Hasta qué punto podemos fiarnos de las predicciones del tiempo para el verano
Por Javier Martín Vide, catedrático de Geografía Física, Universitat de Barcelona:
Al entrar el verano astronómico, poco antes de las vacaciones de la mayoría de la población, la pregunta que estaba en boca de todos era cómo iba a ser esta estación desde un punto de vista meteorológico. Ahora, tras la primera ola de calor estival, que ha afectado a toda Europa, muchos temen que las elevadas temperaturas se conviertan en la tónica dominante de los próximos meses.
El intenso calor de la pasada semana dejó récords de temperaturas en muchas provincias españolas, como Girona, donde se alcanzaron los 43,4℃, récord absoluto desde que comenzó a operar esta estación meteorológica (1884).
Las cifras de junio recuerdan ya a estíos recientes tan sofocantes como el de 2015, con una ola de calor desde San Juan a Santiago y temperaturas récord en algunas ciudades, como los 44,5℃ alcanzados en Zaragoza. O a la máxima absoluta de España registrada en julio de 2017 en Montoro (Córdoba): 47,3℃. O a las casi seguidas 13 noches tórridas con mínimas iguales o superiores a 25℃ del pasado verano en el centro de la ciudad de Barcelona.
Desde el verano de 2003, mortífero por las altas temperaturas en Europa occidental, las olas de calor se han sucedido con mayor frecuencia que antes. Sea urbano o rural, el sufrido ciudadano teme cada vez más, sobre todo cuando no está de vacaciones, las altas temperaturas. Las que corresponden a un sol de justicia y a unas noches en que resulta imposible descansar.
Para conocer cómo será una estación entera o incluso más meses por adelantado se recurre a las llamadas predicciones estacionales, que realizan los grandes centros meteorológicos mundiales. Estas predicciones suelen expresarse mediante enunciados simples, tales como temperatura superior, igual o inferior a la normal del mes. Y lo mismo para la precipitación.
En la actualidad, afinando más, se presentan como anomalías (en ℃ para la temperatura y en milímetros para la precipitación) respecto a los valores medios o normales de cada mes o con lenguaje probabilístico.
Uno de los mejores lugares, por su claridad, donde encontrar predicciones estacionales es la web del European Forest Fires Information System (EFFIS). Sus mapas de anomalías del continente europeo permiten conocer cómo será la temperatura y la precipitación en los 7 meses siguientes y están basados en los análisis del Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Medio Plazo (ECMWF), una organización intergubernamental con sede en Reading (Reino Unido) a la que España pertenece.
Pero surgen algunas preguntas al respecto de las predicciones estacionales: ¿en qué se basan? ¿qué confianza merecen? ¿hasta qué mes por adelantado dan resultados aceptables? ¿estiman mejor el tiempo de los próximos meses en nuestras latitudes o en otras más septentrionales o meridionales? Y por encima de todas estas cuestiones, está la siguiente: ¿cómo pretender una predicción a meses vista, cuando sabemos que la predicción meteorológica solo permite conocer el tiempo con unos pocos días de antelación?
Las predicciones estacionales se obtienen mediante modelos o conjunto de modelos físico-matemáticos que estiman las anomalías de temperatura y de precipitación en los meses siguientes. No pretenden indicar el tiempo en una fecha determinada, como hace la predicción meteorológica, sino si la temperatura y la precipitación serán superiores o inferiores a las normales en un área relativamente amplia.
Estos modelos tienen en cuenta los siguientes factores:
- La posición y persistencia de los llamados centros de acción, es decir, los grandes anticiclones y borrascas (como el anticiclón de las Azores).
- La potencia y localización del vórtice polar, un gran torbellino que circunda los polos.
- Si el agua del mar tiene una temperatura más alta o más baja que la habitual para la época.
- Los valores meteorológicos registrados en los últimos meses y los casos análogos ocurridos en el pasado.
Como los grandes procesos atmosféricos y, sobre todo, las temperaturas marinas no cambian de un día para otro, es decir, muestran una notable persistencia, podemos inferir sus efectos en el tiempo durante períodos de algunos meses.
Son predicciones fundamentalmente probabilísticas que tienen un grado de incertidumbre notable, por lo que deben tomarse solo como aproximaciones a las variaciones térmicas y pluviométricas de los próximos meses respecto a lo que es normal en ellos. Naturalmente, cuanto más lejano en el tiempo es el mes objeto de la predicción, menor es la fiabilidad de la misma. Podría afirmarse en general que a tres meses vista las predicciones estacionales aportan información de utilidad y a medio año rozan una simple predicción aleatoria.
Además, las predicciones estacionales son más fiables en las latitudes tropicales que en las medias, donde se sitúa España, dado que aquí las variaciones aleatorias del tiempo día a día son mayores que en el trópico. Y son mejores para la temperatura que para la lluvia.
Los mapas difundidos por el EFFIS a comienzos de junio prevén para España un verano más cálido de lo normal en el interior peninsular y Baleares y por debajo de la normal climatológica en la costa del golfo de Cádiz (Huelva y Cádiz). En gran parte de los litorales y en Canarias se prevé un verano térmicamente normal.
Julio será más cálido de lo normal en el interior peninsular (especialmente en la meseta norte) y en Baleares, pero más fresco de lo que le corresponde en los litorales de Cádiz y Huelva y en las islas Canarias orientales. En agosto se repetirá el mismo patrón, aunque en las franjas litorales y en Baleares la temperatura no se separará de los promedios habituales del mes.
Finalmente, en septiembre prácticamente en toda la España peninsular y Baleares se registrarán temperaturas algo superiores a las normales. Por los valores medios previstos, el verano de 2019, aun siendo en conjunto más cálido de lo normal, no parece que vaya a resultar extraordinario. Sí que se batirán algunos récords puntualmente, como ya ha ocurrido durante la intensa ola de calor de la última semana de junio. Como los valores medios o normales se establecen a partir de un período de unos 30 años, el progresivo calentamiento da lugar a veranos repetidamente por encima de los promedios.
Respecto a la precipitación, variable de más compleja predicción, los pronósticos apuntan un verano entre normal y seco en gran parte del territorio español.