Gisela Pulido: "De pequeña no me dejaban jugar al fútbol por ser niña y eso en el 'kitesurf' no pasa"
Entrevista con la 'kitesurfista' española, diez veces campeona del mundo en su especialidad con tan sólo 23 años.
Tiene sólo 23 años, pero en su deporte, el kitesurf, ya ha hecho historia. Si fuera futbolista, sería Messi o Cristiano Ronaldo. Si fuera baloncestista, Michael Jordan o LeBron James. O tal vez ni eso, porque, como ella misma reconoce, el hecho de ser mujer implica un menor reconocimiento mediático y social.
Pero Gisela Pulido (Premià de Mar, Barcelona, 1994) tampoco quiere eso. Ella disfruta de su deporte desde que a los ocho años se metió en el agua con una tabla de surf y una de las cometas con las que su padre practicaba este deporte prácticamente desconocido en España.
"Pobre del que no pueda salir a tomar un café; yo sí puedo", explica Pulido, a la que se le escapa de vez en cuando el acento andaluz de Tarifa, donde con diez años se marchó junto a su padre ya que "en Cataluña el viento es muy escaso". Allí ha crecido como profesional, ha fundado dos escuelas (una en la localidad andaluza y otra en Panamá) y ha ido acumulando la friolera de diez títulos mundiales.
Atiende a ElHuffPost en la presentación de la nueva línea de gafas de sol de Multiópticas, una de las muchas marcas que han apostado por una de las carreras más impresionantes de una deportista española.
¿Cómo te iniciaste en el kitesurf?
Con seis años comencé a volar cometas en la arena y con ocho fue la primera vez que me metí en el agua. Mi padre siempre tuvo afición por los deportes extremos: snowboard, surf, windsurf... Empezó a practicar kitesurf y a los dos años ya lo estaba practicando yo también. De pequeña ya era superdeportista y siempre quería ser la número uno en todo.
En Premià, donde te criaste, ¿había tradición de este tipo de deportes?
Hay tradición de deportes de vela, pero no tanto de deportes extremos. Cuando mi padre empezó a hacer windsurf, muy poca gente lo practicaba en España. Igual con el kite, él encargó una cometa de Alemania porque no había material en España, y aprendió solo. Ahora es impensable que alguien sea autodidacta, porque es un deporte que tiene sus riesgos. Ahora vas a una escuela a que te enseñen.
¿Tú fuiste a una escuela?
No, a mí me enseñó mi padre.
¿Cómo fue tu paso a profesional? ¿Recuerdas tu primera competición?
Fue un poco improvisado. Era muy pequeña y mi padre me decía: "Gisela, tienes 10 años, ¿dónde vas a una Copa del Mundo?". Yo insistí hasta que llegamos a un acuerdo: me llevaba sólo si conseguía estar entre las tres primeras, pensando que la niña no iba a llegar. Al final del año estaba empatada a puntos con otra chica y en la última prueba se decidió todo. Fue la primera vez que gané el Campeonato del Mundo, no nos lo creíamos. Yo no sabía que era campeona hasta que salí del agua.
¿Qué te decían las demás participantes?
No lo recuerdo bien, porque era pequeña. Pero si me pasara a mí, lo vería de otra manera porque yo he pasado por eso. Si llega una niña, que la va a haber dentro de nada, que me haga sombra y que gane, porque es ley de vida, tendré que aceptarlo. En mi caso, al principio, era muy gracioso ver a una niña pequeña compitiendo contra mayores. Luego, cuando empecé a ganar, hubo más tensión y la reacción fue diferente a la que yo esperaba. Más adelante ya me conseguí ganar el respeto de mis rivales y me vieron como una más.
¿Contaste con algún tipo de ayuda económica?
El primer año me lo pagó todo mi padre. Vendió sus negocios en Cataluña y el apartamento que tenía. Con el dinero se compró un piso en Tarifa y el resto de lo ahorrado, para viajar. Cuando gané el Mundial, al año siguiente me empezaron a llamar los patrocinadores. Llevo con Red Bull desde los 11 años. Ellos me ayudaron desde el primer momento, como Movistar. Se necesita presupuesto porque mi padre viajaba conmigo, es mi entrenador. Y si viajas a Australia, el avión, el hotel, la comida... todo vale un dinero. Poco a poco nos fuimos profesionalizando y encontrando los medios para conseguir los objetivos.
Ya eres una profesional, ¿cómo es tu día a día?
Me levanto super temprano. A las 23:00 estoy en la cama, muerta de cansancio. A las 6 o 7 de la mañana mi cuerpo dice, 'vamos, Gisela'. Voy al gimnasio a entrenar, hago físico y estiramientos. Luego desayuno bien. Estudio o trabajo ayudando a mis padres con los centros de kitesurf. Voy al agua a entrenar cuando hay viento. Si no hay viento, hago surf con las olas. Y si no, hago deporte en el gimnasio o me voy en bici. Algo tengo que hacer, no puedo estar quieta. Siempre intento entrenar con amigos.
¿El kite te implica algún tipo de dieta? ¿Te puedes permitir algún capricho?
Tengo una alimentación bastante estricta, pero me la impongo yo, no tengo nutricionista. Me gusta comer lo que me apetece, pero siempre lo que me da la tierra, lo mínimo procesado por el hombre. Prefiero una fruta a un zumo. Frutas y verduras, sobre todo. Proteína animal poca, una vez a la semana pescado y una vez al mes, ternera. Pollo y cerdo, nada, muchas hormonas. Creo que somos lo que comemos y si comemos bien, nos cuidamos y estamos bien por dentro, luego por fuera eso se ve. Los dulces me gustan y a veces peco en algún postre, pero sé que el azúcar no es muy buena para el cuerpo.
¿Y te permite vida social?
Entreno con mis amigos y siempre después nos vamos a merendar o a re-desayunar. Ese es el momento de vida social que tengo con ellos. A veces salimos los fines de semana y nos tomamos algún refresco con ellos, nada de alcohol, porque no bebo. Pero me acuesto temprano.
Para quien no conozca el deporte del kitesurf, ¿qué es lo que se necesita para practicarlo?
Si hace frío, neopreno. También un arnés para la cintura, la cometa, las líneas, la barra y una tabla.
¿Cómo funciona la competición? ¿En qué consiste?
A través de un ranking se hacen emparejamientos en una eliminatoria. Tenemos siete minutos en los que contamos con un máximo de intentos de doce maniobras, de las que puntúan las cinco mejores.
¿Qué tipo de maniobras tienes que hacer durante la competición?
Consisten en hacer mortales hacia adelante, hacia atrás o una rotación. A la vez que haces eso, te tienes que pasar la barra por la espalda. Eso es lo que más puntúa. Tienes cinco categorías, pero no puedes hacer dos trucos de la misma categoría. Además, tienes un cuadro de competición y no puedes 'saltar' a la vez que salta otro competidor. Primero lo haces tú, luego va tu competidor, luego repites tú. Así los jueces pueden estar pendientes de un solo competidor. Ellos miden la ejecución, la posición de la cometa, la velocidad, la altura, cómo aterrizas, si el movimiento es más agresivo o menos.
¿Hay margen para sorprender con nuevos trucos o está ya todo inventado?
El nivel de evolución está llegando a su tope. Técnicamente ha parado un poco la curva de evolución y ahora es más ejecución: más velocidad, más altitud, más potencia, más agresividad. Qué pasa con eso, que están todos 'rotos'. Hay muchas lesiones. En los últimos diez años, este deporte ha crecido y las maniobras han evolucionado muchísimo. Ahora están derivando hacia la potencia y hay muchos problemas de lesión.
¿Tú los has tenido?
Yo me disloqué el hombro [se señala el hombro izquierdo] y en la rodilla derecha, me lesioné el ligamento interno. Estuvo casi roto, me tuve que infiltrar para competir. No me he tenido que operar, pero sí he estado fuera por la rehabilitación.
Como mujer deportista, ¿has notado machismo en tu carrera?
No hay machismo en este deporte, porque es muy joven, tiene 15 años de historia. Ves a muchas chicas en el agua. El machismo que pueda haber es el que hay también en el surf: que las mujeres tengamos que ir con bikini. Pero tampoco es tanto, porque tú no verás en mis redes sociales fotos mías en bikini, porque yo no vendo mi cuerpo en ese sentido, sino vendo mi imagen de deportista. Pero eso es lo único, en este deporte ves a muchos chicos animando a sus novias en las competiciones, a niños y niñas en los entrenamientos. Es un deporte muy abierto en ese sentido. De pequeña no me dejaban jugar al fútbol por ser niña y eso en el kite no pasa.
¿Cómo se vive siendo una estrella en un deporte minoritario en España?
Yo creo que eso no depende tanto del deporte como el hecho de ser mujer. No es lo mismo Cristiano Ronaldo que cualquier otra deportista. Las mujeres todavía no están reconocidas en ese sentido. Es cierto que el kite no es un deporte conocido, aunque cada vez suena más. Yo estoy contenta con la repercusión que tengo y tengo marcas super fuertes que me apoyan, como Multiópticas ahora. Con la prensa igual, antes me entrevistaban y no conocían mi deporte. Ahora conocen mi trayectoria y quién soy. A mí me da igual que me reconozcan por la calle. Pobres los que no puedan, yo puedo salir a tomarme un café.