Les damos motivos a los que dicen que en los Goya siempre se están quejando
Las reivindicaciones de la gala.
Los Goya sin reivindicaciones no son los Goya. La fiesta del cine español siempre trae cola por los discursos y las quejas de los actores, directores y todo aquel que sube a recoger un cabezón.
Que si más dinero para el cine, que si bajar el IVA. “La gente del cine siempre se está quejando”. Se escucha más esa frase la noche de la gala que las propias reivindicaciones de los actores. Que sí, que los cineastas son muy pesados y solo piden dinero público cuando no saben ni hacer películas de calidad, aunque luego estén nominados al Oscar.
La 34ª edición de los premios Goya celebrados en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena de Málaga no iban a ser menos y también se ha visto salpicada por las reivindicaciones.
Este año no ha sido “el año de”, no ha habido una temática concreta. Cada uno ha barrido para lo suyo. Cine, causas sociales e incluso con el clima de Málaga y su reciente borrasca... Viniesen o no a cuento. Hasta los presentadores Andreu Buenafuente y Silvia Abril han aprovechado para la crítica. No se ha salvado ni Pedro Sánchez. Y eso que han estado comedidos en el tema político.
Hacía 15 años que un Presidente del Gobierno no acudía a la gala de los Goya. Y, claro, Pedro Sánchez no se iba a ir de rositas. “No sabemos cómo llamarte, aquí el presidente es Barroso, Pedro es Almodóvar y el guapo es Banderas, que encima juega en casa”, empezó advirtiéndole el presentador Andreu Buenafuente.
Sin embargo, el que más se dirigió al presidente socialista fue su tocayo, Pedro Almodóvar. Para pedir, evidentemente. Se subió al escenario en tres ocasiones y en dos de ellas tuvo a Sánchez en la boca. ”Quería decirle a Pedro Sánchez que en los próximos cuatro años va a ser el autor del guion de los españoles y espero que lo haga bien porque si es así, nos irá bien a todos”, dijo primero.
Luego fue subiendo el tono y contestó también al presidente de la Academia de cine, Mariano Barroso, y a sus buenos datos de asistencia al cine. “Me gustaría decirle a Pedro Sánchez que el cine de autor, independiente, fuera de los márgenes de las televisiones y las plataformas está en serias, de serie, vías de extinción. Y necesita la protección del Estado porque esa será la inspiración de los que vienen”, añadió.
“Irene Montero, tienes que hacer algo, lo de la conciliación es una estafa”, dijo Silvia Abril mientras corría con los tacones a entregar el premio a Mejor dirección de Producción dirigéndose a la nueva Ministra de Igualdad, que incluso le contestó en Twitter.
Ese no fue su único momento por la lucha feminista. Se enfundó un traje de superheroína para hacer el papel de cualquier actriz. “Soy actriz en España, soy invisible a partir de los 40”, dijo poco antes de que le cayera un techo de cristal que ocupaba todo el escenario. Forzado o no. La queja estaba ahí.
Por la lucha de las mujeres habló también la directora del corto premiado a Mejor cortometraje de ficción, Irene Moray. “Este año 15 cortometrajes de ficción optaban al Goya pero solo cinco estaban dirigidos por directoras. Animo y le pido a quien esté en su mano que revierta esta situación”, ha dicho la responsable de Suc de Síndria.
Tampoco ha pasado por alto el disfrute femenino y a las víctimas de abusos, como los que sufre la protagonista del trabajo. “Quería dedicárselo a todas las supervivientes, y hacer un recordatorio de que todas las mujeres tienen derecho a hacer ruido, a triunfar, a disfrutar de la vida, a hacer lo que quieran con su cuerpo, a correrse”, ha señalado Moray.
La trinchera infinita, con dirección y equipo vasco; O que arde, una película gallega y en galego; o la apuesta por actores andaluces como Belén Cuesta o Antonio Banderas y varias cintas catalanas La Inocencia o Suc de Síndria. Se avecinaba noche plurilingüe y así fue.
Se han hablado casi todas las lenguas del Estado, sin subtítulos y sin que hiciera falta. Muestra de ello ha sido el discurso del equipo de La trinchera infinita, prácticamente entero en euskera, o las palabras de Benedicta Sánchez al recoger el premio a Mejor actriz revelación con su guiño “a miña terra galega, eu son galega”, o la directora Irene Moray, que ha pronunciado unas palabras en catalán.
Benito Zambrano, que ha subido al escenario a recoger el cabezón a Mejor guion adaptado por Intemperie, tampoco se ha olvidado de su tierra. “Viva el cine que se hace en el Estado Español o en esta nación de naciones, da igual. Como decía Antonio Gala: ’Viva Andalucía”, ha detallado.
Con el veto parental y el caso de abusos de menores tutelados en centros de Mallorca de plena actualidad, los ganadores también tenían que soltar una pullita a eso. “Como esta película habla de abuso a menores y tiranía, ojalá esto se acabe pronto”, ha dicho Javier Ruibal, galardonado con el premio Mejor canción.
A esta reivindicación en contra de los abusos a menores se ha centrado el pianista James Rhodes, que acudió la gala para presentar una de las películas candidatas a Mejor película. “Hoy mis pensamientos están con los niños y las niñas de los centros de menores de Mallorca”, ha reivindicado el británico.
Los menores de edad, en este caso refugiados, son los protagonistas del corto ganador a Mejor cortometraje documental, Nuestra vida como niños refugiados en Europa, cuya directora, Silvia Venegas, ha hecho una reflexión al recoger el premio: “Ojalá no perdamos la esperanza en una España en la que ningún niño tenga miedo y no pierda la esperanza y las ganas de vivir”.
Ara Malikian también se acordó de los niños extranjeros que se van de su país al recoger el premio sobre el documental de su vida. “Hoy en día nos quieren hacer creer que las personas migrantes y refugiadas somos la causa de todas las miserias de nuestra sociedad; cuando en realidad, los viajeros siempre fueron la riqueza de nuestra civilización”, enfatizó.
Tampoco hay Goya sin su frase incendiaria. Enric Auquer, ganador del premio a Mejor actor revelación por Quien a hierro mata, ha sido el encargado de hacerlo este 2020: “Gracias a todas las antifascistas del mundo”. Su madre respondía con el puño el alto.
En los cinco primeros minutos ya se había colado la primera reivindicación. Fue al presentar la trama de La Trinchera infinita y fue a favor del colectivo LGTBI. “30 años en un armario, algo impensable hoy en día, si no contamos la Liga de fútbol profesional”, ha soltado Silvia Abril. El público respondió con un aplauso sonoro.
La diversidad y la igualdad no se quedó ahí, cuando el actor de origen guineano Emilio Buale subió a entregar un premio con la actriz Clara Lago, lo primero que dijo fue: “Celebremos este cine que apuesta por la inclusión: vivir y dejar vivir”.
Dos películas sobre la Guerra Civil. Qué novedad. Las víctimas del conflicto, como no podía ser de otra forma, también coparon los discursos. “Habría que sacarlos ya a esos desaparecidos para que sus familias no sigan sufriendo y digo mañana porque seguirá siendo tarde”, ha dicho Iñaki Díez.
Pero cuando se pensaba que ya no se iba a hablar más del tema. Vino Silvia Abril a poner la puntilla. “Solo se va a recordar a quién gane, o como se dice aquí: memoria histórica”, ha apostillado.
El desconcierto se apoderó del Martín Carpena. Subió al escenario una mujer únicamente vestida con pegatinas y una pancarta que ponía “Salvemos el planeta”. No, no era de Femen, ni Greta Thunberg. Ni siquiera era una espontánea. La cara de Los Javis la delató, era de la organización de los Goya e iba dar el premio a Mejor documental. El chasco fue mayúsculo, nadie entendió nada y el tiro les salió por la culata.