Hiba Abouk: "Si a una mujer le empodera llevar hiyab, que se lo ponga"
La actriz se incorpora a 'Madres. Amor y vida', pero habla de mucho más que la serie.
Hiba Abouk se traslada a París, ciudad que ya conoce bien, pero no del todo. La actriz seguirá viajando a España cada vez que el trabajo se lo permita y, en este caso, con la promoción de Madres. Amor y vida, que ya se puede ver en Amazon Prime Video. La intérprete de 34 años se mete en el papel de una mujer embarazada que quiere tener el parto que ha elegido.
Un papel de peso, dado que pone sobre la mesa un término que se ha conocido recientemente, a pesar de que se refiere a algo que siempre ha existido: la violencia obstétrica. Según recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS), “una forma específica de violencia ejercida por profesionales (predominantemente médicos y personal de enfermería) hacia las mujeres embarazadas, en labor de parto y el puerperio. Constituye una violación a los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres”.
Abouk ha conocido a muchas mujeres que la padecieron sin ni siquiera saberlo, y denuncia que no se reconozca “como un delito en el Código Penal”. Asimismo, habla de quienes sufren experiencias traumáticas tras el embarazo, de “prejuicios que rozan el racismo” o de la polémica foto con C. Tangana en un yate. Y lo hace sin titubeos, contundente en esta entrevista con El HuffPost.
Tienes un personaje muy potente, que pone encima de la mesa un debate, el de que cada mujer tenga el parto que elija y el de la violencia obstétrica. ¿Qué has aprendido de ello?
Pone encima de la mesa no solo el debate, sino la problemática que está completamente silenciada [la de la violencia obstétrica]. Para este papel me documenté y resulta que pasa muchísimo y que se habla poco de ello, que el Código Penal ni siquiera lo reconoce como un delito y que muchas mujeres se quedan traumatizadas de por vida, con depresiones postparto que duran muchísimo. El que se supone que debería ser el día más feliz de sus vidas se convierte en una pesadilla. Una debe tener el parto que ha deseado, ser libre de elegir siempre que las circunstancias médicas lo permitan. Hay cosas que podrían evitarse, la mujer está hecha para parir de manera natural. A veces las cesáreas o las episiotomías no son necesarias. Documentándome, me di cuenta de que la mayoría de mujeres habían sufrido violencia obstétrica sin saberlo, y lo veían normal porque pensaban que entraba dentro del protocolo médico. Tenemos que informarnos bien y ser perseverantes con el parto que queremos.
Es un término prácticamente nuevo, del que se habla ahora, el de la violencia obstétrica.
De hecho, esta trama está hecha para eso, para visibilizar esa parte importante. Yo acababa de ser madre y me parecía fundamental este papel, era casi un compromiso personal.
Y siendo madre (reciente), ¿has redescubierto algo sobre la maternidad o a darle otro sentido, a entender a otras madres?
Sí, me ha ayudado a saber más. Yo tuve un postparto bastante bueno y lo acepté con muchísima alegría, pero es verdad que hay otras muchas madres a las que no les pasa eso. Es un gran cambio en tu vida, que hormonalmente también está alterada, y si encima el parto no es lo que deseas se te queda una experiencia traumática difícil de superar. Yo me metí ahí en el personaje, que realmente era algo que no había vivido, y aprendes a entender a esas mujeres y a empatizar con ellas.
Ya adentrándonos en el tema de la familia. Dijiste que te gustaba la etnia gitana porque la sociedad en la que vivimos es cada vez más individualista. ¿Puedes detallarlo?
En la cultura gitana lo primero es la familia y van todos juntos a todos partes. Luego cada uno tiene la familia que puede o que quiere, puede pasar de todo, cada familia es un mundo.
Hubo un día en el que dijiste ‘basta’, cuando sólo te ofrecían papeles de personajes musulmanes, solo por tu nombre. ¿Eran etiquetas, prejuicios o racismo?
Eran prejuicios que rozaban el racismo, porque por tener un nombre poco común pensaban que no era española, cuando he nacido en Madrid, soy española y hablo un español impecable.
Las etiquetas están en todas partes. Lo de ‘actriz joven que triunfa’ por ser ‘guapa, aunque no tenga formación’ es casi parte del imaginario colectivo.
Total. Y golpe de suerte ninguno. En mi caso, he trabajado muchísimo, he estudiado dos carreras, me he licenciado en la RESAD, tengo muchísimo conocimiento de lo que es mi oficio y hablo cinco idiomas. Y, aparte, tengo la suerte de ser guapa, pues sí. Me cuido mucho, cuando tienes algo hay que saber mantenerlo, comer bien, hacer deporte, estar sano mentalmente, y todo eso también es un trabajo. Nadie nos ha regalado nada.
“Ni española ni tunecina, del Mediterráneo”.
(Ríe). Es un sentimiento muy profundo, de mi alma. A orillas del Mediterráneo es donde más vibro. Pero bueno, no sólo del Mediterráneo, en las aguas de Cádiz estoy más a gusto que en brazos..
¿Cómo es tu vida en París, ciudad a la que te has trasladado con tu familia, lejos de ese mar?
Bueno, llevo instalada aquí una semana de reloj, tampoco puedo decir mucho, y vuelvo a Madrid de momento por la promoción. Pero mi vida ya se está asentando aquí, mi hijo ya está apuntado a la guardería. ¿Que cómo es? Superguay. París es una ciudad que me gusta mucho y estoy muy contenta de poder estar aquí. Realmente estoy de vuelta, pasé una temporada aquí hace unos años y me hace ilusión volver.
¿Crees que allí te pueden salir bastantes oportunidades laborales? Si algo se compara siempre en el mundo de la Cultura en España, es cómo Francia apuesta por su industria.
Bastantes no lo sé, pero alguna que otra sí. He rodado ahora, justo antes del verano, una serie francesa que se estrena a finales de año.
¿Podemos saber algo más de ella?
Solo que es un thriller, una miniserie de seis capítulos que en español se traduce como He matado a mi marido.
La actriz Hajar Brown protagonizó una portada en Cosmopolitan en la que decía que llevar hiyab la empodera, a lo que una diputada de Vox contestó “despierta ya, Europa”, a lo que tú contestaste “toda mi admiración a Hajar Brown y, sobre todo, mi apoyo ante el ignominioso comentario de Rocío”. ¿Algo que añadir?
Pues que si a una mujer le empodera llevar hiyab, que se lo ponga y se sienta empoderada; si a una mujer le empodera llevar una gorra del revés, que se la ponga; si a una mujer le empodera ir escotada todo el día, que vaya escotada todo el día. Lo que debemos tener es la libertad de elegir y aceptarnos los unos a los otros. Qué tontería.
Para quien siga sin entenderlo, tú lo puedes explicar mucho mejor, no deja de ser parte de tus raíces.
Hay muchas veces que no es una decisión personal y entonces es cuando es una violación de tu libertad, y es una putada. Pero si una mujer, honestamente, dice que eso la empodera, me parece de quitarse el sombrero. No se puede generalizar. No porque lleves velo eres sumisa, no tiene nada que ver. Ahora, si esa mujer lo lleva porque es una sumisa, ella es una sumisa, se ponga lo que se ponga, pero si le gusta hay que apoyar la libertad y respetar la del otro.
Esta no ha sido la única polémica en la que ha aparecido tu nombre. Fuiste una de las mujeres que posó en la famosa foto del yate con C. Tangana. ¿En este caso hablamos de machismo, sumisión o libertad?
Pues estamos en un barco celebrando que un compañero ha sacado un tema que se llama Yate. Si se escucha el tema, en ningún momento habla de mujeres. Para empezar, escuchemos la música, por favor. C. Tangana ha hecho uno de los mejores discos que se llama El Madrileño, con muy buenos músicos. Entonces, primero nos informamos, vamos a tener un poquito de cultura musical, a escuchar su música y luego ya juzgar lo que queramos. Que la gente lo quiere ver machista, me parece estupendo. Yo me lo pasé de puta madre, me fui a celebrarlo con un amigo, se decidió hacer una serie de fotos, nos tumbamos con él, cada uno posó como le dio la gana y punto. No hay que darle más vueltas.