Geraldine Chaplin: "Lo de Harvey Weinstein lo sabía hasta yo, que no me entero de nada"
Entrevista a la actriz, que estrenó su última película, 'Tierra firme', en el IFF Panamá
Geraldine Chaplin es algo más que una actriz: tiene un aura de optimismo que le acompaña a donde vaya. Es lo que queda más que patente tras una semana de convivencia en el Festival de cine IFF Panamá, del que afirma que es "el mejor festival del mundo".
Por sus venas corren el arte, la cultura, el cine y la denuncia social. La gran empatía que dice que aprendió de su madre, Oona O'Neill —hija del ganador de un Nobel y un Pulitzer Eugene O'Neill— se percibe a cada instante en el trato y la atención que dedica a cada persona. De su padre, el mítico Charles Chaplin, heredó el oficio de la interpretación y a él le debe su primer papel, que obtuvo con tan solo 12 años: una pequeña aparición en Candilejas, dirigida por él mismo. Fue esa película la causante de que en 1952, durante su estreno, a Charles Chaplin se le acusara de comunista, lo que supuso el traslado de Estados Unidos a Suiza de toda la familia. Quizás por eso, Geraldine se desenvuelve perfectamente tanto en francés como en inglés o español.
Trece años después, encarnó a la joven Tonya en la mítica Doctor Zhyvago rodada en España, considerada una de las películas más taquilleras de la historia en Estados Unidos. Ese papel le granjearía tal relevancia, que desde ese año, 1965, han transcurrido 53 y en su ficha de IMDB tan solo hay dos años en los que no figuran títulos.
En una mañana soleada, Geraldine Chaplin nos recibe en una habitación del hotel que los organizadores del Festival Iff Panamá han dispuesto para la entrevista. Todo el cuidado puesto por el equipo de comunicación contrasta con la cercanía campechana de la actriz. Mientras preparamos los focos, micrófonos y demás, su marido, el director de fotografía chileno Patricio Castilla, todo simpatía también, le pasa un folio que va a funcionar para ella a modo de chuleta: antes le han preguntado por su filmografía y tiene tanta que necesita echar un ojo para refrescar la cronología. Y no es de extrañar, ya que en su prolífica carrera ha trabajado codo con codo con directores como Robert Altman, Martin Scorsese, Pedro Almodóvar, David Lean, Carlos Saura, Alain Resnais o Juan Antonio Bayona, con quien pronto estrenará Jurassic World 2. También ha estado nominada a los Globos de Oro, ha ganado un Goya y actualmente es una secundaria de lujo. Lo es en la genial película Tierra firme, segundo largometraje del ganador de un Goya Carlos Marqués-Marcet que se proyectó en el festival en el momento de la entrevista y que para ella es "una de esas joyas que te caen de vez en cuando".
¿Qué tal ha sido la experiencia con el director?
La experiencia con Carlos Marqués-Marcet, que es un auténtico genio, ha sido puro placer. Yo estaba nerviosa, evidentemente, lo estoy siempre, pero él es intuitivo, listo e inteligente con las emociones. Te preguntas ¿Cómo es posible que te haga reír y después llorar con la película? Es una experiencia muy muy placentera. (En tono confidente) Quiero repetir. Me gustaría, sí.
¿Te sigues poniendo nerviosa con las películas?
Sí, sí, no lo puedo remediar. La gente dice: "Ay, qué bien, porque eso significa...", pero no, es un sufrimiento.
En Tierra Firme adviertes a los protagonistas del problema de una familia formada por dos madres y un padre. Te dan muchos papeles de sabia. ¿Sientes que ya eres un referente de sabiduría para muchos?
Oh, no. No, yo creo que soy una vieja, y los viejos no son sabios. Los sabios son la juventud. Yo creo mucho en la generación que viene ahora, los que tienen quince años. Si solamente se olvidaran de la porquería esta (hace el gesto de estar obsesionado con teclear), pero creo mucho en la generación esta que está protestando porque están hartos y quieren un mundo mejor. Creo que nosotros la hemos cagado en todo: yo no me siento nada sabia. Sí, he leído un poco más que alguien de ocho años, pero no, más sabia no. ¡En la película, sí: una vieja loca! (ríe)
¿Y cómo ha sido la experiencia de trabajar con tu hija Oona Chaplin?
Esa ha sido una experiencia maravillosa porque ella es una actriz maravillosa. Al principio, en la primera película que hicimos juntas, yo tenía mucho miedo: por una vez no era por mí, ¡sino por ella!
¿Por ella en qué sentido?
Tenía miedo de que no lo hiciera bien, de que se equivocara. O sea, mis nervios de repente se trasladaron a mi hija y entonces yo ahí no estuve nerviosa. Qué pena, fue una película que no fue buena. Pero ella tiene unas tablas increíbles, tiene todas las tablas del mundo: ha ido al RADA, ha hecho su Shakespeare, ha actuado en el Globe Theatre, tiene un camino increíble. Entonces, trabajar con buenos actores y buenos compañeros es siempre un placer tremendo.
Estás orgullosa de tu hija: se nota.
Además, además: se me cae la baba, sí.
Al hilo de la lista que te acaba de traer tu marido, tienes una larguísima e importante trayectoria cinematográfica. ¿Qué destacarías y qué criticarías de tu carrera en el cine?
Yo creo que en mi carrera, además de que no la he manejado yo, en absoluto, ha sido un poco variado todo. Yo, cuando empecé a hacer cine, deseaba hacer al año: una superproducción, una película en Super-8, que existía entonces, una película de un primer director, una película de televisión... y todo esto el mismo año, en continentes distintos, con distintos directores, y en idiomas distintos... ¡y ha sido así! Pero casualmente, yo no he puesto ningún esfuerzo para que sea así. Y miro atrás y tengo que mirar la lista, pero veo que en el fondo ha sido esto. Ahora, después de haber hecho todo tipo de abuelas: las abuelas buenas, las abuelas malas, las abuelas caníbales, etc., he pasado al cine de terror, o del cine de terror he pasado a hacer viejas con alzheimer, o de vez en cuando una joya como esta de Tierra Firme. Cuando vas avanzando, las cosas son distintas.
Entonces, ¿criticas un poco el encasillamiento de los papeles asociados a una edad?
Sí, sí. Sí, sí. Claro, porque además, como no me he hecho nada, no me he arreglado la cara, cuando necesitan una abuela, hay muy pocas. Sobre todo una abuela de época. Porque una abuela que se hubiera operado no lo podría hacer. Pero ¿las abuelas de las películas de época? las hago casi todas. Tengo poca competencia (ríe).
¿Y cuál es tu siguiente proyecto?
Mi siguiente proyecto es una película belga que se llama El emperador descalzo. Ya se hizo una película que se llama El rey de los belgas, que fue a Cannes. Es una película extraña, muy bonita, muy rara, del tipo de cine que me gusta, y es como el capítulo siguiente de esta historia. Es una película bastante política pero divertida. Me apetece mucho hacerla.
¿Cuándo empiezas?
No lo sé. Ya.
Tras el caso de Harvey Weinstein ¿Qué opinas del movimiento Time's Up? ¿Estamos ante una nueva revolución de las mujeres en el mundo, o al menos en el del cine?
Sí, yo creo que sí, ¿por qué no? Está bien. Estoy a la vez un poco ambivalente, porque como todo movimiento, se puede llegar a una radicalización tan fuerte que de repente no haya flirteo... me gustaría que esto no desapareciera... pero está muy bien, ya era hora. ¡Pero todo el mundo sabía lo de Harvey Weinstein! Lo sabía hasta yo, que no me entero de nada...
¿Sabías que acosaba?
¡Claro! Yo creo que hasta gente de mi familia ha pasado por ahí. (Pone cara de pilla y continúa) No es que lo crea, es que lo sé (ríe). Sí, sí. Es que ya está bien: hay que hablar, hay que decir, hay que actuar.
Me quedo intrigada con eso de que hay gente en tu familia que ha pasado por eso. ¿Se puede saber quién?
No, me mata. ¡Me matan! (ríe)
¿Entonces es en plural?
Sí. Yo conozco a Harvey Weinstein. A mí no me ha metido mano... claro, no soy su tipo, soy un poco vieja.
¿Es el cine machista?
Para mí no lo ha sido porque quizás me salgo de categoría. Pero el cine que llaman cine, que yo no llamo cine porque es la otra parte, la de la industria, ese sí que es machista, claro. El cine que me gusta no creo que sea tan machista, no lo veo así.
¿El que te gusta es cine más independiente?
Claro, sobre todo cosas buenas, ideas nuevas... por ejemplo, el cine latinoamericano ahora es superinteresante, y no es machista, ¡yo creo que no! Veo que sí que hay un poco de todo, pero es humano, es humanista, y eso que estamos viviendo en una época un poco machista. Pero refleja los tiempos en los que uno vive y me gusta el cine que refleja eso. Por eso el cine latinoamericano de ahora me gusta mucho, me interesa mucho.
Ya que hablamos de cine latinoamericano, el Iff Panamá, el festival en el que estamos, ¿tiene algo distinto?
Sí, siempre tienen una cartelera increíble, unas películas increíbles. Las quiero ver todas y aún no he visto ninguna salvo la nuestra, Tierra firme, porque acabamos de llegar al festival, pero he leído el programa con afán y quiero ver todas las películas: hay una selección increíble.
¿Sirven los festivales de cine para visibilizar o solo le llegan a las élites culturales?
No sabría decirte. Yo pienso que llegan a la gente que ama el cine. Me gustan mucho los festivales accesibles. Es que no sé por qué no se enseñan las películas en los cines: hay que ir a un festival para ver cine. Eso me mata. Antes, en París sí se podía ver de todo y de todos los países, pero ya no. Ahora, al menos para ver el cine que a mí me gusta, hay que ir a festivales.
¿Es fácil vivir del cine?
No, no, creo que no. Yo he tenido bastante suerte. Mucha suerte.
¿Hay algo que aprendieras de tu padre y de tu madre, Charlie Chaplin y Oona O'Neill que te haya servido para toda la vida?
Quizás, de mi padre, el rigor y la disciplina. Es muy importante en este trabajo. Aunque la gente diga alegremente: "¡Ay, yo quiero hacer cine!", la disciplina es fundamental. Hay que levantarse a unas horas absolutamente estúpidas, hay que trabajar mucho, hay que saber estar muy concentrada de repente, y luego descansar y desconcentrarse, y luego otra vez estar totalmente en la concentración. Porque no, no se graba como una cosa lineal, hay que llegar a las marcas... Así que eso es disciplina, es pura disciplina. La disciplina la he aprendido de mi padre y de mi madre el amor y la tolerancia y todas esas cosas que me gustaría que todas las madres dieran a sus hijas.