Ignacio Urquizu: "La gente corriente sigue votando mayoritariamente al PSOE"

Ignacio Urquizu: "La gente corriente sigue votando mayoritariamente al PSOE"

Entrevista al sociólogo y ex diputado del PSOE: “Si todo el mundo fuera a votar, ganaría siempre la izquierda”

  UrquizuCARLOS PINA

Titulares, tuits, anuncios de campaña, consignas políticas constantes antes del 28 de abril... Pero, ¿qué piensa la gente en la calle? ¿Qué va a votar? ¿Qué les preocupa? ¿Sus miedos? ¿Cómo es su vida?

Esas preguntas se hace Ignacio Urquizu, profesor de Sociología de la Universidad Complutense, en su último libro: ¿Cómo somos? Un retrato robot de la gente corriente (Deusto). Una obra que llega a las estanterías a la vez que él hace mudanza: deja el Congreso de los Diputados (eliminado de las listas por orden de Ferraz) y pone rumbo a la política autonómica en la candidatura por Teruel a las Cortes de Aragón.

Dice que estará siempre en el lugar que le ponga su partido. Un PSOE que ha vivido unos duros años, su nombre incluso sonó en las quinielas para liderarlo tras el fatídico Comité Federal. Luego respaldó la candidatura de Susana Díaz. Y hoy toca hablar de aquellos días, de las elecciones y de esa gente anónima que decidirá el futuro del país en tres semanas.

¿Eres un hombre medio?

No lo soy, aunque provengo de ahí. Mis padres sí que lo son, están en ese estrato de gente que gana entre 900 y 1200 euros al mes, que viven en esas ciudades de entre 10.000 y 50.000 habitantes, que tienen nivel de formación medio bajo y que están empleados en el sector servicios. Mi familia es originalmente de ahí, pero soy una persona con estudios de doctorado, con un salario por encima de la media. No lo soy, aunque empatizo con ellos y vivo en lugares llenos de gente así.

¿La gente corriente va a decidir las elecciones?

Siempre lo acaban decidiendo ellos porque son mayoría. En estos momentos políticos más porque están siendo más protagonistas en otras democracias de lo que se llama la ola conservadora, que tiene detrás a esta gente corriente con muchos miedos y temores al futuro y sus empleos, por lo que están empezando adoptar posiciones populistas más a la derecha. Eso en España no está pasando, la gente corriente sigue votando mayoritariamente al PSOE, según las encuestas. Pero uno de los motivos del libro es advertir de lo que pasa en otros lugares.

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¿Qué va a pasar el 28-A?

Me encanta que me hagáis esa pregunta, me doy cuenta de que no soy sociólogo, sino que debo de ser futurólogo. Si lo supiera, seguramente estaría haciendo loterías y jugando a la Bolsa. No tengo ni idea: el futuro no está escrito. Pero mi predicción, en grandes rasgos, es que el PSOE va a ganar las elecciones cómodamente y con un buen resultado, y es verdad que especialmente veo muy débiles a Podemos y Ciudadanos. Y Vox es una incógnita. Es verdad que las encuestas reflejan una tendencia que ha subido mucho en los últimos meses, pero seguimos sin saber cuánto de ese votante se ha subido al carro ganador o hay voto oculto que no se dice en los sondeos.

El PSOE va a ganar las elecciones y veo muy débiles a Ciudadanos y Podemos

¿Y el PP? ¿Se ha derechizado? Ganó las elecciones hace tres años y ahora lo vemos casi sin posibilidades de ganar las elecciones…

Sí, lo que le ha pasado al PP no le había sucedido antes: está compitiendo en su espacio ideológico con otros partidos. Antes había una mayor fragmentación en la izquierda que en la derecha. Y el PP ahora no solo tiene a uno en su espacio, sino a dos flancos por el centro derecha y la extrema derecha. Le están haciendo un sandwich. Este escenario no lo están sabiendo lidiar. El PP ha tenido la tentación de parecerse a los otros y ser una copia. Ahí es cuando tienen la debilidad para tener un buen resultado.

Vox siempre habla de los ciudadanos, ¿es producto de la gente corriente?

No. Es un partido de clases medias altas, con un gran nivel de renta y que les preocupan cosas que no les afectan de forma directa. Por ejemplo, la inmigración, pero en sus barrios no hay inmigrantes. Son temores propios de la derecha, no son clases populares. Es verdad que por eso va a tener el doce o el quince por ciento y no va a más.

Pero hemos visto en Francia cómo ha calado ese discurso en la gran mayoría. ¿Puede pasar que se revierta esa situación y el discurso de Vox se adentre en los barrios periféricos de España?

En el corto plazo no creo, podría pasar dentro de unos años. Pero ahora mismo es poco probable. La gente corriente está muy ideologizada, está más a la izquierda que el conjunto de la población y tiene más memoria histórica. Forma parte más que los demás del bando republicano y ha llevado con más dolor la represión franquista. Eso hace que sea poco probable que voten a Vox, pero dentro de diez años a saber qué puede pasar.

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Si Pedro Sánchez levantara el teléfono y preguntara por los temas sobre los que debe hablar en la campaña, ¿qué dirías?

Que hable mucho de desigualdad, de empleo, de cómo vamos a enfrentarnos a los desafíos del futuro, especialmente el tecnológico y la globalización, de solidaridad y de cohesión.

En el libro dices que la izquierda ha dado la espalda muchas veces a la gente media y ha hablado mucho sobre colectivos, feminismos, LGTBi… ¿Has pecado en esto?

Desde hace casi dos décadas, los grandes referentes de la izquierda como Barack Obama o José Luis Rodríguez Zapatero tenían estrategias que consistían en ir sumando diferentes grupos, muchos de ellos se definían por su identidad, e iban cohesionando una coalición ganadora. Claro, cuando hablas de identidades, dejas de hacerlo de otras como la clase social o la desigualdad. Se observa en todas las sociedades. Eso explica en parte el fenómeno Trump y cómo determinados estados que son muy obreros y tienen gente pasándolo mal ahora voten a un tipo como ese, se sienten abandonados por la izquierda. En España no se ha llegado a esa situación y es verdad que a lo mejor al tener la O de obrero en el PSOE existe ese vínculo emocional muy fuerte con los trabajadores. Pero el futuro no está escrito.

Vox es un partido de clases medias altas

En las últimas elecciones había un miedo atroz en el PSOE al sorpasso de Unidos Podemos. ¿Qué les ha pasado a los morados? ¿Han perdido brillo?

Cuando surgió Podemos, escribí un artículo en El País que se llamaba Por qué Podemos no va a poder. Y ya decía que la política es política ahora y en la antigua Atenas. Tiene que ver con el poder, les ha pasado como a todos: luchas internas, problemas de explicación de cosas… Eso les ha erosionado y ha generado cierto desencanto. Un segundo factor: vivimos un tiempo en el que parece que todo es fácil y se puede conseguir de forma sencilla. Cambiar la realidad cuesta bastante y cuando han llegado a las instituciones se han dado cuenta que esto es muy complicado.

¿Eres más de Pablo Iglesias o de Íñigo Errejón?

La verdad es que conozco más a Íñigo, tengo más relación que con Pablo.

Hace poco más de dos años hicimos una entrevista y el titular era que no te ibas a presentar a las primarias del PSOE. ¿Te arrepientes de haber votado a Susana Díaz?

Personalizar la política nos sirve para simplificarla, pero yo apoyaba no por la persona sino por las ideas que había detrás. Lo que algunos estuvimos defendiendo en aquellos momentos era que para dignificar la política no teníamos que criminalizar al adversario, entendíamos que el país avanzaría mucho mejor si se estructuraba en torno a consensos con otras fuerzas políticas, que la política es diálogo con la gente que no piensa como tú, los cordones sanitarios son horribles porque son la antipolítica. Las posiciones que algunos sosteníamos las defiende ahora el PSOE. Me siento muy contento por eso y plenamente representado por la dirección. No era una cuestión de personas, sino de ideas.

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Tu nombre ha desaparecido de las listas al Congreso. ¿Ha habido purga?

No, no, no. Llevaba poco en política, tres años. He defendido siempre lo que dice el PSOE, estuviera quien estuviera en la dirección. Y he defendido bastante bien la posición de Teruel. Mi partido tiene unas normas: Ferraz y la comisión de listas eligen quién encabeza. Yo las acato, siempre estoy donde dice mi partido, sin ningún tipo de queja. Es un proyecto colectivo.

La vida da muchas vueltas. De la mayor derrota histórica del PSOE a estar en La Moncloa y tener una intención de voto alrededor del 30%. ¿Te ha cambiado la opinión sobre Pedro Sánchez?

Es que nunca he tenido una mala opinión de Pedro Sánchez. No sería buen personalizar. He colaborado con él, es una buena persona y es un tipo que ha peleado mucho en la vida. Lo conocía cuando casi nadie y cuando estaba haciendo la tesis doctoral.

¿Le ayudaste en la tesis?

En algún momento sí que me dijo que quería publicarla y yo colaboraba con una editorial, por lo que le dije si quería hacerlo allí. Pero no, no. Tengo una buena opinión de él. Al revés: si me dijera que le ayudara, le ayudo. Estaréd donde me digan.

Nunca he tenido una mala opinión de Pedro Sánchez

Hablando de ideas, has escrito mucho sobre gobiernos de coalición. ¿Con quién te gustaría hacerlo en la próxima legislatura? ¿Con Ciudadanos o Podemos?

Me gustaría que gobernáramos solos. El 65% de los gobiernos en el mundo son de coalición, es lo normal. Prefiero a los que piensan como yo: me identifico con la izquierda. Me ha gustado siempre gobernar con partidos progresistas, que se ubican en la izquierda. Pero esto tiene que ver también con la aritmética, habrá que ser flexibles. Pero mi preferencia es la izquierda.

En los últimos días está reapareciendo el fantasma andaluz de la abstención. ¿Puede dar un susto?

Las encuestas mayoritarias están diciendo que donde hay más indecisión es en Ciudadanos y en el PSOE. Ahí es donde se va a jugar una parte de la movilización. Es verdad que la derecha en este país solo gana porque la izquierda se queda en casa. Sociológicamente España es mayoritariamente de centro izquierda. Si todo el mundo fuera a votar, ganaría siempre la izquierda. Ese temor ha existido siempre.

Aparecen temas que no estaban en la agenda como las armas, que saca Vox. ¿Está en la sociedad? ¿Es una estrategia a lo Trump y Bolsonaro?

Estamos entendiendo mal a veces la política, no siempre consiste en poner la oreja y escuchar lo que dice la gente. También tiene que ver con el liderazgo y con fijar los marcos. Lo que está haciendo Santiago Abascal es decirnos qué es ser de derechas en España: toros, cazas y armas. Eso no significa que sus votantes hagan esas cosas. Lo que hace es decirle a la derecha cómo tiene que ser y pensar. Es una estrategia de comunicación muy distinta.

Sociológicamente España es mayoritariamente de centro izquierda

¿Tenemos también culpa los medios de comunicación de hacer de altavoz?

No, los medios lo que tienen que hacer es contar las cosas y narrar la realidad. Y es verdad que a veces es triste y no nos gusta. Es verdad que hay unos tipos en España que están diciendo estas cosas. Habrá que contarlo, no sé ya si magnificarlo o darle más importancia. Vox está operando fuera del radar, está dando pocas entrevistas y haciendo actos público muy multitudinarios. Muchas presencia en las redes, es para la reflexión.

La política también se hace en Whatsapp y en Instagram.

Se ha convertido en imágenes y en emociones. Siempre pensé en la política de argumentos y racionalidad. Me da mucho miedo que se convierta en imágenes y emociones porque es un camino a explorar a escenarios a veces no deseables.

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Haciendo balance de estos años en el Congreso, ¿sales decepcionado de la vida política española? ¿Hay nivel?

Decepcionado no me voy porque me hubiera ido a mi casa. Me voy con la sensación de que puedes hacer muchas cosas, es un instrumento muy útil para vertebrar las sociedades. Voy a estar en las Cortes de Aragón si los ciudadanos quieren y trabajar por mi territorio con gente a la que aprecio mucho como Javier Lambán, Mayte Pérez y Vicente Guillén. También tengo la sensación de que tengo que aprender mucho.

¿Quiénes han sido los mejores oradores que ha escuchado en la Carrera de San Jerónimo?

Aitor Esteban, excelente. Carles Campuzano también era muy bueno, y Pablo Bustinduy. En mi grupo, Juan Carlos Campo y Manuel Cruz. José Andrés Torres Mora hacía unas intervenciones brillantes.

Recomiéndanos algunos libros para entender la España de hoy.

Dos que hay que leer: La sociedad que seremos, de Belén Barreiro, e Hijos del hormigón, de Julio Embid.