Hasel, desde la universidad: "Basta con ir a por unos pocos para asustar y que el resto tenga miedo de expresarse"
El rapero se ha atrincherado con varias personas en la Universitat de Lleida: "Queremos evitar que entre la Policía y demostrar que no estoy solo".
Pablo Hasél sigue poniendo en jaque a las autoridades desobedeciendo. Este lunes ha informado en Twitter de su última acción para protestar contra lo que él considera un ataque a la libertad de expresión. Se ha encerrado en la Universitat de Lleida junto a varias personas que le han mostrado su solidaridad tres días después de que venciese el plazo que tenía para entrar en prisión. Está condenado a nueve meses de cárcel, seis años de inhabilitación y a casi 30.000 euros de multa por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias contra la Corona y contra las instituciones del Estado.
“Estoy encerrado junto a bastantes solidarios en la Universitat de Lleida, tendrán que reventarla para detenerme y encarcelarme. Es en el Rectorat de Rambla d’Aragó por si alguien de por aquí quiere echar una mano”, ha escrito en su cuenta de Twitter.
Un Hasel “cansado y saturado” pero “con muchísima fuerza” atiende desde la universidad y en pleno encierro a El HuffPost y dice ser “consciente de que todo esto sirve para que se interiorice que se trata de un ataque contra nuestras libertades que sólo vamos a poder parar con presión en las calles y acciones como la de hoy”. De momento, su plan si va la Policía es “impedirles entrar”, el resto, dice el rapero, “depende de la gente solidaria que ha organizado esto”.
Con esta acción, en la que han cerrado con cadenas el rectorado -dejando pasar a “estudiantes, solidarios y prensa”- pretenden dos cosas: “Evitar la detención por parte de la Policía, que va a tener que entrar a la fuerza y hay vigilancia constante hasta que llegue” y “hacer más ruido y demostrar que no estoy solo y que se entiende que se lucha por la libertad de todos”.
Por eso no personaliza su lucha: “hay muchos casos como el mío que demuestran que no hay libertad de expresión en España. Es imposible ir a por cada persona que diga determinadas cosas, pero basta con ir a por unos pocos para asustar al resto y que tenga miedo a la hora de expresarse. Eso significa que no hay libertad de expresión y, sin ella y otras libertades que se vulneran, no hay democracia”.
El juicio de Hasel ha pasado también al terreno político. El lunes pasado, a seis días de que venciese el plazo de Hasel para entrar en la cárcel, la Moncloa difundió un breve comunicado en el que informaba de que el Ministerio de Justicia iba a “plantear” una reforma del Código Penal para que los delitos de opinión no acarrearan penas de cárcel. Tan solo unos minutos después, Podemos informaba a través de su grupo parlamentario que había registrado en el Congreso una ley de protección de la libertad de expresión con el mismo objetivo que la reforma que acababa de anunciar la Moncloa.
De hecho, aunque Hasel no quiera pedir el indulto, -“significaría arrepentirse, y yo no me arrepiento de nada”- el propio Iglesias se lo pidió al PSOE hace unos días. Pero Hasel no está a favor de que se pida. “Estoy a favor de que se exija la libertad”, asevera.
Pero “si por la presión de la sociedad o cualquier factor que no implique el más mínimo arrepentimiento o la más mínima colaboración con el Estado, a mí me abren las puertas de la cárcel, yo voy a salir y será una gran victoria del movimiento solidario”. Pero tiene claro que ni aceptaría el indulto “ni la más mínima condena”, aunque sea una sanción económica como plantea la reforma del Gobierno, “porque no sería una condena legítima, sería injusta. Y ante sentencias injustas lo que hacemos es llamar a responder con movilización y desobediencia. A impugnar el mensaje que quieren promover. Por eso no me he presentado voluntariamente en prisión y por eso no aceptaría ningún tipo de condena”.
Eso sí, a pesar de los esfuerzos y la solidaridad, tarde o temprano Hasel se ve en prisión. “No ha habido suficiente solidaridad, aunque sea mucha. Por eso cuando me encarcelen debe haber una respuesta contundente”, explica. Él decidió no seguir los pasos de Valtonyc y exiliarse “para acudir a la lucha y las protestas”. Y pase lo que pase las próximas horas o días, tiene claro que tomó “una buena decisión”.
Centenares de artistas y han apoyado al cantante, así como organizaciones como Amnistía Internacional, quien señala que “el encarcelamiento de Hasél por sus expresiones artísticas es injusto”.
“Nadie debería ser procesado penalmente sólo por expresarse en redes sociales o por cantar algo que pueda ser desagradable o escandaloso. No se pueden penalizar expresiones que no incitan de manera clara y directa a la violencia. Si no se modifican estos artículos se seguirá silenciando la libertad de expresión y coartando las manifestaciones artísticas”, señaló Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional España.
“La entrada en prisión de Hasél es una restricción excesiva y desproporcionada de su libertad de expresión, pero no es el único que sufre las consecuencias de leyes injustas: muchos otros artistas, periodistas o activistas han recibido cuantiosas multas o largos periodos de exclusión del sector público. Y una consecuencia intangible pero triste para nuestra sociedad: la autocensura por miedo a sufrir la represión”, lamentó el director de AI.