Ha llegado la hora: comienza el Brexit, el largo adiós de Reino Unido a la UE
Londres notifica oficialmente este miércoles su salida de la Unión Europea, la primera en los 60 años de historia del bloque.
Muchos soñaban desde hace tiempo con este día. Otros en cambio querían creer que no era más que una pesadilla, pero ya no hay vuelta atrás. Después de múltiples idas y venidas, de especulaciones e incluso intentos porque no saliera adelante, este miércoles 29 de marzo, 274 días después de lo que los británicos lo decidieran con su voto, Londres notifica oficialmente su salida de la UE. Es la primera vez, en los 60 años de historia que tiene el bloque, que pasa algo así.
Comienza un proceso largo, se calcula que de dos años, que es también un adiós cargado de incógnitas. Estas son las claves.
Que Reino Unido activa el Artículo 50 del Tratado europeo de Lisboa mediante una carta de la primera ministra Theresa May al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tal y como ha explicado el gobierno. Está previsto que el embajador británico en la Unión Europea, Tim Barrow, haga entrega personalmente a Tusk de esta carta. Antes de que se produzca dicha entrega, Tusk y May hablarán por teléfono, según ha explicado vía Twitter el presidente del Consejo Europeo:
Una vez Tusk tenga la carta, May se dirigirá al Parlamento y, según anticiparon el pasado martes medios británicos, el presidente del Consejo Europeo también hará una breve declaración de acuse de recibo.
Tras la activación del artículo, Tusk tiene 48 horas para hacer circular entre los 27 un borrador sobre cuáles serán las grandes líneas de negociación con Londres, según ha anunciado él mismo en un tuit.
Los socios europeos deberán aprobar estas líneas en una cumbre extraordinaria, que se celebrará el 29 de abril, para definir las grandes líneas de negociación.
A continuación, la Comisión Europea presentará su propuesta formal para el inicio de las negociaciones. En este nuevo documento, las llamadas "directivas de negociación", se incluirán temas clave que la UE debería regular durante el primer año de negociaciones. Entre ellas está la difícil tarea de fijar la deuda que deberá pagar Londres al salir de la UE, los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y la compleja situación de la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte.
Un dato para entender la complejidad de las negociaciones: aunque no se han publicado cifras oficiales, Bruselas podría reclamar a los británicos entre 55.000 y 60.000 millones de euros correspondientes a los compromisos ya asumidos por Londres, según un mandatario europeo. Responsables británicos calculan en cambio que la cifra real rondaría los 20.000 millones de euros.
Otro dato más a tener muy en cuenta: la UE ha dejado claro ya que no tiene la intención de negociar un posible futuro pacto comercial con Reino Unido hasta que las tres cuestiones previas básicas hayan sido reguladas y aprobadas. Por lo tanto, hasta que no se haya regulado acerca de la deuda, la situación de los ciudadanos y la frontera de las dos Irlandas no se procederá a negociar nada más.
Una vez que los ministros europeos hayan aprobado estas "directivas de negociación", automáticamente darán a la Comisión y a su negociador, Michel Barnier, el poder formal para iniciar las negociaciones.
Eso sí, para el comienzo dichas negociaciones con Reino Unido no hay una fecha definitiva. Todo está tan en el aire que, según han comunicado a la agencia AFP fuentes europeas, las negociaciones podrían comenzar formalmente entre seis y ocho semanas después del 29 de marzo.
Del lado europeo, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha elegido al francés Michel Barnier para liderar un equipo que se calcula que es de unas 20 personas. Este político, exministro de Exteriores y de Agricultura de Francia, ha sido también eurodiputado durante algunos meses y comisario de Política Regional, Reforma Institucional y Mercado Interior durante dos mandatos. Sabe bien cómo es Reino Unido y todo lo que atañe a la City londinense, ya que cuando ejerció este cargo, tuvo que conocer todos sus entresijos.
Michel Barnier, negociador de la UE para el Brexit (izq), y David Davis, negociador británico (der)
Del lado de Reino Unido, la primera ministra británica, Theresa May, se ha decantado por David Davis. Este político conservador euroescéptico, de 68 años, procede de la "vieja" guardia del Partido Conservador al haber entrado en la Cámara de los Comunes en 1987 por la circunscripción de Boothferry, norte de Inglaterra, cuando aún estaba en el poder Margaret Thatcher (1979-90). Euroescéptico a ultranza, Davis apoyó de manera apasionada la salida del Reino Unido de la UE durante la campaña para el plebiscito de 2016 y durante años hizo esfuerzos para convencer al liderazgo tory (conservador) de la necesidad de convocar un referéndum.
La negociación entre ambos bandos se prevé dura.
Esa es una de las cuestiones clave que tendrá que negociarse ya que más de cuatro millones de personas se van a ver afectadas por el Brexit, alrededor de 1,2 millones de británicos y unos tres millones de ciudadanos del resto de la UE.
Eso sí, aunque el objetivo de la UE es el de la reciprocidad, un informe del Parlamento Europeo ha querido marcar las líneas ya. Derechos como la libre circulación de personas y bienes o el de trabajo no deben considerarse "derechos adquiridos", según "El impacto y las consecuencias del Brexit sobre los derechos adquiridos de los ciudadanos en la UE", elaborado por Antonio Fernández Tomás y Diego López Garrido, profesores de Derecho Internacional y Constitucional en la Universidad de Castilla La Mancha, y encargado por la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo.
En declaraciones a la agencia Efe, Fernández Tomás ha señalado que no hay precedentes históricos judiciales, salvo quizá en el caso del derecho a la propiedad, que sostengan que los derechos que han tenido individuos por ser de un Estado puedan proseguir en el momento que ese país deja de estar sometido a un ordenamiento jurídico, en este caso, el de la UE. El profesor ha apuntado al mismo tiempo que "no hay objeción alguna a que haya un periodo transitorio o incluso una vez se haya consumado la salida en el que se pacte por parte de la UE y Reino Unido prolongar esos derechos".
En este sentido la UE considera, según fuentes de la agencia Reuters, que los derechos adquiridos se reconozcan hasta el día en que el Reino Unido abandone el club, algo que se espera en la primavera de 2019. Lo que los líderes europeos temen es que por su parte los británicos consideren la fecha de este miércoles, 29 de marzo de 2017, día del inicio de la ruptura formal entre Londres y Bruselas, la "fecha de corte" para delimitar hasta cuándo los comunitarios podrán ampararse en el principio de libre circulación de ciudadanos dentro la Unión Europea.
Con todo, la UE insiste: su objetivo es el de la reciprocidad, lo que Reino Unido reconozca a los desplazados intracomunitarios, reconocerán los demás países a los británicos en su territorio. Los gastos por cobertura sanitaria se arreglan directamente entre gobiernos. Lo único claro a estas alturas es que la negociación será complicada: hay que decidir qué pasa con otros derechos actualmente reconocidos: a estudiar, buscar empleo, trabajar o las pensiones.
Un dato para los españoles en Reino Unido: el embajador de España en el país, Carlos Bastarreche, pondrá en marcha una ventanilla única para atender las dudas que tengan sobre el Brexit.
Este es otro de los puntos que más controversia se espera que cause. Será clave que los nuevos derechos que adquieran las partes estén protegidas legalmente, pero... ¿aceptará Londres que sea el Tribunal de Justicia de la UE quien resuelva posibles conflictos? Lo que dice su actitud hasta ahora es que no: son múltiples las veces en las que los británicos han dejado clara su oposición a esta figura. Este es, por tanto, otro de los asuntos que aún están en el aire.
El futuro de este pequeño territorio de siete kilómetros cuadrados —con una población de 32.000 habitantes y que fue cedido por España a Reino Unido en 1713— es la eterna pregunta. Pero ahora habrá que tomar decisiones.
El ministro español de Exteriores, Alfonso Dastis, lleva semanas diciendo que el Brexit dejará fuera de la Unión Europea a Gibraltar, y que Londres y Madrid tendrán que tratar en el futuro sobre el Peñón si hay voluntad de que "Gibraltar, el territorio o los ciudadanos tengan alguna relación con España".
Así lo reiteró hace una semana Dastis tras reunirse en Bruselas con el negociador de la Comisión Europea para el Brexit, el francés Michel Barnier. Por su parte Barnier, respecto a las futuras fronteras de la UE, las definió de manera clara: "Gibraltar saldrá de la Unión al mismo tiempo que Reino Unido". Aprovechó la ocasión para añadir que en cambio, sobre la frontera entre Irlanda y la británica Irlanda del Norte, trabajarán por preservar los acuerdos de paz de Viernes Santo.