Guillem, la historia detrás del primer concejal trans visible de España
Cómo con 22 años dio un paso histórico: "Una experiencia, política y personal, estupenda", "la autodeterminación de género es un derecho".
Oye, Guillem, ¿te has planteado que puedes ser el primer concejal trans visible de España? No, ni lo había pensado él mismo. Estaba a punto de ser nombrado edil en Paiporta (Valencia). Era finales de 2017. Él y algunos compañeros de Compromís se pusieron a buscar información. Sólo en un foro se decía que había habido otro hombre trans en una ayuntamiento canario, al que sólo se le ponían siglas, porque no quería que lo supiera su familia.
Así, de repente, Guillem Montoro se daba cuenta del paso que estaba dando. Histórico. Se había presentado en la lista dos años antes, pero no salió elegido. Azares de la vida, posteriormente renunciarían algunos compañeros y la alcaldesa le reclamaba para un puesto de responsabilidad: se hacía con la Concejalía de Transparencia, Movilización y Participación Ciudadana.
Recuerda aquel momento en una conversación con El HuffPost, con motivo del Orgullo y con la reciente noticia de que el Consejo de Ministros ha aprobado esta semana el anteproyecto de ley trans. Es tiempo de mirar hacia atrás, al presente y al futuro. En general, dice que ha tenido una vida “muy normalizada”. “Cada persona tiene su proceso”, cuenta. “En la infancia yo me identificaba de igual con los chicos y ellos no me veían como igual, evidentemente. Las chicas no me percibían tampoco como igual, mi manera de ser no se ajustaba a la feminidad que se espera”, relata.
“Durante un periodo de tiempo sufrí acoso escolar. En parte por eso, y por ser el más gordito y con gafas. Era carne de cañón”, rememora.
Montoro sigue al hilo: “Llego al instituo y empiezo a darme cuenta de que me gustan las chicas, me acojo a la etiqueta de lesbiana”. “Pero cuando pasa el tiempo empiezo a conocer personas, me empiezo a dar cuenta de que me gustan las chicas pero hay algo más ahí que no tienen nada que ver con quién me guste, tiene que ver con un sentimiento más profundo mío”. A los 17 años, entonces, se acerca a un colectivo LGTBI en Valencia: “Conozco a una persona trans que me explica en una jornada su proceso de transición. En ese momento está diciendo lo que a mí me pasa”. En esos días hasta tiene dudas porque lo trans se asocia a la etiqueta negativa de prostitución, drogas y estar en los márgenes. Pero era lo que le estaba pasando.
A los 19 años, prosigue Montoro, y después de un proceso personal “difícil”, decide verbalizarlo en voz alta: “Soy un hombre”. Entonces se lo cuenta a su entorno y a su familia: “He tenido la suerte, lo digo abiertamente, y mi experiencia no es representativa cien por cien de las personas trans. Mi familia ha estado al pie del cañón conmigo, me ha acompañado durante la transición, que no suele ser lo habitual”.
Militaba desde joven en el colectivo local de Compromís en Paiporta y hacía activismo en la sección LGTBI del partido. Va en la lista en el puesto diez y continúa su vida al no salir elegido, pero en 2017 dos compañeros renuncian y llega el día de ser concejal. En ese momento, hilvana, no se plantea visibilizarlo porque el entorno personal y político sabía que había iniciado la transición. “Tenía una vida muy normalizada”, añade. Pero en unas jornadas, poco antes de prometer el cargo, es cuando los compañeros le plantean que a lo mejor es el primero de España. “Yo pensé que seguro que había habido otras personas. Sabía de Carla Antonelli y de Manuela Trasobares”, comenta, pero no encontraron hombres. Entonces piensan que puede ser muy potente que se sepa que hay un concejal de un pueblo con 22 años que es un hombre trans, visible, capaz y que acepta un puesto de responsabilidad.
Desde el equipo de comunicación del Ayuntamiento se lanzó la noticia, pensando que sería celebrada por el activismo y poco más. “En ningún momento pensamos que iba a tener la repercusión que tuvo”, reconoce Montoro.
El 25 de enero de 2018 tomaría posesión del cargo, en el que estaría casi tres años. Hace balance: “La verdad es que la experiencia, tanto a nivel personal como política, fue estupenda. No sólo por los compañeros de partido y los grupos de la oposición, sino por toda la gente del ayuntamiento y del municipio”. “La gente muy bien y orgullosa”, comenta. La imagen que más se le ha quedado grabada es cuando iban a hablar con él padres y madres y le decían: “Mi hijo transicionó, gracias por visibilizarte”. “Vale la pena”, se emociona al recordarlo.
En septiembre del año pasado tuvo que dejar el puesto al no poder compatibilizarlo con su otro trabajo en Orienta, un servicio de atención a personas LGTBI de la Generalitat Valenciana. “No podía estar a todo, estar en Castellón y tener un puesto en Valencia. Requiere tu presencia. No podía representar al cien por cien”, explica.
Son días en los que se ha aprobado el anteproyecto de la ley trans. Montoro recuerda que se ha bloqueado durante años y reivindica la lucha del colectivo para que las personas no sean consideradas enfermas mentales. Resume: “La autodeterminación es un derecho, tu palabra quedaba relegada”. Pero avisa de que queda mucho por hacer en esta norma: sobre las personas trans no binarias y los migrantes. Vive intensamente esta semana del Orgullo y llama a las manifestaciones: “Es importante salir a la calle, visibilizar y reivindicar la importancia de esta ley, de nuestra vida, nuestros derechos y nuestra dignidad personal”.