Un parche a otro parche: el plan de urgencias de Ayuso que lleva a los sanitarios a la huelga
Los profesionales denuncian como "agravio brutal" el modelo "impuesto" por la Consejería, e irán a huelga: "Lo estamos viviendo con verdadera angustia".
“Muy tenso, triste, inquieto”. A Ángel Bayo le faltan adjetivos para describir sus sensaciones al abandonar la reunión extraordinaria de la Mesa Sectorial de Sanidad de la Comunidad de Madrid este jueves, 13 de octubre. Es la tercera vez que los sindicatos se sientan con la Consejería de Sanidad para abordar el nuevo plan de urgencias extrahospitalarias, y el encuentro ha saltado por los aires.
“Todas las organizaciones hemos manifestado nuestro rechazo, dudas, inseguridad y el perjuicio que este plan va a acarrear”, explica a El HuffPost Ángel Bayo, médico en el Servicio de Atención Rural (SAR) de Arganda del Rey y delegado sindical de AMYTS. Los sindicatos aseguran que en la reunión de la Mesa Sectorial se han encontrado “imposición” y ningún margen de negociación, hasta el punto de que las cinco entidades presentes –AMYTS, SATSE, CCOO, UGT y CSIF– se han levantado de la mesa y han decidido convocar una huelga indefinida a partir del próximo 25 de octubre para los trabajadores afectados por el nuevo plan. Quieren que la Administración se siente a negociar, cosa que no ha hecho hasta ahora, según reclaman
Este es un capítulo más en la turbulenta relación de la Comunidad de Madrid con los trabajadores sanitarios, que vienen denunciando su situación y la del servicio desde las mareas blancas de 2013, y ahora ven cómo se materializa y ahonda esta degradación de forma repentina, radical y torticera. Los trabajadores de los SAR (centros de urgencias rurales) tienen tachado el 22 de septiembre como día de la infamia. “Es todo tan absurdo que al principio no me lo podía creer”, reconoce María Isabel de Barrio Tejada, médica en el SAR de Navas del Rey. “Me pasé dos días en shock cuando nos enteramos. Decía: ‘No puede ser’”.
Fue el pasado 22 de septiembre cuando saltó “el bombazo” –define Bayo–, el plan para las urgencias extrahospitalarias que había diseñado la Comunidad de Madrid sin consensuar con los representantes de los trabajadores. Dicho plan cambiaba radicalmente el modelo actual, y por ende las condiciones laborales de los sanitarios: horas laborales, retribución, lugar de trabajo…
Los mismos trabajadores de 41 centros, ahora para 78
Básicamente, la Comunidad de Madrid se comprometía a abrir 78 dispositivos de atención sanitaria –la misma cifra que antes de la pandemia, cuando se cerraron los 37 SUAP (Servicio de Urgencias de Atención Primaria)–, integrando los SAR y los SUAP bajo el nombre de puntos de atención continuada (PAC). Sin embargo, la letra pequeña indicaba que el personal para esos 78 centros sería el mismo que el que ya existe para los 41 SAR. Es decir, los mismos efectivos del Servicio de Atención Rural tendrían ahora que ‘dividirse’ –o multiplicarse, según se mire– para cubrir 78 puntos en lugar de 41.
A los profesionales no les salen las cuentas. “No hay cifra que pueda aguantar eso; no hay planilla que pueda cuadrarlo o hacerlo racional”, lamenta María Isabel de Barrio. El sindicato AMYTS calcula que, con este plan, los profesionales de esos servicios pasarán de trabajar 1.536 horas anuales a 1.642, además de cambiar sus turnos y lugar de trabajo. Los principales afectados son los trabajadores de los SAR –medio millar, entre médicos, enfermeros y celadores–, pero también los de los antiguos SUAP, unos 150 entre las tres especialidades.
“La situación no podría ser más desoladora”
Para Ángela Hernández, secretaria general de AMYTS, “la situación no podría ser más desoladora”. “La Administración no se ha movido un milímetro con respecto a las primeras propuestas, y ante el tremendo empeoramiento de las condiciones laborales no nos queda otro remedio que plantear un conflicto en forma de huelga”, apunta. Hernández siente “pena” al tener que “llegar a esta situación”, pero reclama que la Administración cumpla sus promesas. El plan de urgencias extrahospitalarias que existe ahora se aprobó –de forma negociada– en 2004, con el compromiso de ser revisado cada tres años –a mejor, se entiende–. Ahora, casi 20 años después, los profesionales se encuentran con un enorme paso atrás en sus condiciones, y no lo aceptan. “Es un día triste”, asegura Hernández, que califica el nuevo plan de “tremendo sinsentido”.
Sobre los motivos que hay detrás de esta ‘reorganización’ no faltan teorías. “No sabemos si será por tiempos políticos, porque Isabel Díaz Ayuso está mal asesorada o, pensando mal, porque no tienen interés en mejorar la prestación sanitaria sino otros intereses mucho más inconfesables”, indica Ángela Hernández.
Según Ángel Bayo, la Administración “pretende hacer creer a la población que están abriendo 78 dispositivos asistenciales”, lo cual suena muy bien, cuando en realidad están “cerrando viejos servicios y abriendo otros a los que les cambian el nombre”. Esto es: mismo número de centros que antes de la pandemia, pero con menos personal. “Lo venden como un nuevo producto [PAC], como algo maravilloso, pero están multiplicando panes y peces”, critica Bayo.
“Están desmantelando las urgencias rurales”
Para María Isabel de Barrio, “lo que están haciendo es desmantelar las urgencias rurales”. “Están destruyendo algo que funciona perfectamente para no contratar personal en otros sitios que están cerrados, los SUAP”, afirma. En su opinión, el hecho de que la oposición política esté presionando por la reapertura de los SUAP ha llevado a la Administración actual a hacerlo a cualquier coste, sin contratar personal y “desnudando” otros servicios, los SAR. “En la ciudad, donde están los SUAP, hay mucho voto, y de cara a las elecciones [en mayo] interesa. En los pueblos hay muy poca gente, así que les da igual”, lamenta la médica.
De Barrio explica que lleva toda su vida “en el mundo rural”, conoce cómo funciona este servicio, y sabe el peligro que corre la población si los SAR se quedan desabastecidos. “Sé lo que se necesita a un médico de noche en un pueblo pequeño, cuando tienes el hospital a 50 kilómetros”, dice. Cuenta que, donde trabaja, en Navas del Rey, el hospital más cercano está a 45 kilómetros. “¿Cómo puedes garantizar la salud de la población si no hay un médico de guardia?”, plantea. “A las 3 de la mañana es cuando te dan los ictus y los infartos. La gente se va a morir; va a traer consecuencias muy graves que a día de hoy no se ven”, advierte.
“De repente rompen la baraja y cambian las reglas del juego”
Los sanitarios consultados explican que el SAR era, hasta ahora, el servicio que mejor funcionaba en la sanidad madrileña, con unos profesionales fidelizados, bien organizados, relativamente satisfechos con las condiciones y “los únicos sin déficit de personal en estos años”.
Pero ahora “de repente rompen la baraja y cambian las reglas del juego”, incide María Isabel de Barrio. La mujer tiene 59 años y no se ve capaz de asumir un cambio tan radical en su trabajo de la noche a la mañana. “Si aceptas lo que ellos te proponen, te pueden tener tres tardes de una semana en tu centro y dos tardes donde a ellos se les ponga en las narices. ¿Y si no tienes coche, qué haces? Yo vivo a tres kilómetros del pueblo en el que trabajo, tengo un autobús cada media hora; ¿qué hago si me mandan a Coslada para cubrir una guardia de 5 a 12?”, se pregunta. “Es un agravio brutal. Estamos viviendo esto con verdadera angustia”, coincide Ángel Bayo.
Por el momento, ambos están luchando, protestando, mandando cartas a los medios para explicar la problemática, movilizándose frente a las instituciones para expresar su indignación, llamando a la huelga. La médica asegura que “no es una cuestión de dinero”. “Si acepto lo que me proponen quizá gano más, pero no vivo. Estoy de esclava para cuando ellos quieran, donde ellos quieran”, relata.
También saben de otros compañeros que buscarán otras salidas. “Hay gente que a los 60 años se está planteando presentarse como suplentes en otras comunidades cercanas, gente que está mirando reducciones de jornada por cuidado de hijos o familiares, gente que se plantea cogerse una excedencia, o que reclamarán la vuelta a la atención primaria”, enumera De Barrio.
Ángel Bayo comparte las críticas y los augurios que menciona De Barrio. Sostiene que hay profesionales que se van a plantar, que van a “renunciar a su plaza” al no estar dispuestos a asumir “una pérdida de condiciones tan brutal”. AMYTS publicó una encuesta este martes en la que participaron 164 médicos de los Servicios de Atención Rural; de ellos, 128 respondieron que se plantearían cambiar de puesto si la Consejería sigue adelante con su plan, y 140 irían a la huelga en caso de ser necesaria.
“Primero fueron los SUAP, ahora los SAR y luego será Primaria”
María Isabel de Barrio dice sentirse, directamente, “engañada”. Cuando se presentó para conseguir su plaza, las condiciones no eran las que ahora pretenden imponer. Y teme que este sea “sólo otro paso más” en el desmantelamiento de la sanidad pública madrileña. “Después irán los de primaria”, advierte.
“Somos perros viejos, tenemos ya la piel acartonada, y nos imaginamos cuál puede ser el desenlace de esta situación”, afirma De Barrio. Por eso estamos en la calle, por eso nos planteamos qué tipo de opciones tendremos aunque nos obliguen a firmar, y por eso pedimos apoyo a la población. Porque primero fueron los SUAP, ahora son los SAR, y después vendrá Primaria”, augura.
Ángel Bayo incide sobre esta idea. “El cuidado del profesional en Madrid es mínimo, las condiciones son cada vez más retorcidas, así que salir de Madrid es algo que contemplan muchos compañeros”, reconoce. “Da miedo quedarte en un sitio donde sabes que, si al vecino ya le ha tocado, tarde o temprano te llegará a ti”, confiesa el médico.