Hay vida más allá de Le Pen y Macron: estos son todos los candidatos a la presidencia francesa

Se habla básicamente de cinco, pero en realidad para la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Francia, que se celebra este domingo 23 de abril, hay once aspirantes. Todos quieren pasar a la segunda vuelta, último paso antes de hacerse con el Elíseo, pero sólo lo conseguirán dos. El nombre del que lo consiga saldrá de esta lista, que en esta cita electoral está formada por nueve hombres y dos mujeres, un candidato más que en 2012.

Esto es todo lo que tienes que saber sobre ellos.

Si las cosas siguen como hasta ahora, la ultraderechista Marine Le Pen no tendrá ningún problema para pasar a la segunda vuelta de las presidenciales de Francia. Otra cosa será conseguir ganar a su oponente en la segunda, algo que parece muy complicado. Pero lo cierto es que llega reforzada a las urnas. Esto es así gracias al archiconocido ya auge del populismo en Europa, que se ha visto alentado además por la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Una crisis económica que sigue coleando y el sentimiento generalizado de que la brecha entre los ciudadanos y sus líderes no hace más que agrandarse, han provocado que Le Pen crea y diga que es su momento. [Puedes leer más sobre esta candidata en este perfil sobre ella]

A sus 48 años es la presidenta desde 2011 del Frente Nacional, el partido de ultraderecha fundado por su padre, Jean-Marie Le Pen, y llega a estas elecciones con el 27% de intención de voto. Su programa es básicamente antieuropeo, antimusulmán y antimundialista, aunque ha tratado de lavar la imagen del partido que heredó de su padre. Su campaña se ha visto ensombrecida por la media docena de investigaciones judiciales por desvío de fondos y financiación ilegal que Le Pen considera una persecución política. Y el electorado parece que, al menos por ahora, se lo perdona.

Es la sorpresa de estas elecciones, marcadas por los escándalos de corrupción que se han conocido sobre Marine Le Pen y François Fillon. A sus 39 años él, ex ministro de economía que plantó al presidente François Hollande, ha escalado posiciones hasta ser la gran esperanza para combatir la ultraderecha de Le Pen. Se le cuestiona su capacidad para gobernar el país, ya que nunca ha desempeñado un puesto electo, pero él asegura que es la mejor opción para Francia. [Puedes leer más sobre este candidato en este perfil]

Macron, sin partido,está al frente del movimiento emergente "En Marche!" (¡En Marcha!), con un programa "ni de izquierdas ni de derechas", profundamente europeísta.

Una vez dio la sorpresa en las primarias de su partido, Los Republicanos, tras imponerse al favorito, Alain Juppé, François Fillon parecía invencible. Tanto, que los analistas políticos se apresuraron a predecir un escenario como el que se vivió en 2002: una agónica elección entre la derecha y la extrema derecha, representada entonces por Jacques Chirac y Jean Marie Le Pen respectivamente. Todo apuntaba a que ahora, 15 años después, serían Fillon y Marine los que representarían tal escena. Pero llegaron los escándalos de corrupción vinculados a los empleos ficticios de la mujer de Fillon y sus hijos para poner en la cuerda floja al conservador. [Puedes leer más sobre este candidato en este perfil]

La situación ha llegado a tal punto que Fillon está imputado, pero él no se retira. Eso sí, las encuestas ya no le respaldan como antaño e incluso algunas descartan que sea capaz de pasar a una segunda vuelta. Los sondeos que mejor le posicionan le otorgan un 17% de los votos, lo que acaba con su objetivo de hacerse con la presidencia.

Los socialistas sabían que estas elecciones iban a tener complicado hacerse con la victoria. Por eso querían al mejor de los mejores candidatos. Y en las primarias se decantaron por el candidato ubicado más a la izquierda, uno alejado de la maltrecha figura del actual presidente, François Hollande, Benoît Hamon. Se impuso a Manuel Valls, que ha manifestado ese descontento de parte del electorado socialista francés anunciando que no respaldará al candidato de su partido, sino a Macron. [Puedes leer más sobre este candidato en este perfil]

Hamon ha resistido la campaña como ha podido, encarnando a la izquierda más próxima a los jóvenes concienciados de los grandes núcleos urbanos, los burgueses-bohemios conocidos por el acrónimo de "bobo". Pero, de golpe, apareció Jean-Luc Mélenchon, avezado orador que ha reunido a miles de personas en ocasiones en varias ciudades de forma simultánea gracias a un sistema de hologramas. El buen papel que ha hecho en los debates televisados y su éxito en mítines y en las redes sociales han relanzado su campaña hasta el punto de desbancar al socialista Benoît Hamon como principal baza de la izquierda.

Es la sorpresa de esta campaña. Mélenchon, que representa la corriente más radical de la izquierda, ha conseguido que se hable de él a última hora, escalando hasta el tercer puesto de los que más respaldo electoral tiene. El político, que a sus 65 años afronta su segunda campaña presidencial, ha comprobado que, desprovisto del lastre de todo aparato, tiene un gran tirón electoral. Mélenchon ha sido siempre un verso suelto que ha encontrado más eco entre el público cuando ha acudido en primera persona a su encuentro. [Puedes leer más sobre este candidato en este perfil]

Ha basado su campaña en la abolición del sistema de gobierno actual en Francia, la Quinta República. Él pretende crear una nueva república definida por la gente y no por la "oligarquía" que tiene ahora el mando, según se explica en su web. Es un crítico incansable de la Europa "liberal" y aboga por una ruptura con los tratados europeos. Una de sus promesas estrella es la de subir los impuestos al 90% a las personas que cobren más de 400.000 euros al año.

Mecánico en una fábrica del grupo automovolístico Ford y líder de un partido anticapitalista, participó en las presidenciales de 2012 (1,15%). Y ahora ha dejado sin palabras a más de uno. Buena parte de Francia y del mundo fue testigo de ello: en pleno debate electoral, televisado en directo, lanzó un claro mensaje al resto de candidatos. "Creemos que hay que limitar los salarios de los políticos a la media salarial del país, así tendrían más ganas de aumentar el salario mínimo, porque sería algo que les afectaría personalmente", es una de las frases con las que sentenció su mensaje hasta el punto de ser el protagonista del debate presidencial de Francia del pasado 4 de abril.

Obrero y sindicalista en la CGT, Poutou se ha convertido en el portavoz de los parados y de los trabajadores en situaciones precarias. "Hablamos de cargas sociales, pero se trata de cotizaciones sociales. Es la financiación de la Seguridad Social lo que esta en juego", espetaba en contrapartida a las propuestas de austeridad defendidas por sus contrincantes de derechas en el debate. El candidato trotskista (de 50 años) propone reducir la jornada laboral a 32 horas, aumentar el salario mínimo a 1.700 euros o abandonar la energía nuclear.

Según el último sondeo realizado por OpinionWay/Orpi, Poutou contaría con un 1% de la intención de voto, pero ya se ha hecho con un hueco en esta campaña.

En las antípodas del espectro político se sitúa Nathalie Arthaud, de 47 años, profesora de Economía en un instituto a las afueras de París y candidata del partido trotskista Lucha Obrera (LO).

Más teórica en su discurso que Poutou, tampoco busca llegar al Elíseo, sino "hacer escuchar" el punto de vista obrero. La segunda mujer aspirante a la presidencia, junto a Le Pen, incluye en su programa la nacionalización de bancos y fábricas, rebajar la edad de jubilación a los 60 años o aumentar el salario mínimo a 1.800 euros mensuales.

El soberanista François Asselineau es partidario de una salida rápida de la UE (el llamado "Frexit"), que, en su opinión, según ha manifestado a la agencia Efe, se encuentra bajo la "triple dictadura de la Comisión Europea, la OTAN y el Banco Central Europeo".

En ocasiones tratado de complotista, Asselineau tan solo consiguió 17 apoyos de cargos públicos de los 500 necesarios para presentarse a las elecciones presidenciales de 2012, que en esta ocasión sí ha obtenido. Tiene una intención de voto de 0,5%.

El candidato, de 59 años, fundó la Unión Popular Republicana (UPR) en 2007, después de haber trabajado como alto funcionario y consejero ministerial en los años 90.

Originario de Argentina, es el que más veces se ha presentado a las elecciones presidenciales. Tras dos intentos fallidos en 1981 y 1988 por conseguir los avales necesarios, los obtuvo por primera vez en 1995 y de nuevo en 2012 —aunque en ninguno de los dos casos sobrepasó el 0,25 % de los votos totales—.

Es, a sus 75 años, el aspirante de mayor edad al Elíseo, y basa su proyecto en la salida de la UE y del euro.

También propone la separación de los bancos de depósito y de crédito, la nacionalización de las empresas estratégicas y el lanzamiento de un programa de colonización espacial.

Nicolas Dupont-Aignan busca, a sus 57 años, situarse entre el representante de Los Republicanos (LR), François Fillon, y la del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen.

El presidente de Debout La France ("Francia En Pie") ha hecho de Europa un tema central de su campaña, con un programa que incluye la salida del euro o la reforma de los tratados europeos para "devolver la soberanía" a cada país. Se sitúa a la cabeza de los candidatos minoritarios, con una intención de voto cercana al 5% según las encuestas.

Dupont-Aignan ha formado parte de varios equipos ministeriales, y abandonó el partido conservador Unión por un Movimiento Popular (UMP) en 2007, tras un desacuerdo con Nicolas Sarkozy.

Jean Lassalle (61 años) se ha erigido en representante del mundo rural, declarándose por ejemplo "preparado para afrontar a Trump y Putin" gracias a su experiencia con lobos y osos.

Originario de un pequeño pueblo al norte de los Pirineos, el líder del movimiento Résistons! ("¡Resistamos!") ha aprendido el español antes que la lengua de su país, según ha asegurado a la agencia EFE.

Comenzó su andadura política al ser elegido alcalde en 1977 de una localidad de 160 habitantes, y desde 2002 es diputado de la región Pirineos Atlánticos.

La baja intención de voto que indican los sondeos (0,5%) se debe a que todavía no ha "tocado" el corazón de los franceses, explicó, aunque se resiste a "tirar la toalla".

Crítico con la globalización y partidario de una "ecología humanista", el diputado propone volver al modelo territorial francés anterior a 2015 y renegociar los tratados de la Unión Europea (UE) para crear una "Europa de las naciones".