
Sí, sí, sin ninguna duda. Si no, no me presentaría. Lo creo absolutamente, porque depende de la ciudadanía. Y es objetivo que a la ciudadanía le convendría que las políticas del PP, que les están haciendo daño cierto, se frenen en seco y pasemos a una agenda de avances y de mejora de las condiciones de vida y trabajo.
Moreno Bonilla vende una especie de milagro andaluz, ¿existe?
Bueno, no creo en los milagros. Pero él tampoco cree mucho en el que cuenta. Porque, además, los datos no sostienen sus afirmaciones. Han construido un perfil en torno a Moreno Bonilla de persona que no gobierna, que no se mete en nada, que tiene un perfil institucional neutro. Eso no ha generado grandes aristas ante la ciudadanía, pero tampoco grandes adhesiones porque no es una persona que haya afrontado el liderazgo en Andalucía tomando un camino claro. Se ha apuntado a víctima en todo, a culpabilizar a la herencia del pasado, al Gobierno central o a la pandemia. Eso le permite tener un perfil plano que puede en un ambiente de tranquilidad hacer pasar por un hombre que puede revalidar San Telmo, pero los datos que refiere como milagro lamentablemente no son ciertos. Las familias, los autónomos, las pequeñas empresas lo están pasando especialmente mal en Andalucía.
¿Qué balance hace de la legislatura?
Ha sido una legislatura muy mala, no se han hecho las cosas bien. La Junta de Andalucía ha tenido a su disposición recursos extraordinarios formidables. La salida que se ha diseñado para la crisis que provocó la pandemia y sus consecuencias económicas está en las antípodas de la de hace una década. Entonces se recortaron fondos públicos. Ha dispuesto de recursos suficientes para que tres años largos después de llegar a San Telmo no tuviéramos el destrozo que tenemos en servicios esenciales e índices de desempleo tan alarmantes. Y, sobre todo, no se hubiese abierto aún más la brecha de desigualdad, que es muy preocupante en Andalucía.
¿Y por qué cree que ha calado esa imagen de Moreno Bonilla como vemos en las encuestas?
Es un Gobierno nuevo que no acumula desgaste, además ha tenido buena parte de la legislatura a las personas confinadas y preocupadas principalmente por el horror de la pandemia, no estaban al hilo de las consecuencias de las decisiones que se iban tomando. Para cuando la gente ha empezado a tomar conciencia del daño que le hacían esas decisiones, sí que ha comenzado a activarse la contestación social. Por eso creo que, aunque las encuestas hablan de una paz social y una cierta aprobación de él, también hay una potente indignación de gente que no se va a resignar y que es un capital humano suficiente para que se produzca el vuelco.
Parte del éxito para que Moreno Bonilla llegara a la Junta, aunque tuvo el peor resultado del PP, fue que casi medio millón de votantes progresistas se quedaron literalmente en sus casas. ¿Confía en que esta vez sí salgan?
Sí, al menos en lo que tiene que ver en el electorado al que apelamos, que es una mayoría social a la que no le vamos a preguntar qué votó antes. Creo que la movilización le va a hacer un contrapeso positivo, no va a haber tanta abstención. De hecho, si conseguimos que cada persona reflexiones sobre su futuro inmediato y a dónde le va a llevar si se resigna a que las cosas se quedan como están ahora, ese revulsivo va a ser suficiente para que la gente vote. También creo precisamente, por la unanimidad de las encuestas previas a las elecciones anteriores, que hubo quien se abstuvo pensando que en cualquier caso iba a seguir habiendo un Gobierno en Andalucía que no iba a tener nada que ver con la derecha y que el PP no iba a llegar, y luego resultó que se le fue un poco la mano. Es más que probable que después de haber comprobado en carne propia lo que quiere decir inaugurar un Gobierno de derechas pues van a salir de casa ese día y van a ir a votar.
Según esos sondeos, la ultraderecha podría conseguir casi el doble de escaños. ¿Qué está pasando con Vox en Andalucía?
Bueno, con Vox en Andalucía no está pasando nada que no esté pasando en otros territorios: en Cataluña son la primera fuerza de derechas. Hay una ola de indignación y de enfado que está siendo alimentada y aprovechada por la extrema derecha, que le habla a la gente de las consecuencias de sus problemas y no de sus causas y a la que le pone delante un catálogo de culpables, con una puesta en escena excesiva en todo. Tratan de ocultar su falta de soluciones y también sus decisiones lesivas para la mayoría social, como tratar de impedir que una persona no se la pueda despedir si está enferma o votar en contra de la ley de la cadena alimentaria, aunque sirviera para que un agricultor no tenga que vender por debajo de coste. Lo que ocurre es eso, que su espectáculo y toda la indignación que hay es un caldo cultivo positivo para el mensaje de odio y extremista. Pero si bajamos unos grados, tampoco esas expectativas para Vox son boyantes.
Moreno Bonilla está enmarcado en el sector moderado del PP, ¿pero cree que si le hacen falta sus escaños meterá a Vox en el Gobierno de la Junta?
Se imaginará que vamos a trabajar para que ese escenario no se dé, pero no tiene ningún escrúpulo. La agenda económica la comparten al cien por cien. Y el sostén de Vox en el Parlamento le ha permitido al PP sacar adelante un paquete de medidas que han sido muy lesivas. No sólo en los temas tributarios o económicos, también en los sociales y en la nueva regulación de la gestión del suelo. Ha tenido un aliado en Vox y no tendría ningún problema de gobernar con ellos, porque lo mollar lo comparten, en la parte económica y de mirar para otro lado cuando la corrupción pasa por su lado. El PP tiene dos causas abiertas en Andalucía, una por financiación ilegal en Almería y otra por compra fraudulenta de mascarillas en plena pandemia, como lo que ha sucedido en Madrid. A esto ni Vox ni el PP le hacen mucho caso. Y el que fue presidenciable de Vox también está en curso en un proceso judicial por haberse quedado indebidamente una subvención de dos millones de euros y haber mentido. Hay elementos que les unen. Y, por supuesto, no tendría ningún escrúpulo en gobernar con ellos. Lo que pasa es que no lo va a poder hacer, lo vamos a impedir nosotros.
Y desde la derecha le replicarían que usted pactaría con el PSOE después del caso de los ERE…
Nosotros sí que tenemos clara una política de alianzas y garantizo que hemos sido la organización política más severa en el juicio de la corrupción en términos políticos dentro de la Cámara, en las comisiones de investigación que ha habido. Se abrió a petición nuestra, gobernando con el PSOE en la Junta. Nuestras conclusiones fueron las más duras de ese descuido en los procedimientos que garanticen que nadie hace lo que no debe. No el PSOE, no el PP. Nadie. En esto no ha habido acuerdos, porque al PP le escandaliza mucho la corrupción de otros. Tenemos una política de alianzas que la marca nuestra militancia. Si se da ese escenario de trabajar juntos para que haya un Gobierno de progreso, será la militancia la que lo decida.
¿Qué le parece la candidata Macarena Olona?
Muy maleducada, tiene muy malos modales, no aporta nada positivo a la política. Pues la política es la utilidad y también la serenidad para poner por delante los problemas de las personas y no para exhibir un catálogo ilimitado de insultos y de salidas de tono. Pero Vox no es peor porque se presente Olona, el problema de Vox es su ideario, su programa, es lo que estaría dispuesto a hacer y las consecuencias negativas para la gente, ocurre igual con el PP. Da igual que Moreno Bonilla sea un señor educado y con buenos modales, tiene una agenda económica y social que es muy dañina.
Lo que se ha conocido es que Olona está empadronada en la casa del presidente de Vox de Granada en Salobreña. Los propios vecinos han dicho que no suele ir mucho.
La han visto por la tele.
No suele ir mucho por la costa granadina.
Bueno, pues nada, parece que ha habido un recurso que ha puesto alguien y la Junta Electoral dirá. Es el proceder de Vox, parece que están por encima de todo, ya sabremos si habrán hecho bien o no. Lo dirá la Junta Electoral, pero ni le quita ni le pone nada al problema que supone Vox en su agenda política y su hoja de ruta que ella sea la candidata.
Cuando se mira el panorama nacional, apenas hay líderes del sur. Yolanda Díaz es gallega, Alberto Núñez Feijóo es gallego, Ione Belarra es navarra, Santiago Abascal es vasco, Pedro Sánchez es de Madrid. Podríamos citar a Alberto Garzón que es malagueño. ¿Ha perdido peso político Andalucía? ¿Por qué no hay líderes del sur a nivel nacional?
Es una reflexión muy interesante y sé que Andalucía ha perdido peso en el contexto estatal. De hecho, ha perdido especialmente peso en estos últimos años. Moreno Bonilla se ha distinguido por inhibirse de los problemas y por no despegar la potencia que objetivamente tiene el Estatuto de Autonomía. La ciudadanía tiene mucho ligazón con su autogobierno porque fue el único autogobierno que se ganó en la calle, con una movilización sin precedentes. De hecho, no era la ruta que finalmente tenemos la que estaba diseñada inicialmente. Él ha optado por un perfil plano para, además, no incomodar a su socio parlamentario de Vox, que tiene por bandera la devolución de competencias al Estado y la recentralización. Esos dos elementos conjugados y también el PP está buscando una identidad andaluza ahora porque la quiere meter en el catálogo de su oferta electoral ha debilitado las opciones de Andalucía. La comunidad podía estar liderando el debate de la financiación autonómica o sobre la distribución de los recursos europeos.
Juan Espadas, nuevo líder del PSOE-A, se estrena en estas elecciones. Será clave para el resultado. ¿Tiene tirón? ¿Los andaluces están de nuevo preparados para darle su confianza al PSOE o quieren castigarles todavía más?
Es algo que desconozco. El PSOE ganó las elecciones, sacó 33 diputados. ¿Las puede revalidar? No lo sé. No sé cuál va a ser su estrategia de campaña ni cómo ha percibido estos años el electorado del PSOE la transformación que se ha producido en su seno. Es una organización que tiene mucho arraigo territorial, mucho poder municipal y una malla bien vertebrada. Es un electorado que tampoco comparte la manera en la que se ha gestionado la comunidad en manos de la derecha. Sí que sé que en nuestro caso vamos a hacer una oferta a la ciudadanía que quizá no se sienta ahora concernida por una petición de voto del PSOE pero que sí le pueda parecer oportuna la oferta electoral de esta coalición.
La relación de las izquierdas en Andalucía ha sido de picos constantemente. Chaves, Griñán y Díaz tuvieron consejeros de IU, pero luego hubo una alianza con Cs. Teresa Rodríguez dijo que nunca pactaría con el PSOE de Díaz. ¿Cómo es su relación con los socialistas?
Tenemos buena relación, tanto con la que era su dirección anterior como con la actual de Espadas. En el trabajo cotidiano de oposición al Gobierno actual hemos tenido coincidencias, también disensos, alguno de ellos no menores como el de Doñana o el de la ley del suelo. El PSOE toma decisiones a veces que no compartimos, es normal. En general tenemos buena relación. Además, en este tiempo de precampaña y campaña hay que concentrase en explicar a la ciudadanía por qué sería mala cosa que revalidara en San Telmo la derecha. Eso deja fuera cualquier intercambio de impresiones con el PSOE que pueda enredarnos y despistarnos.
Hay un debate que se abrió en Castilla y León, y ya ha pasado en toda Europa. Si llega el caso y da la suma del PP y Vox, ¿es partidaria del cordón santuario y abstenerse para que gobierne Moreno Bonilla sin Vox o sería partidaria de abstenerse siempre y cuando el PP rompiera todas las relaciones con la ultraderecha?
Entiendo que todo el mundo tiene esa cuenta en la cabeza, pero el escenario en el que estamos trabajando es no tener que llegar ahí. Lo que he dicho en todas las ocasiones es que es una decisión que hay que reflexionar con mucha serenidad.
¿Será capaz de lograr la foto en un mitin de Errejón, Díaz e Iglesias?
Bueno, eso si se da, no va a ser un mérito mío. Aquí hay una unidad de fuerzas políticas que vamos a trabajar juntas y que hemos dado un paso positivo que marca camino. Si en campaña pueden venir, coinciden las agendas y hay un acto en el que estén, pues sí, es probable y factible porque todos pertenecen a organizaciones que estamos juntas.
Después de la pandemia, se ha conocido el despido de 8.000 sanitarios por parte de la Junta de Andalucía. ¿No tiene consecuencias para el PP?
Sí, las va a tener. Las encuestas son una referencia que debemos tener, pero las anteriores no se acompasaron con los votos en las urnas. Y ahora toca llenarlas de votos. En la vida cotidiana, en la cola del centro de salud, en el mercado, en la puerta de los colegios, el sentir no es ese, es de preocupación, de enfado y de que las cosas no funcionan. Ese enfado tiene un canal electoral que puede traducirse en votos y vuelco.
¿Qué le parece el giro del Gobierno central respecto a Marruecos y esa hoja de ruta firmada por Pedro Sánchez con el rey del país vecino?
Si me permite la matización, no ha sido una posición del Gobierno. Fue una decisión adoptada por el presidente Sánchez y algunos de sus compañeros o de su círculo, pero no del Gobierno. Esto hubiera requerido de un debate que no se produjo, porque supone una dejación de responsabilidades de España ante el proceso de descolonización del Sáhara, en el que somos, en virtud del derecho internacional, últimos responsables de que se haga en condiciones y garantes del cumplimiento de resoluciones que marcan que el pueblo saharaui tiene derecho a vivir en paz en su tierra. En la medida que esto es irreconciliable con este giro, no estamos de acuerdo y por extensión no es una decisión del Gobierno, sino del PSOE.
Es un Gobierno en el que están.
Sí, claro, Del PSOE, del presidente, no decisión emanada del Consejo ni compartida ni aceptada por nosotros. En Andalucía la red de solidaridad con el pueblo saharaui es extraordinariamente grande, hay una ligazón emocional muy fuerte de las familias, hay un programa de vacaciones en paz en el que se acoge a miles de niños. Es incomprensible ese giro, no me parece bien.
¿Les perjudica o beneficia estar en el Gobierno central?
Honestamente, en política, no puedes pensarlo en el beneficio que te procure, sino a la gente a la que le pediste el voto. Cuando se sitúa ahí la pregunta, hacemos lo correcto. Aunque todas las decisiones que se toman de manera consensuada en el Consejo de Ministros no dejan de ser decisiones asumidas por ambas formaciones, no cabe duda de que ha habido mucho tesón y mucho trabajo concienzudo de mis compañeros y compañeras para que determinadas medidas se pusieran en pie. Creo que la reforma laboral es un hito histórico. También la subida del salario mínimo. Cuando pensamos en esas claves, la respuesta es rotundamente afirmativa. Es un acicate para continuar.
Julio Anguita, el gran referente de su partido, siempre decía “programa, programa, programa”. Si llegan al Consejo de Gobierno, ¿cuáles serían las primeras medidas que aprobaría?
Tendrían que ver con problemas perfectamente identificados por la ciudadanía. Quedamos muy conmovidos cuando repasamos el informe de Save the Children: uno de cada diez niños en Andalucía está en pobreza severa. Han dicho que manteniendo la renta de inserción y compartiéndola con el ingreso mínimo, de erradicar la pobreza severa nos separan 138 millones de euros. Debería ser una de las primeras medidas en tomar. La situación de la sanidad pública, ¡qué decirle! Hay que atender el clamor sobre la atención primaria. Y por las fechas que se van a producir las elecciones, habría que hacer algún decreto para bajar las ratios para el curso.
¿Se verá un acto con Sánchez Gordillo?
Pues no lo sé. Si él puede, ¿por qué no? Forma parte también de nuestro patrimonio.
¿Qué ejemplos pondría de gestión suya en Andalucía?
Hay muchos. Pero hay uno que es identificable incluso por personas que no estén familiarizados con Andalucía: Conil. Es un municipio que se ha ganado su marca a pulso. Un destino turístico privilegiado que ha organizado su urbanismo de manera que efectivamente está cuidando el entorno natural. Han desprogramado suelo, se puede construir menos. Han optado por el hotel pequeño inserto en el caso urbano, que vuelve al núcleo compacto. Además, tienen cooperativa de frutas y verduras. Es uno de los municipios con una media de desempleo más pequeña en el litoral. En el interior, el de menos tasa de desempleo está gobernado por nuestra gente: Montalbán (Córdoba). Tiene empresas para la exportación de ajos y una fábrica de helados que genera empleo estable y de calidad, además de las campañas agrícolas. Sabemos gobernar y gestionar.
¿No miraron que hubiera otra iniciativa que se llamara Por Andalucía antes de registrar la coalición?
No hay ningún problema con eso. También lo explicaron los compañeros que estaban en los temas técnicos. También hay diccionarios que se llaman Vox y no pasa nada. El tráfico comercial va por un lado, y las coaliciones y partidos por otro. No había ningún tipo de problema.
¿Cómo está de ánimo?
Muy bien, soy muy optimista. Tengo la confianza en que el pueblo andaluz no se va a resignar, que el “madrecita, que me quede como estoy” no va a operar, que la gente se va a reivindicar en la expectativa de tener un Gobierno mejor.
¿Cuándo decidió ser política? ¿Cómo nació su compromiso?
A mí la política me ha gustado siempre. Estudié Ciencias Políticas en Granada, no tenía a nadie en mi entorno familiar dedicado a la política. Aprendí mucho en los libros y como cuando te sacas el carné de conducir: lo tienes pero no sabes conducir. Tenía un poco de esquema teórico en la cabeza, luego empecé a trabajar en política y conocer a gente con trayectoria. Y empecé a darme cuenta de la utilidad práctica, más allá de la satisfacción académica. Soy muy feliz y afortunada. Devolverle a la sociedad que me pagó mis becas para estudiar, hacer todo lo que esté en mis manos para que la generación de mi niña viva mejor. Me siento muy cómoda en un proyecto colectivo.