Gabilondo desvela el "importantísimo" problema de fondo en Cataluña que no se soluciona con la sentencia del 'procés'
"Debería significar el cierre de un capítulo desdichado de nuestra historia política y el comienzo de una nueva etapa”.
El periodista Iñaki Gabilondo ha valorado -en su comentario La sentencia del procés, en la Cadena Ser- que histórica sentencia del Alto Tribunal sobre el ‘procés’ conocida este lunes, con penas de prisión de entre 9 y 13 años para los líderes independentistas, “debería significar el cierre de un capítulo desdichado de nuestra historia política y el comienzo de una nueva etapa”.
En este contexto, Gabilondo considera que “si la racionalidad no se hubiera despeñado hace tiempo la autocrítica brotaría sola”: “El independentismo habría aprendido que leer los hechos como un exquisito proceso democrático interrumpido violentamente por un estado vengativo es una interpretación para escapar de la realidad por la vía de la epopeya”, ha argumentado el periodista.
En el mismo sentido, Gabilondo ha afirmado que “el constitucionalismo, el Gobierno y todos los partidos llamados nacionales, hubieran aceptado la evidencia de que los tribunales actúan contra los ilícitos penales pero que no puede en modo alguno resolver el importantísimo problema de fondo”.
¿A qué problema se refiere Gabilondo? A un “modelo territorial que lleva tiempo pidiendo a gritos un repaso”.
La sentencia del procés
La sentencia del juicio a los dirigentes del procés debería significar el cierre de un capítulo desdichado de nuestra historia política y el comienzo de una nueva etapa. Si la racionalidad no se hubiera despeñado hace tiempo la autocrítica brotaría sola.
El independentismo habría aprendido a controlar su sueño, que es imposible ahora y es imposible así, y hubiera entendido que lo ocurrido en el otoño de 2017, desde la ley del referéndum, la ley de transitoriedad jurídica y la declaración unilateral de independencia... le hubiera puesto ante los tribunales de cualquier democracia del mundo, de cualquiera, monárquica o republicana, y que leer los hechos como un exquisito proceso democrático interrumpido violentamente por un estado vengativo es una interpretación para escapar de la realidad por la vía de la epopeya.
Por su parte, el constitucionalismo, el Gobierno y todos los partidos llamados nacionales, hubiera aceptado la evidencia de que los tribunales actúan contra los ilícitos penales pero que no puede en modo alguno resolver el importantísimo problema de fondo que a la política compete, que el statu quo actual no vale hace mucho tiempo y se prestaría a abordarlo de forma conjunta aunque se vaya muy tarde, aunque ya hay mucho daño irreparable, y lo haría en el marco de una relectura de nuestro modelo territorial que lleva tiempo pidiendo a gritos un repaso. Pero no es eso lo que ocurrirá, lamentablemente. El Instituto ElCano augura una crisis profunda y duradera.
Para concluir, nos preguntaremos cómo es posible que desde hace un par de días todos los medios de comunicación conozcan las líneas fundamentales de la sentencia cuando aún no la saben las partes implicadas. Lo escandaloso no es la filtración de la prensa, porque el periodismo debe difundir las noticias que estima veraces, si no la filtración a la prensa. Si ha sido intencionada para dosificar el impacto me parece una frivolidad; y si ha sido un fallo de seguridad me parece un desastre. La justicia que reclama respeto ¿no podría tenérselo a sí misma?