La implacable estrategia del búho gris para cazar a las presas escondidas bajo la nieve
Un estudio revela cómo este ave se guía hasta el punto exacto.
El mundo animal y la naturaleza no dejan de sorprendernos y poco a poco sus secretos se van desvelando. Los búhos grises son capaces de localizar y cazar a sus presas, como ratones y pequeños roedores, cuando se esconden bajo la nieve. Para ello, estas aves llegan a atravesar costras de nieve y hielo de nada menos que 60 centímetros de grosor, que se dice pronto.
Pero ¿Cómo lo hacen? Esa es la pregunta que ha conseguido responder un estudio de The Royal Society, que sugiere que la respuesta está en un método que aúna la física del sonido y la capacidad de los búhos para captar frecuencias de baja intensidad.
“La nieve es realmente famosa por absorber el sonido”, declaró a National Geographic el líder del estudio, Christopher Clark, que realizó una serie de mediciones de sonido en Canadá a principios de 2022.
Los investigadores pensaban que los depredadores percibían las cibraciones ultrasónicas de los roedores. Sin embargo, los nuevos hallazgos apuntan a que los búhos captarían las frecuencias más graves, como las de los topos cuando hacen sus túneles bajo la nieve.
En el caso de los búhos, su anatomía les daría ventaja. Al contrario de lo que se puede pensar, las orejas de estas aves están muy cerca del centro de su cara, la cual esta rodeada de un anillo de plumas que refleja el sonido y lo lleva hasta los oídos. Una suerte de aspiradora de frecuencias.
Esta característica les hace especialmente sensibles a frecuencias que otros animales apenas pueden llegar a percibir, apuntan los investigadores. Y es que el sonido que surge desde la nieve se curva se deforma debido al grosor de la capa, lo que hace que cuando llegue a la superficie no se corresponda con el punto desde el que se emite.
De esta manera, cuando los búhos sobrevuelan a baja altura localizan los puntos donde no se percibe ningún sonido, que es justo desde donde se emite, y donde se encuentran sus presas.
A esta virtud habría que añadir, además, la capacidad de sigilo de estas aves. Debido a la forma de sus alas, su aleteo es prácticamente inaudible, lo que, junto a su capacidad auditiva, les da una ventaja implacable.