Gordofobia: el mito de que mayor peso equivale a peor salud
Los comentarios generados a raíz de la opinión de Adriana Abenia sobre un anuncio de Roxy han reabierto el debate sobre las distintas corporalidades.
“Soy la primera que defiende la diversidad de cuerpos en la mujer, una mujer puede ser preciosa y verse bonita, tenga una S o una XL. Pero, sinceramente, hacer apología de enfermedades como la obesidad me parece peligroso”. Con estas palabras Adriana Abenia comentó un anuncio de la marca Roxy en el que aparecían diversos tipos de cuerpo, entre ellos el de la surfista de talla grande Malia Kaleoppa.
Los calificativos de la presentadora —que posteriormente se disculpó y justificó— daban por hecho que esta persona sufría obesidad simplemente por su cuerpo, lo que encendió un debate esta sem en el que incluso participó Tania Llasera.
El discurso de Abenia dio lugar a que muchas personas, incluso profesionales de la nutrición, salieran en defensa de las personas de corporalidad grande. Para la psicóloga y nutricionista, Raquel L. Rubio, este mensaje le hizo pensar en sus pacientes y las consecuencias que tendrían en ellos.
“Me dio mucha pena por una paciente mías, que puede llevarles a trastornos de conducta alimentaria, de bajada de peso… Lo primero de lo que me acordé fue de mis pacientes, pensé ’jolines, qué mal se van a sentir al ver eso”, explica a El HuffPost.
José Luis Arroyo, dietista y nutricionista conocido en Instagram como @lanutricion_prohibida también se llevó las manos a la cabeza pensando en quienes van a su consulta.
“La mayoría de pacientes son por obesidad. Veo el sufrimiento de las personas y vi un caso claro de gordofobia”, indica y apunta a que el anuncio “es simplemente una publicidad de bikinis para mujeres”. “No se está haciendo apología de ningún tipo de la obesidad. Creo que una persona cuando ve esto no piensa ‘voy a hacerme obeso’. No se está haciendo apología de, en este caso, la obesidad simplemente se está diciendo que una persona con esa corporalidad también tiene derecho a comprarse un bikini”, explica.
Teresa López, actriz e influencer body positive, señala que este tipo de comentarios se repiten cada cierto tiempo en redes sociales por distintos perfiles de famosos y recomienda no entrar al trapo en este tipo de debates. “Estoy hasta las narices de estas chicas”, zanja.
“Somos tantísimas influencers gordas, que hablamos de body positive, que hablamos de la violencia estética, de todos los problemas que tenemos en nuestro día a día, que no me creo que no veas venir la que te va a caer. Me da la sensación de que lo único que buscan son números, buscan crear debate para que se comparta su perfil, para que suban las visitas y consiga de nuevo ser una persona relevante”, añade.
“Es mucho más productivo que compartas un vídeo mío o de cualquier compañera mía que lucha contra la gordofobia que un mensaje gordófobo criticándolo. Al final, hay personas gordófobas y si lo ven dicen ’anda, hay personas que piensan como yo”, apunta.
Esa discriminación que viven las personas gordas o con corporalidades distintas se define como gordofobia. Lo que Rubio define como “odio, rechazo y violencia que sufren las personas con una corporalidad grande, que para mí esto está sustentado por posibles prejuicios sobre sus hábitos”.
La diferencia en su apariencia física les hace para una mayoría de la población “más insanos” e incluso “menos válidos” para determinados ámbitos. López asegura que vive esta discriminación “de toda la vida” en su día a día, especialmente dedicándose a la interpretación.
“Siendo actriz, mujer y viviendo en el siglo XXI pues complicado, más aún dedicándome a lo que me dedico tanto en redes como en interpretación. Nunca he tenido oportunidad, nunca. He necesitado montarme yo Gordas [obra que protagoniza con Mara Jiménez, conocida en redes como @croquetamente__] con mis amigos y estamos flipando porque desde noviembre tenemos todas las entradas agotadas”, detalla y apunta que, aunque es un fenómeno increíble al hablar en un escenario sobre la gordofobia, al final se ha forjado entre ellas y sus compañeros de piso.
“Nunca hemos tenido la oportunidad, pero basta con ver la tele y ver que hay actores que no son actores que solo son cuerpos normativos que no saben ni vocalizar. Y ahí están petándolo en Netflix a nivel internacional y literalmente son un cuerpo bonito, no tienen otra cualidad ni dotes interpretativas”, se queja y reivindica que con Gordas está demostrando todo lo que puede hacer. “Yo que soy una curranta y tengo hiperformación no he hecho ni un casting”, indica, aunque apunta que hay cierta esperanza en series como Los Bridgerton (Netflix), donde aplaude el papel de Penélope Featherington.
“Para mí es como ‘por fin, hay una gorda con la que me puedo ver reflejada’. Es inteligente, monta un negocio, escapa de las garras de su madre, tiene un problema y lo afronta”, incide.
Pero más allá de un ámbito como la interpretación, las personas con cuerpos grandes o gordas conviven con la gordofobia en su día a día con la consecuente mella en su salud mental y en su día a día.
Según la Unesco, la apariencia física y la raza o religión son los dos motivos principales de bullying en el mundo con las consecuencias para la salud mental que esto conlleva. Del mismo modo, en el ámbito laboral, según datos de un estudio de discriminación corporal en el trabajo de la Universidad de Granada, esta discriminación por cuerpo estaría más enraizada incluso que otras como el racismo o el sexismo.
“Hace poco tuve en consulta a una paciente que, por el simple hecho de estar con obesidad le daba vergüenza ir al gimnasio, que es parte del tratamiento”, señala Arroyo.
El dietista deja claro que “una persona tiene derecho a ponerse un bikini, no deja de tenerlo porque tenga un cuerpo más grande, que por lo visto a la gente le molesta o lo ve como algo malo”. “Estos anuncios no son necesarios solo por el comentario de Abenia, sino por los que la secundaron a ella, porque deja ver que la gordofobia es bastante frecuente y llevamos muchos años con la cultura de las dietas detrás”, explica.
Rubio va más allá y apunta a que esta afirmación “es hacer apología de los TCA (Trastornos de Conducta Alimentaria)”. “En la sociedad, esconder que estos cuerpos existen realmente es cruel”, sentencia y señala que estas personas tienen limitaciones para el desarrollo de la vida plena que afecta a la calidad de vida.
″¿Quién se puede pensar que puede costar encontrar tallas en algunas tiendas más altas de la 42? No están en la mismas condiciones que una persona con normopeso”, detalla y recalca que esto lleva generalmente a una presión por bajar de peso y adaptarse a ese canon de belleza. “Esto puede llevar a su vez a una menor salud por por esas exigencias o ese exceso de control que quieren llevar a cabo por medio de la comida para conseguir un peso objetivo”, indica.
El argumento principal que usan las personas para hacer comentarios gordófobos es la salud. Una supuesta preocupación por el estado de salud de la persona, que se limita a su físico. Rubio señala que es “imposible medir la salud mediante la apariencia física. “Mientras tanto no hay prejuicios ante una persona que esté anunciando bebidas alcohólicas y eso sí que produce un daño para la salud y no molesta tanto”, critica.
López lo ejemplifica así: “Si tú ves un grupo de cinco personas y directamente piensas que la que va a tener peor salud es la gorda, lo que tienes es gordofobia no preocupación por la salud de nadie”. “Yo soy una tía gorda que estoy perfecta, de análisis, de capacidad física… Voy muchísimo al gimnasio y no lo subo a redes, muy pocas veces lo hago porque me da la sensación de que tengo que reafirmarme en que soy una gorda sana y me niego igual que me niego a subir que ceno una ensalada, por ejemplo. ¿Por qué tengo que dar explicaciones de que existo?”, recalca.
Para ella, estos comentarios tratan de manipular y hacer creer que es por el bien de estas personas. “Pero lo que hacen es atacarte e insultarte”, zanja. “Entre hombres es horrible, cada día tengo menciones de un señor en TikTok diciéndome que estoy gorda porque quiero. Y me dicen que no es para atacarte”, recuerda. ”¿En qué mundo vives que pretendes que yo me calle, agache la cabeza y te diga que tienes razón? ¿En qué momento tu privilegio te hace creer que yo voy a supeditarme a tus palabras porque me haces creer que tienes razón? Te basas para hablar de mi salud y llamarme enferma en tres vídeos y cuatro fotos, me estás llamando enferma”, cuestiona.
Arroyo destaca que la corporalidad no es sinónimo de salud y que indicadores como el IMC —que mide peso y altura— están desactualizados. “Ahora se sabe que se tienen que tener más factores en cuenta: una analítica, si esa persona tiene tejido muscular, sobre todo muy importante, cuánta masa muscular tiene, etc”, señala.
“También si detrás de ese estado hay un problema, porque también existe el concepto de una que se denomina obeso metabólicamente sano, es decir, una persona que a priori visualmente podríamos decir que tiene sobrepeso u obesidad, pero que está saludable”, explica y apunta a que puede ser que no tenga grasa visceral que rodee los órganos, como sí pude ocurrir con cualquier otra persona aparentemente delgada o normativa.
“Cualquiera de las otras modelos, que aparentemente vemos delgadas en la foto, pueden tener algún marcador de inflamación como el colesterol elevado”, señala.
Rubio coincide con Arroyo en que cuenta mucho el historial de cada caso y relacionar los hábitos de comidas y actividad física con la corporalidad le parece “prehistórico”. “Puede venir una persona con sobrepeso y tener un estilo de vida saludable. Que un sobrepeso sea ocasionado por un trastorno mental o un trastorno endocrino, por la genética… Tener un peso u otro es multifactorial”, recalca.
“Señalar a esta chica, ya para mí es violento. Sí, esa chica es gorda y tiene una enfermedad. Eso es súper cruel”, enfatiza y ejemplifica que no sucede con otras dolencias. “Eso es como que ves a alguien por la calle que está triste y le dices ’tú tienes un trastorno mental porque estás llorando”, detalla.
Arroyo también recuerda que la gordofobia está muy presente en el ámbito sanitario y se ha hecho patente en el último año. Con la covid-19 y el confinamiento han aumentado los casos de TCA hasta en un 20%, según datos de la Fundación Fita publicados en El País, especialmente entre adolescentes.
“Por parte de médicos e incluso psiquiatras o psicólogos que no están especializados en nutrición se hacen los comentarios de ’yo creo que deberías perder peso’ y como la causa de todos los males”, detalla. “Se tiende a ver la obesidad como una persona que tiene falta de voluntad, que no tiene autocuidado, que no mira por su salud, y no siempre es así”, indica y recuerda que la salud mental está directamente relacionada con la obesidad.
“Puede venir a raíz de una depresión o ansiedad, una persona que pierde su trabajo y acaba, digamos, encontrando cobijo en la comida y desarrollando una obesidad, pero por un motivo de depresión. Una persona obesa no quiere estar obesa y ya sabe que tiene un problema”, apunta.
El anuncio de Roxy ha conseguido acaparar el foco por visibilizar distintas corporalidades, como han hecho otras como Adidas, Zara e incluso Mango en su momento con la creación de Violeta. Para López esto no es más que una estrategia de “lavado de cara” de las firmas que, en su mayoría, no fabrican más allá de la 42.
“Ojalá Roxy al ver esto cambie y empiece a hacer tallas grandes de verdad porque no hay, no ofrece. A mí me encantaba, lo he intentado y nunca he podido. Siempre tenía que ir a Quicksilver que era la de tío”, indica.
“Es un lavado de cara como ponerte la banderita el día del Orgullo y olvidarte de la gente LGTBI”, detalla y apunta a que ahora en Zara se está empezando a incluir la XXL. “Mi ejemplo favorito es Mango, que sacó Violeta by Mango que era ‘vamos a hacer ropa para las gordas’ y luego decía que solo se vendía online, ’¿qué pasa que no quieres que entre a tu tienda?”, cuestiona y recuerda que tras protestas pusieron un perchero especial, pero tenías que pedir las tallas.
Esta muestra en la industria de la moda no es más que la representación del canon estético para especialistas como Arroyo, basado en la “extrema delgadez”. Esto también sucede en el ámbito deportivo donde, tal y como recuerda el dietista y entrenador personal, hay diversas corporalidades.
“Una persona que practica halterofilia puede ser que sea una persona mucho más grande. Hay corredores que tienen una masa muscular acorde a sus necesidades, que incluso podríamos decir que algunos tienen extrema delgadez”, indica e insiste en que hay personas que hacen deporte por salud “no por estar fibrado con abdominales”.
Precisamente las personas de esa cultura de gimnasio son las que más han criticado a López en redes sociales quien hizo un vídeo comentando las recomendaciones de una influencer que decía que había que beber agua cuando tenías hambre por si era deshidratación y que si te apetecía dulce tomaras un té con canela.
“En ese vídeo de respuesta decía la palabra fitness y comenté cómo era la cultura de gimnasio le aparecí por el algoritmo de TikTok en el perfil a muchísima gente de este mundo y empezó el bombardeo. Yo no aguanto ni media, ‘eliminar’, ’bloquear…”, recuerda. “Doy gracias de que no tengo casi hate porque es insoportable, te hablan con una superioridad moral conociéndote a ti mejor que tú misma y siempre van por la salud”, enfatiza.
A pesar de esto, López se muestra positiva con el futuro y cree que la aceptación de todos los cuerpos llegará. “Hay un montón de mujeres delgadas con cuerpos normativos que no han sufrido violencia estética en redes sociales hablando de nosotras y comentando nuestros perfiles”, señala, aunque apunta que es difícil quitarte un privilegio como sucede con el racismo o la LGTBIfobia, pero cada vez más personas son aliadas de esta lucha.