Los empleados de la sanidad pública griega que no se vacunen contra el coronavirus hasta el 31 de marzo serán despedidos, ha anunciado este lunes el ministro de Sanidad, Thanos Plevris, en la televisión privada SKAI.
En septiembre pasado, el Gobierno del conservador Kyriakos Mitsotakis, que ha impuesto la vacuna obligatoria no solo para los sanitarios sino también para todos los mayores de 60 años, suspendió de empleo y sueldo a unos 6.500 profesionales que optaron por no vacunarse, en torno al 6% del personal sanitario y el 2% de los médicos del país.
De este total, 1.500 terminaron regresando a sus puestos con un certificado de haber pasado la enfermedad.
La decisión de despedir definitivamente a los sanitarios no vacunados (hayan o no pasado la enfermedad) llega en un período en el que se registra una media de cien decesos diarios en un país con 10,7 millones de habitantes, y con el sistema de salud bajo gran presión, con un número muy alto de personas intubadas, y elevados ingresos hospitalarios, a pesar del menor número de contagios.
Pese a esta alta presión, hoy mismo ha entrado en vigor el levantamiento de una serie de medidas restrictivas: a partir de ahora la restauración ya no estará obligada a cerrar sus puertas a medianoche y la música vuelve a estar permitida en bares y discotecas.
Plevris justificó el viernes pasado esta decisión de relajar algo las medidas restrictivas con el descenso del número de contagios diarios y el “equilibrio” entre altas y bajas de pacientes en los hospitales.
Además, el 7 de febrero entrará en vigor la medida del Gobierno según la cual el certificado de vacunación caduca transcurridos siete meses desde la segunda dosis si no se recibe la dosis de refuerzo.
Familiares de un fallecido por Covid. en el tanatorio Mémora de Girona, el 29 de noviembre de 2020.
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El cuerpo de un anciano víctima del coronavirus, descansa tapado con una sábana sobre una cama en un centro de mayores en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Una persona duerme en una cama a unos pocos pasos de un cadáver, envuelto en bolsas protectoras y tendido en el piso de un centro de mayores, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Con trajes de protección para evitar infecciones, dos trabajadores de una funeraria preparan el cuerpo de un anciano fallecido por COVID-19 antes de retirarlo de un centro de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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El cuerpo de una persona muerta por Covid, cubierta en su cama de un asilo de Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Con trajes de protección para evitar contagios, empleados funerarios sacan el cuerpo de una persona mayor fallecida a causa del coronavirus tras retirarlo de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Dos empleados de una funeraria retiran el cuerpo de una víctima de COVID-19 de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Empleados de una funeraria trasladan el cuerpo de un anciano fallecido por coronavirus en una camilla tras retirarlo de una residencia de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Marina Gómez, empleada de una funeraria, maneja el cadávez de una víctima del coronavirus en la morgue de su empresa, Mémora, en Barcelona, el 16 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Una empleada de funeraria, tratando un cuerpo, el 17 de noviembre de 2020 en Barcelona.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Un trabajador de una funeraria prepara un féretro de una víctima del COVID-19 antes de su incineración, en un tanatorio de la empresa Mémora, en Girona, el 19 de noviembre de 2020.
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Un empleado del crematorio recoge las cenizas de un fallecido por covid en el tatatorio de Mémora, Girona.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Familiares de un fallecido por Covid. en el tanatorio Mémora de Girona, el 29 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS