¿Ha tocado techo Vox? Las últimas encuestas apuntan a un declive en sus expectativas electorales
El CIS hunde a Abascal en su último barómetro, pero las empresas de demoscopia también observan que la ultraderecha se desfonda de cara a unas generales.
Vox se asoma a un vertiginoso año electoral justo de gasolina. El partido de Abascal, todavía herido por su irrelevancia en Andalucía tras la mayoría absoluta de Juanma Moreno, intenta coger aire para enfrentarse a un 2023 marcado por las elecciones municipales y autonómicas de mayo y, presumiblemente, generales en diciembre.
Tras descorchar en marzo el champagne con la vicepresidencia de Juan García-Gallardo en Castilla y León fruto del pacto de investidura con el PP - su primera toma de contacto con el poder tras sumar, además, tres consejerías - el ‘efecto Feijóo’ y el discreto papel que ha tomado el líder del partido en estas últimas semanas parecen haber jugado en contra de las expectativas electorales de la formación.
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado esta semana, avisa de que Vox empieza a cotizar a la baja. Según el estudio público, Abascal pierde casi dos puntos con respecto al anterior sondeo y se queda con el 10,3% de los sufragios. Esto supondría casi cinco puntos menos con respecto a lo obtenido por la formación ultra en las últimas generales de noviembre de 2019. En aquel 10-N, la formación sumó 52 escaños y un 15,2% de los votos.
La lectura que Vox hizo ante estos resultados fue la esperada. “Damos las gracias por la dosis de humor con la que nos provee Tezanos”, dijo Iván Espinosa de los Monteros ante este último CIS. Según el portavoz en el Congreso, el partido cuenta con encuestas “fiables de verdad”, que darían un crecimiento moderado a la corporación.
Pero Vox no puede aferrarse a la ‘cocina’ de Tezanos para evadir el fantasma de su propia recesión. Casi todas las demás encuestas privadas publicadas por los medios en estos últimos días apuntan a la misma dirección: la ultraderecha ya no seduce tanto como antes.
Hasta catorce diputados menos
El último sondeo de Gad3, hecho público el pasado lunes, da a Feijóo como claro vencedor de unas hipotéticas generales al sumar entre 147 y 151 escaños y un 35,1% de los votos. Mientras, Vox pasaría de sus 52 escaños a 38-40 y pierde casi dos puntos en estimación de voto.
Sigma Dos, en otro estudio publicado esta semana, coincide en sus resultados. El PP sería la fuerza más votada con una suma de escaños algo más discreta (134-135), pero Vox se desfondaría hasta los 44 diputados. Es decir, ocho menos que su representación actual.
Pero hay más. El barómetro de septiembre de 40dB. para El País y la Cadena SER daba a principios de mes una quinta bajada consecutiva de los de Abascal hasta el 15% de los votos y 47 escaños, mientras que Simple Lógica ponía el suelo de la ultraderecha en el 14,5% en agosto.
Sólo dos de las últimas encuestas publicadas dan un respiro a Vox. Sociométrica otorga un escaño más a Abascal y le aúpa hasta el 16% de los votos mientras que IMOP-Insights le deja en el mismo porcentaje con dos diputados más que los actuales. En ambas encuestas, el PP no supera los 134 escaños. Es decir, cuanto más fuerte se encuentra Feijóo, más daño sufre Vox. Eso sí, el PP siempre necesitaría de sus votos para intentar alcanzar una mayoría absoluta que le permita desbancar a Sánchez de la Moncloa.
Gobernar en, al menos, otras tres CC.AA.
En Vox, sin embargo, no han saltado las alarmas ante estos pronósticos. En el partido están tranquilos y creen que queda todavía mucho camino por recorrer hasta la cita con las urnas. Además, la previsión es poder entrar en el gobierno de al menos tres Comunidades Autónomas (Murcia, Castilla - La Mancha y Comunidad Valenciana) tras los comicios de mayo y ser decisivos en el gobierno de un buen puñado de capitales de provincia.
En general, en Vox se da por hecho que los resultados van a ser mejores a nivel autonómico y municipal con respecto a hace cuatro años y que el partido gozará de mayor influencia en los pactos postelectorales.
Esto colocaría a Feijóo en una situación de dependencia de Vox en varios territorios - como ya ha ocurrido en Castilla y León - mientras que Abascal saldría reforzado de cara al envite final de las generales.