Guillermo Fernández-Vara: "Sánchez sabía que le iban a partir la cara desde el minuto uno"
Entrevista al presidente de Extremadura, que habla de la tesis de Pedro Sánchez, Cataluña y los aforamientos.
¿Suprimir privilegios a los políticos? No hace falta ruido, ni conquistar titulares. Tampoco reformar la Constitución ni afrontar cambios estatutarios. Basta con ir a un notario y renunciar al aforamiento para ser juzgado en caso de cometer un delito, igual que cualquier ciudadano, sin necesidad de suplicatorios ni de Tribunal Supremo.
En este país lo hizo en 2012 cuando era jefe de la oposición el hoy presidente extremeño. Guillermo Fernández Vara está a favor de la propuesta que esta semana impulsó el presidente del Gobierno, más allá de los motivos que la motivaran ¡Cómo no iba a estarlo! Si el fue el primero en aplicarse el cuento porque dice no sentirse cómodo teniendo un trato privilegiado.
Pese a todo, le preocupa más una derecha dispuesta a hacer de España un país ingobernable, a costa de partir la cara a Sánchez y sin recodar que una vez, no hace mucho tiempo, el PSOE se desangró internamente para que el PP pudiera formar gobierno. Es la diferencia entre quienes creen que el poder les pertenece y quienes defienden que hay que conquistarlo. Aquí tienen a una rara avis en un universo político en el que hoy cuenta más el tener que el ser, el confrontar que el construir, los intereses personales que el país y las siglas más que el país.
¿Qué le pasa a este gobierno, doctor? Porque usted sí es doctor, y además forense. ¿Cómo están las constantes vitales de Pedro Sánchez?
Si nos remontamos a hace cuatro meses, que parece una eternidad, este país tenía un problema. El problema era una sentencia que estableció que el PP era culpable a título lucrativo de unos delitos de corrupción. Ahí apareció Pedro Sánchez como la solución, no como el problema. Nos olvidamos que ante esa tesitura este país tenía dos posibilidades: seguir con el Gobierno que tenía o cambiar. Y hubo una persona que puso la cara, probablemente sabiendo que se la iban a partir. Entendió que lo que España necesitaba era asumir el riesgo y lo asumió. Debo reconocer que a una gran mayoría de españoles nos encantó su Gobierno porque estaba preparado para gobernar los desafíos que este país tendrá algún día abordar, y que tienen que ver con el cambio climático, la despoblación, la pobreza infantil, el desarrollo sostenible...
¿Le preguntaba por las constantes vitales del presidente?
Ocurre que luego tú no controlas los escenarios en cada momento, y menos si no se tiene mayoría parlamentaria. Aun así confío mucho en las posibilidades que tenemos en el corto y medio plazo porque más no te puedes plantear, si bien todo va a depender de los Presupuestos. En cualquier caso, estos cuatro meses han sido un tiempo en el que se ha demostrado que no sólo había una manera de hacer política, que se puede hacer otras cosas, tener una medicina universal, no dejar que la gente se muera en el Mediterráneo, invertir más... En el día a día hemos visto muchas cosas que han significado un cambio absoluto. En Extremadura en cuatro meses, en 100 días, han ido más ministros que en mil días fueron los anteriores. Yo he tenido la oportunidad de, sin tener que venir a llamar a las puertas de Madrid, poder hablar con muchos ministros y otros que van a venir en los próximos meses. Y eso significa, aunque sólo sea un gesto, un cambio en la manera de hacer las cosas. Que iban a venir problemas, ya lo sabíamos porque la debilidad parlamentaria provoca que esas situaciones lleguen, pero confío en que desde luego llegue el momento en que se podrá establecer un balance que permita decir que se produjo un cambio porque era necesario y que el balance fue positivo.
¿Introducir una enmienda en una ley que tiene sobre la formación de los jueces en la violencia de género para desbloquear la tramitación parlamentaria de los Presupuestos es una argucia legal o es engordar para morir?
No, era algo que la España de los años 80 y 90 o 2.000 era impensable, pero en la España de cuatro grupos parlamentarios con una mayoría difícil de construir, pues es una manera... No podemos mirar con ojos del 2000 el 2018. Esto es otra etapa y nos encontramos con coas que eran impensables hace 20 años. Ahora hay que construir mayorías.
Cuando lo hacía el PP en el Gobierno, ustedes lo criticaban duramente desde la oposición, y de eso no hace tanto
La realidad es que este país necesita tener unos presupuestos y el PP ya ha anunciado un bloqueo en el que está desde el minuto uno. Hace unos cuantos años, cuando nosotros estábamos en plena refriega interna, dije que un partido serio, como es el nuestro, o gobierna o deja gobernar. Pues le digo ahora al PP con toda claridad y a Ciudadanos: que gobiernen o que dejen gobernar. Lo que no vale es revestirte de partido de Gobierno y de Estado y en cuanto te han desalojado del poder, no permitir que se gobierne lo más mínimo. Dicho de otra manera, el PP no debería olvidar que para que pudiera gobernar, el PSOE afrontó un proceso interno durísimo y brutal. Ahora hay que preguntar, ¿no está dispuesto el PP y la oposición a hacer el mas mínimo esfuerzo para que este país sea gobernable? Si no lo está, se está retratando. No es normal que ahora, cuando están en la oposición, tengan un ataque de cuernos y estén en la situación en la que están porque crean que el poder era suyo. Ellos perdieron el Gobierno porque se lo ganaron a pulso, y esa es la realidad con la que estamos conviviendo.
Cuando ERC y el PDeCat plantean Presupuestos por presos, ¿van de farol o están dando un ultimátum al gobierno?
Sí, pero eso tiene que ver con la evolución que ha tenido el Congreso de los Diputados. España diseñó una Cámara Baja para que estuvieran representados los partidos, y un Senado para que estuvieran representados los territorios. Con el tiempo el Congreso acabó siendo de los territorios, y sólo nos hemos mantenido fieles a la idea inicial de la Constitución, algunos. Se intenta gobernar y condicionar la gobernabilidad desde algunos territorios. No sé si alguna vez cuando abordemos una reforma constitucional deberíamos replantar esto en serio.
¿El Gobierno puede hacer algo para que la Fiscalía modifique la calificación del delito de rebelión antes de que empiece el juicio del procés?
En un Estado democrático, no. Pero eso ya lo saben. En estos tiempos lo que hay que intentar es calmar los ánimos. Plantean un escenario completamente imposible, pero lo hacen, no porque sea lo mejor para Cataluña, ni lo mejor para España, sino para sí mismos. Y en ese escenario nos encontramos, en que el futuro de Cataluña y el futuro de España está hoy en manos de gente preocupada por su futuro personal, por su seguridad. Y eso lo podían haber pensado cuando estaban cometiendo los delitos, o presuntos delitos. Ahora la actuación es complicada. No obstante, creo que la reacción frente a eso tiene que ser buscar la vía del diálogo. Tengo muchas esperanzas puestas en el que el País Vasco sea un buen escenario que demuestre que las cosas se pueden hacer de manera diferente a como lo han querido hacer en Cataluña. Si todo lo que va a ocurrir en los próximos meses y años en el País Vasco sale bien, será una lección para aquellos que quisieron en Cataluña intentar lograr por las bravas y desde la más absoluta falta de respeto por la legalidad lo que podrían ser sus intereses o su intención en aquel momento.
¿Se está moviendo algo en Cataluña? ¿Detecta alguna señal de cambio importante en el independentismo?
Hace un año, el independentismo era la suma de una idea, y ahora es la idea de muchas sumas diferentes. Bien haríamos en entender eso para ser capaces de revertir en un futuro la situación. Lo que sí creo es que nadie le puede reprochar a este gobierno, desde el punto de vista democrático, su disposición al dialogo porque es algo absolutamente necesario, que debe ser exigido y exigible.
¿Qué lectura hace la presciencia de la Generalitat a participar ahora en los foros multilaterales en los que se va a hablar de financiación autonómica?
Siempre he dicho que nos engañamos cuando decimos que la bilateralidad la inventó Cataluña. La bilateralidad ha existido en España siempre. Desde que el mundo existe siempre se negoció bilateralmente con Madrid, lo que ocurre es que las decisiones han de ser multilaterales. Ahí está la diferencia. Es más yo defiendo la negociación bilateral porque necesito un lugar donde trasladar al gobierno mis peculiaridades, las que nos hacen tener diferentes planteamientos, si bien las decisiones tienen que ser multilaterales.
La presencia de la Generalitat en reuniones multilaterales, ¿es un reconocimiento de los errores cometidos?
Es una demostración de que hoy estamos mejor que hace un año, en contra de lo que algunos puedan pensar. Hace un año en el Parlamento catalán se estaban aprobando leyes de secesión y proclamación de independencia, hoy a los más que se llega es a una charla en un teatro manifestando voluntades. Algo ha cambiado. Otra cosa es que haya gente interesada en decir que nada ha cambiado. Estamos mejor que hace un año, porque allí no se están produciendo los hechos que se producían y porque además están abiertos a puentes de dialogo. Que los puentes de dialogo sean de un carril o sean de siete, dependerá de la voluntad que se tenga, pero hay puentes tendidos que yo creo que son necesarios. Yo prefiero ver al President de la Generalitat en los jardines de La Moncloa hablando con el presidente del Gobierno de España a saber que existe la más absoluta incomunicación. Me produce mucha más tranquilidad como español saber que los teléfonos están operativos y que la comunicación esta operativa a saber que no hay ninguna comunicación. Lo peor que le puede pasar a este país es que nos seamos capaces de darnos la oportunidad de escucharnos.
Pedro Sánchez lleva cuatro años desafiando todos los pronósticos, ¿logrará desafiar el de quienes dicen que su la debilidad parlamentaria le abocará al adelanto electoral?
Desde luego si hay alguien que los últimos cuatro años haya demostrado ser capaz de romper los pronósticos es él. ¿Por qué no va a romper el pronóstico de que no habrá Presupuestos? Lo que le veo es muy convencido de que lo que vaya a ser el futuro de este país depende de la capacidad que tengamos de poder entendernos. Y hay que buscar necesariamente alianzas. A partir de ahí, solo el futuro nos dirá. Le oigo hablar en las ejecutivas del partido, y la apelaciones al dialogo en nuestro país con los diferentes es constante. Nos tenemos que acostumbrar a saber que no opinan como nosotros, que no ven la vida como nosotros, que no entienden la realidad como nosotros, y tenemos que entender. ¿Dónde están los límites? En la unidad de España y en la igualdad de derechos y deberes. Sé que Pedro Sánchez nunca va a dar un paso que pueda vulnerar ni la unidad del país ni la igualdad de derechos y deberes de los españoles.
¿A los presidentes autonómicos del PSOE les interesa que las elecciones generales coincidan con las autonómicas ahora que Sánchez suma, y no resta?
No lo sé. En la doctrina electoral de hace diez años te diría que no, en la de ahora no lo sé. Todo es demasiado nuevo como para poder afirmar con rotundidad sobre experiencias que no hemos vivido. Es decir, no hemos estado nunca en el escenario en el que estamos. La tendencia electoral es que todo se está recolocando, es decir, la erosión de cada uno se está resituando en unos niveles que parece que son constantes, pero vamos a ver cómo evolucionamos en los próximos meses. Sí es verdad que la nueva realidad del Gobierno a nosotros nos sitúa en un escenario bueno o mejor del que teníamos.
En Extremadura puedo asegurar que no era para nada malo, pero tampoco podemos dormirnos en los laureles y tenemos que saber que los ciudadanos nos van a juzgar por la capacidad que tengamos de dar respuestas a los compromisos y a las expectativas que generamos. Ahí es donde creo que el Gobierno tiene mucho camino por andar y que tenemos que trabajar juntos, con independencia de los colores. Me gustaría que el Gobierno de España trate ahora las autonomías que no son de color socialista, igual que nos trata a nosotros. Lo reclamé cuando era al revés, y no ocurría. Un partido de Estado tiene que saber que el Estado también lo construimos desde la periferia de los territorios.
¿En qué momento debería convocar elecciones el Presidente del Gobierno?
No sé, el problema de no sacar los presupuestos conlleva un elemento a tener en cuenta, que es gobernar con una cuentas que te obligan a aplicar políticas que no son tuyas. Pero hay que valorar también las consecuencias de convocar en un escenario complicado.
¿Ha sucumbido Sánchez a la tentación populista de sacar cada semana un conejo de la chistera para tapar cuatro meses de rectificaciones?
No. La vida no es un sí o un no, está llena de grises y de matices. Me dan mucho miedo quienes no se equivocan nunca o nunca cometen errores.
¿La propuesta para suprimir los aforamientos no ha sido un golpe de efecto para desviar el foco de una semana negra para Sánchez?
A mí me parece absolutamente imprescindible. Cuando estaba en la oposición, fui al notario a renunciar al aforamiento. En la vida los símbolos son muy importantes. El primer acuerdo del Consejo de gobierno extremeño en mi primera presidencia fue mandar al Parlamento una moción de modificación del Estatuto de Autonomía para suspender el aforamiento en los asuntos que no tienen que ver con tu actuación pública. Me parece un disparate, que yo salga de aquí ahora, me salte un semáforo, y me tenga que juzgar un juez distinto del que te juzga a ti si te lo saltas tú.
¿Cuántos suplicatorios ha pedido el Supremo por saltarse un semáforo? La propuesta de Sánchez mantiene el aforamientos para aquellos delitos que se cometen en el ejercicio del cargo. Y estos fundamentalmente son los que tienen que ver con la corrupción, es decir, la malversación, la prevaricación, el cohecho, o el tráfico de influencias...
Bueno, hay que diferenciar. No puede ser igual el que se lleva dinero, que el que en un momento dado ha producido un fraccionamiento de contratos porque un técnico no previó, que pudiera ocurrir. Separaría clarísimamente el que se enriquece, del que no. Pero en cualquier caso no es menor el hecho de que se intenten cambiar cosas que rechinan.
¿Cuánta gente le ha parado en la calle por Mérida para pedirle que supriman los aforamientos?
No es una prioridad de la sociedad, pero sí uno de los elementos distorsionantes de los que se está aprovechando mucha gente. Yo aforaría la prevaricación, la corrupción no.
Pero esto se mantiene.
Habrá que esperar a ver cómo se plantea.
En todo caso, le preguntaba si la propuesta fue fruto de la improvisación, ya que La Moncloa no fue capaz de detallar el asunto hasta nueve horas más tarde del anuncio del presidente
Cuando tú te planteas que hay que cambiar cosas, lo fácil es no cambiarlo. Y hay cosas que yo creo que puede que no sean una prioridad para la ciudadanía, pero sí para la igualdad. Esto es un caso de profunda desigualdad entre tratamientos que la tutela judicial efectiva da a los ciudadanos y a la política. Entonces, yo que soy político, no me siento cómodo teniendo un trato privilegiado, no para las acciones como cargo público, sino como ciudadano.
¿Y no le parece irresponsable plantear una reforma exprés de la Constitución en este momento sólo para desviar la atención del doctorado del presidente?
Es que yo no creo que haya sido, la prueba está en que no se ha quitado el asunto. Estamos tratando temas que, a mi juicio, no son nucleares. Es decir, yo sí creo que es nuclear el hecho de que una persona haya podido falsificar un título o una titulación, pero nadie ha discutido que el doctorado esté hecho, nadie ha discutido que la tesis doctoral esté hecha, nadie ha discutido eso.
Ahora hablamos de eso, pero le pregunto por la irresponsabilidad de abrir el melón constitucional en este momento..
¿Y por qué lo vincula?
Porque coincide en el tiempo con una ofensiva de la oposición sobre el doctorado del presidente.
Yo te aseguro que en los próximos meses, sean cuatro, veinte o quince, los que falten para las siguientes elecciones, todas las semanas va a salir algo. Porque hay una parte de la derecha española que como se cree el poder es suyo, no le va a permitir a Pedro que sea presidente del Gobierno.
Lo intento de nuevo. ¿Abrir el melón de la reforma constitucional para suprimir los aforamientos es una excusa para abrir el debate a cambios de mayor calado?
Cada uno lo puede plantear como quiera, otra cosa es sobre lo que puede haber consenso. Sobre esto parece que lo había. ¿Hay alguien que esté en contra de retirar los aforamientos para delitos que tienen que ver con la vida privada? Si alguien no lo quiere hacer, pues no se podrá hacer, pero nuestra obligación es ponerlo encima de la mesa.
¿Y si Podemos pide un referéndum y se abre el debate sobre la Monarquía?
Pues no sé cuál será la estrategia del partido, ni del Gobierno. Tendremos que hablar.
¿España tendrá que votar algún día sobre si prefiere una Monarquía o una República?
España lo que tiene que hacer es cumplir la Constitución y todo lo que sea dentro de la Constitución, cabe. No podemos tener un discurso para Cataluña y otro distinto para la forma de Estado. Ahora, yo creo que en estos momentos en España hay una mayoría sensible que está por el actual status quo de nuestra Jefatura de Estado. No obstante, dentro de la ley cabe todo, lo que no vale es hacer trampas como se ha querido hacer en Cataluña. Que dentro de unos años se pudiera plantear, no hay por qué discutirlo, siempre que siga los mecanismos que la propia Constitución establece para cambiarla.
¿Ha quedado dañada la imagen de Sánchez después de la polémica sobre su tesis doctoral?
Cuando uno está aquí sabe que te van a partir la cara, eso el presidente lo sabía desde el minuto uno. No obstante, yo creo que en estos momentos es mucho más importante lo que el presidente está haciendo y la percepción que tengan los ciudadanos. Nunca será por la tesis, siempre será por cómo le vaya en su vida, y estoy seguro que es mucho más importante para todos los extremeños y para todos los españoles, que le bajen un 3% la luz porque se le retire el impuesto de la electricidad, que el hecho de que cuatro páginas estuvieran copiadas.
Hemos entrado en una dinámica, que no digo ni que esté bien ni que esté mal, en la que a partir de este momento todo podrá ser usado en tu contra, y aquí cada uno que aguante. En el caso del presidente yo creo que nadie discute que hizo el curso del doctorado, que se matriculó, que pagó en tiempo la matrícula, que hizo los cursos, que presentó la tesis a tiempo... Si hay alguien que no está de acuerdo con el contenido de la tesis, eso es una cosa de la universidad, y si alguien tiene alguna duda que vaya a los tribunales.
¿No ha contribuido él a que le partan la cara -por utilizar la misma expresión que ha usado usted- por no haber hecho pública esa tesis en cinco años, que es el tiempo que llevan los rumores y las especulaciones sobre ella?
Probablemente. Pero esto ya no es sólo para la tesis, es para todo. Vivimos en una sociedad absolutamente transparente, en la que todo se sabe y el que pretende ocultar algo, la lleva clara. Yo recuerdo que hace unos años, estando en la oposición, publiqué mi nómina y allí venía hasta el DNI. Todos los que estaban a mi alrededor decían que estaba loco, que era una barbaridad y que iba a generar rechazo porque no hay tanta gente que ganara 3.000 euros al mes. Al final, la transparencia triunfa. Y, probablemente, de toda esta historia, esa es la parte más difícil de entender. Pero hay que situarse en el escenario temporal en el que nos hemos situado.
¿Cuántos socialistas en los últimos años le contaron algo sobre la tesis doctoral de Pedro Sánchez?
A mí no mucha gente. Cuando en algún momento de nuestra vida en común he tenido diferencias con Pedro, y las he tenido en el proceso de primarias, no tenían nada que ver con su solvencia intelectual o personal. Era porque en algún momento podíamos tener algún planteamiento diferente. Pero no tengo ninguna duda de su capacidad y, además, la semana pasada, que he estado en Italia, me he venido gratamente sorprendido de la opinión que se tiene allí sobre el presidente de España.
El caso doctorado puede estar cerrado, pero El País ha desvelado ahora que el presidente plagió una conferencia de un diplomático para su libro. Si Montón dimitió por plagiar su tesis, ¿qué debe hacer Sánchez?
Yo creo que él ha dado todas las explicaciones que tenía que dar y que no son las mismas circunstancias. Pero, en cualquier caso, entre otras cosas diré también que hace quince años hubiera sido imposible que esto se planteara en estos términos. Nadie hubiera dimitido. Pero yo creo que la realidad de la tesis del presidente no es la misma.
¿A qué responde esa obsesión por parecer lo que no se es?
Ese es el fondo de la cuestión. Mira, los dos políticos más importantes en España desde la segunda mitad del siglo XX, eran un modesto abogado de provincias y un abogado laboralista andaluz. Es decir, Adolfo Suárez y Felipe González nunca fueron juzgados por los españoles por sus títulos, sino por sus hechos.
Pero quizá no sea tanto cuestión de títulos como de engaños, de ética, de estética y de mentiras.
Bueno, lo que estamos conociendo de una determinada universidad española no era solo el que tú introduzcas una citación o un texto. Bolonia ha fomentado esta titulitis de los master y, al final, la gente se creía que por eso era más.
¿Estamos ante la generación política peor preparada de la democracia?
No estoy de acuerdo, peor preparada en absoluto. Yo creo que la generación de ahora, en muchas cosas, está mucho mejor formada que las nuestras. Se le da importancia a elementos que probablemente no lo tengan tanto. Hoy en día, las empresas no contratan por el número de títulos que tengas, sino por lo que puedas aportar, por lo que puedas saber y lo que puedas conocer.
¿Se equivocó Margarita Robles cuando puso en cuestión un contrato de Estado con Arabia Saudí o erró el Gobierno al anteponer los intereses económicos a los principios?
Lo que te decía antes, si hubieran sido unos necios unos y otros, se hubieran mantenido firmes a la decisión. Cuando tú te das cuenta de que una decisión hay que matizarla porque no es ni blanco ni negro, la sabiduría te lleva a la rectificación.
¿Cuántos contratos del Gobierno del PP en Extremadura revisó usted cuando llegó a la presidencia?
Ninguno. Una norma que impuse cuando llegué al Gobierno: aquí hemos venido a trabajar y a mirar hacia adelante. Lo que hayan hecho de aquí para atrás, será su problema, pero aquí hay que trabajar por el bien de los extremeños. Di instrucciones de que no se mirara nada.
¿El pacto de legislatura con Podemos es el prólogo de un futuro gobierno de coalición tras las elecciones?
Va a depender mucho de los resultados electorales; está todo por escribirse. Pero bien haríamos en ir acostumbrándonos a poder entendernos. La experiencia en Extremadura de esta legislatura ha sido muy interesante. Goberné cuatro años con mayoría absoluta, sin necesidad de hablar con nadie y, ahora como no la tengo, he necesitado de todo el mundo. He llegado a acuerdos algunos años con el PP, otros con Podemos y la conclusión a la que llego es que así se construye también la democracia. Lo que sí me preocupa es que esos cuatro o cinco asuntos transcendentes, que tienen que ver con la geografía, con la despoblación, con el cambio climático, con la energía y con las migraciones, no los veo en la agenda política. Por eso decía que me gustó tanto el gobierno de Pedro, porque hizo un gobierno muy pensado para todas estas cosas. Luego, la dinámica del día a día no nos permite abordarlo, pero yo, siempre que puedo y tengo la oportunidad de trasladarlo a los miembros del Gobierno, aunque la dinámica parlamentaria no nos deje, trabajemos por hacer frente a los desafíos que el mundo tiene y que España tiene. Será la forma en la que mejor podamos aportarle a las generaciones que vienen detrás.
¿El Partido Socialista ha perdido el miedo a gobernar con Podemos?
Hemos perdido el miedo a lo que en un momento dado teníamos como miedo, que era que gobernar juntos significara poner en discusión aspectos que para nosotros eran muy importantes, como la Constitución de 1978. Se podrá cambiar, pero la tendremos que cambiar cuando haya una mayoría en España que lo permita. No hay que tener miedo al acuerdo.
Si se lo digo porque esta semana hemos escuchado a Aznar en el Congreso decirle a Pablo Iglesias que era un peligro para la democracia, y esa es una afirmación que en alguna ocasión he escuchado a algún socialista.
El Podemos de hace unos años no hubiera llegado acuerdos con nosotros como está llegando ahora.
¿Ha cambiado Podemos, y no el Partido Socialista?
Yo creo que hemos cambiado todos. Me preocupa ahora que no sea posible llegar a acuerdos transversales. Por ello insisto mucho en pedirle explicaciones al PP sobre por qué reclamaron el apoyo del PSOE en un momento dado y son incapaces ahora de demostrar la más mínima voluntad en cosas importantes para este país y para el Estado.
No me resisto a hacerle una última pregunta porque usted conoce bien a ambos. ¿Qué tienen en común Iván Redondo y Pedro Sánchez?
El deseo de aprovechar una oportunidad que la moción de censura nos ha dado para mostrar que la política puede ser de otra manera. Y tienen en común también en que, generacionalmente, pertenecen a una España diferente.
¿Los errores del Gobierno son todos como se dice de Iván Redondo?
No creo. Al final, los errores los cometemos nosotros. Los que tenemos alrededor te ayudan y te asesoran, pero el que te equivocas eres tú. Yo creo que la responsabilidad es siempre del político.
¿Tiene el jefe de gabinete del presidente más poder y atribuciones de las que tuvo cualquiera de sus predecesores en La Moncloa?
No lo sé, pero a un presidente le corresponden tres cuestiones en exclusiva: convocar elecciones, elegir al gobierno y nombrar a su gabinete o director de gabinete. Ellos han decidido esa fórmula y a mí me parece respetable.
Muchas gracias y muchas suerte.
Muchas gracias.