Futboleros a más no poder
A pesar de que el punto de partida de la historia del fútbol es 1863, es muy posible que sus orígenes sean mucho más anteriores.
El deporte rey supone más del 1% del número de trabajadores en España y genera más del 1% del PIB español. Y es que, como decía el futbolista y entrenador italiano Arrigo Sacchi, de las cosas menos importantes, el fútbol es la más importante.
Tenemos que echar la vista atrás, pero que muy atrás, para ver los orígenes de este deporte. En el siglo IV a. de C, mientras Aristóteles se dedicaba a dar forma a su Metafísica, los griegos disfrutaban de la esferomaquia, literalmente la lucha por la pelota de viento. Un juego al que ya se había referido tiempo atrás el mismísimo Platón, si bien, a juzgar por las descripciones que nos han llegado, este deporte se parecía más al rugby actual que al fútbol.
Fue precisamente este palabro griego –esferomaquia- al que recurrió Azorín cuando quiso terminar en nuestro suelo patrio de una vez por todas con el anglicismo foot-ball. En lugar de defender, como hicieron algunos intelectuales de la época la palabra castellana balompié, el escritor abogaba por esferomaquia. Al final, ni lo uno ni lo otro.
Pero antes que los filósofos griegos disfrutaran de una tarde de esferomaquia, Homero en su Odisea ya nos hablaba de los deportes de pelota. Allí se nos cuenta cómo Nausica jugaba con sus doncellas con una pelota confeccionada en tiras.
¿De allende los mares…
Los españoles fueron los primeros en tener contacto con un juego de pelota que practicaban los aztecas allá por el siglo XVI. Se conocía como tlachtli, cada uno de los equipos tenía entre uno y siete jugadores y la pelota estaba confeccionada en hule sólido no vulcanizado y pesaba en torno a los tres kilos.
Aquel deporte de la pelota era desconocido no solo en Castilla, sino en toda Europa. ¿O quizás no?
Si hacemos caso a algunos estudiosos ya había algo parecido al fútbol moderno en altomedieval inglés. Se cuenta que Eduardo II prohibió el juego porque fomentaba la violencia entre los más jóvenes y que Eduardo III –allá por 1365- lo criticaba sin tapujos porque, según él, los hombres descuidaban la práctica preparatoria de la guerra, esto es, la esgrima, el arco y la equitación.
A este tipo de deporte lo conocen como fútbol de carnaval, porque se jugaba el martes de carnaval, y de las pocas reglas que tenía había una especialmente llamativa: estaba prohibido asesinar a nadie voluntaria o involuntariamente.
En la Florencia de 1530 se conocía un juego llamado calcio (fútbol), del que se redactó un reglamento oficial apenas cincuenta años después. La cuna de este deporte tiene unas coordenadas exactas: la Piazza Santa Croce.
… o del sudeste asiático?
En el Museo Etnológico de Múnich se conserva un texto realizado por el escritor chino Li Ju, que vivió en torno al 50 a. de C., en el que se narran unos encuentros deportivos entre chinos y japoneses.
Al parecer practicaban un deporte en el que se tenía que dirigir una pelota maciza –confeccionada en cuero y piel liado- a lo largo de una llanura.
La verdad es que poco se sabe acerca del objeto del juego, pero al parecer ganaba aquel que más tiempo tuviera la posesión de la pelota. Tampoco se tiene la certeza de que el balón se disputara solamente con los pies, quizás lo más fácil es pensar que se hacía con cualquier parte del cuerpo y que, además, se permitiera una cierta violencia gratuita.
En fin, pues eso, que no es tan sencillo establecer el punto exacto en el que el fútbol vio la luz por primera vez y es que hay futboleros por todas partes.