Fuga de empresas en Cataluña: ¿Quién pierde y quién gana?
Dieciséis empresas cambian su domicilio social desde el 1-O, más de 2.500 han abandonado la región desde el inicio del 'procès'.
Naturhouse abrió la espita en agosto pasado con el traslado de su sede de Barcelona a Madrid. "¿Quién en Cataluña no tiene guardado desde hace años un plan de contingencia en el cajón por lo que pudiera suceder?", interpela Félix Revuelta, fundador y presidente de la cadena y uno de los empresarios más críticos con el independentismo, siempre preocupado por la inseguridad jurídica derivada del proceso.
Grandes empresas con sede social en Cataluña comienzan a abandonar el territorio. Hasta la fecha, unas 16 han trasladado su domicilio social fuera de la región. El capital tiene miedo y quiere evitar el impacto negativo de una eventual declaración unilateral de independencia. Sabadell y Caixabank perdieron 3.000 millones de euros en tres días tras desplomarse en Bolsa. El dinero huye de la quema.
La fuga de capitales es un hecho admitido por las entidades. No solo se ha dejado un 6% su valor en Bolsa en el último mes, sino que también empieza a perder clientes. iBroker, por ejemplo, ha retirado sus depósitos de Sabadell.
Mientras, el vicepresidente económico de la Generalitat no ve, no sabe. Oriol Junqueras ha negado este jueves que exista fuga empresarial en Cataluña y ha asegurado que las empresas que siguen afincadas en la comunidad también suben en Bolsa, en alusión al repunte que han experimentado las acciones de las que han anunciado cambio de domicilio.
¿Qué pasa con los trabajadores?
Un cambio de domicilio social no tiene por qué afectar a la sede física. Es lo habitual en otras entidades: BBVA tiene su sede social en Bilbao y la física en Madrid. Santander registra su sede social en la capital cántabra pero su centro de operaciones se sitúa en la ciudad financiera de Boadilla del Monte (Madrid).
¿Quién recauda con el cambio?
Para las empresas, un traslado así no conlleva grandes diferencias de tributación. El Impuesto de Sociedades y todos los costes laborales se abonan a Hacienda; es decir: al Estado. Solo algunas entidades, sobre todo las de gran dimensión, están sometidas a ciertos impuestos municipales.
¿Quién pierde?
Pierde Cataluña, porque la salida de estas empresas reducirá ostensiblemente la confianza de los inversores, alertados por los visos de inseguridad jurídica que ha motivado la salida de empresas españolas y extranjeras estos días. Caixabank y Sabadell tienen el 80% de su negocio fuera de Cataluña, según han reconocido sus presidentes, Josep Oliu y, respectivamente.
¿Gana el resto?
Gana el resto y, sobre todo, las autonomías y localidades donde se localicen las nuevas empresas, pues el traslado aumentará su tejido empresarial.
¿Quién protege a inversores y ahorradores?
En España, rigen al menos dos marcos destacados de seguridad bancaria: el Fondo de Garantía de Depósitos y la normativa europea. Cualquier entidad fuera del territorio nacional y del marco de la Unión Europea perdería su amparo. El Fondo de Garantía de Depósitos protege a los ahorradores ante cualquier acontecimiento que ponga en riesgo su capital.
Con su traslado a Madrid, las entidades continuarán bajo supervisión del Banco Central Europeo, en una eventual independencia de Cataluña. De darse la secesión y aunque fueran considerados como entidades extranjeras en Cataluña y operaran como sucursales, tendrían protección española. Un mecanismo similar al que mantiene ING, cuyos depósitos están garantizados por el equivalente al FGD de Holanda; al ser una sucursal en el país.
¿Por qué se van?
Visto lo visto en el Ibex estos últimos días, salir de Cataluña no solo es una cuestión de reputación y control de riesgos, también es un tema de dinero contante y sonante. Sabadell y Caixabank perdieron esta semana 3.000 millones de euros al desplomarse en Bolsa.
¿Quién dijo pánico?
Fuga de capitales, corralito, pánico... Las situaciones se desmadran de un día para otro y nadie puede garantizar templanza ante el dinero propio, ya sea por miedo o por patriotismo. El nerviosismo de los clientes es clave a la hora de dar el paso.
¿Un corralito a la catalana?
Los bancos reconocen que ha habido un aumento de consultas sobre qué hacer con los ahorros. Eso sí, no va aparejado de una fuga de depósitos hacia otras regiones del país. Los ahorros de hasta 100.000 euros están garantizados.
Muchos economistas dan por hecho que, en una eventual independencia, Carles Puigdemont se vería obligado a crear un corralito. Es decir, el presidente del Gobierno de la Generalitat intentaría impedir la salida de depósitos con el objetivo de frenar una fuga hacia España u otros países de la Unión Europea. La única opción de retirar dinero sería a través del cajero o la sucursal y con la cantidad que el Govern pusiera encima de la mesa. Como sucedió, por ejemplo, en Argentina con el fin de la convertibilidad. Eso o sacar dinero desde el otro lado de la frontera: España o Francia.
¿Operación salida?
Efecto dominó, sí, aunque los bancos son los que más tienen que perder en una Cataluña independiente, al quedar fuera del paraguas del BCE y, por lo tanto, al margen de la liquidez europea en caso de necesitarla. Caixabank traslada su sede social a Valencia y Gas Natural a Madrid.
FUGA Y MIEDO
Y habló el Fondo Monetario Internacional. El que faltaba. Y advirtió de lo que ya sabíamos. "Tensiones prolongadas y la incertidumbre relacionada con Cataluña podrían pesar sobre la confianza y las decisiones de inversión". Dicen que la economía es miedosa.
Y que huye de la quema. La banca catalana emprendió la fuga entre jueves y viernes. Sabadell comunicó su traslado a Alicante el jueves, un día después lo hacía Caixabank, cuyo domicilio social estará localizado en Valencia desde este sábado.
Para responder al traslado, la CUP alentó a la Generalitat y a ciudadanos de a pie a cerrar sus cuentas en Banco Sabadell y Caixabank. Mientras, el vicepresidente económico de la Generalitat mantenía una flema sobrecogedora. "Se van a los países catalanes y no a Madrid", ha dicho.
Y es que la Generalitat no puede hacer boicot a los bancos catalanes, son ellos los que tienen la sartén por el mango. Cataluña tiene que refinanciar 840 millones con la banca en los próximos tres meses sin apoyo del Fondo de Liquidez Autonómica. No solo no habrá boicot, sino que el Govern volverá a aceptar los tipos que le exijan, informa El Confidencial. No en vano, tiene una deuda de casi 77.000 millones de euros, el 68,42% se lo debe al Estado central.
Otras empresas en la región han emprendido la misma ruta con el traslado de sus domicilios sociales a otros lugares de España. Y es que fuera de la zona euro hace mucho frío.
FACILIDADES
El Gobierno ha echado un cable a las compañías cuyos estatutos eran más rígidos y requerían la aprobación de la junta de accionistas. El Ejecutivo llevó al Consejo de Ministros de este viernes un real decreto para la movilidad de los operadores económicos dentro del territorio nacional que lo facilita. Con el real decreto, el Gobierno también ha echado la soga al cuello al Govern de la Generalitat. Humilla así su improbable proyecto de futuro en solitario.
La economía también da miedo. La banca traslada sus domicilios sociales y la gente, en la calle, comienza a hablar de corralito. La fuga de capitales es un hecho admitido por las entidades. No solo se han dejado un 6% su valor en Bolsa en el último mes, sino que también empieza a perder clientes. iBroker, por ejemplo, ha retirado sus depósitos de Sabadell. Los bancos confirman que han aumentado las consultas de los pequeños ahorradores sobre qué hacer con su dinero. Con las cosas de comer no se juega.
GOLPES BAJOS AL TURISMO
Los primeros impactos económicos han dado de lleno sobre el sector turístico. En datos de la secretaria de Estado de Turismo, Matilde Asián, la semana del referéndum ilegal en Cataluña ha sido, "la primera en la que las expectativas de ocupación hotelera en Barcelona cayeron por debajo del 90 %".
La Mesa del Turismo, una asociación empresarial que agrupa a representantes de distintos segmentos del sector, levantó la voz el jueves para alertar de las "gravísimas consecuencias" del proceso de secesión en Cataluña. Hace ya un par de semanas que las cancelaciones de reservas en hoteles y vuelos son alarmantes. La inestabilidad social y las frecuentes movilizaciones callejeras, con la posibilidad de que pudieran derivar en acciones no pacíficas traslada a los potenciales viajeros una imagen de seguridad de la que, dicen, ya alertan los ministerios de Asuntos Exteriores de los principales países emisores. La asociación teme que la situación "afecte aún más a los mercados lejanos, en los que Barcelona ha sabido conseguir un éxito notable".
Desde el 1-O, pero antes también, los hoteles tienen menos clientes. Las cancelaciones son un hecho. Directivos de las cadenas hoteleras que operan en Cataluña llaman la atención sobre el impacto negativo en sus negocios. El vicepresidente de Hoteles Meliá, Alfonso del Poyo, confirmó que en sus 11 establecimientos en Cataluña -al margen de los dos del Pirineo- se ha detectado ya una "relevante caída de la demanda". Durante una conferencia sectorial celebrada esta semana en Madrid, el directivo utilizó términos gruesos para calificar las anulaciones: "de cierto calado" y "preocupantes", dijo.
HUELGA Y MERCADOS CON ESPADAS EN ALTO
La coincidencia el martes de la huelga general y el paro de país convocados en Cataluña para protestar contra las cargas policiales del 1-O, con 52 carreteras cortadas, la administración y los servicios prácticamente paralizados y el cierre de numerosos pequeños comercios dejó la región a medio gas. Las grandes empresas, como la planta de Seat en Martorell, no pararon.
Los mercados castigaron a las grandes empresas catalanas cotizadas como si no hubiera un mañana. Los dos grandes bancos catalanes, Banco Sabadell y Caixabank, trasladaron su domicilio social entre jueves y viernes a Alicante y Madrid, una medida de urgencia para dejar de sangrar en el Ibex 35, donde solo entre lunes y miércoles perdieron más de 3.000 euros al caer a plomo el valor de sus acciones. Pero también una medida que preserva el capital de la entidad, al quedar bajo el paraguas de la Unión Europea, al calor de la liquidez del Banco Central Europeo, y del Fondo de Garantía de Depósitos.
El movimiento bursátil es contagioso y se trasladó a la deuda española y a la prima de riesgo. Todo cuesta más caro ahora ahí fuera, en los mercados. Los inversores recelan y de lo nuestro, de lo catalán y español poco. Da miedo. Es peligroso. Tocados y (casi) hundidos.
Si hasta el domingo, día del referéndum, los ánimos en el mercado de bonos estaban más o menos calmados, desde el lunes la tensión se ha disparado. La rentabilidad que exigen los inversores para adquirir el bono de la Generalitat con vencimiento en junio de 2018 se ha disparado más de un 33% en la última semana, hasta hasta situarse en el 2,8%.
UNO ESTORNUDA Y EL OTRO SE RESFRÍA
Uno estornuda y el otro se resfría. La prima de riesgo escaló el pasado miércoles hasta superar los 133 puntos básicos el miércoles, aunque a partir del jueves comenzaron a aliviarse las tensiones y este viernes cerró en 121,5 enteros, muy lejos todavía de los 600 puntos básicos que alcanzó durante la crisis financiera. El Tesoro sí que sufrió las consecuencias de la incertidumbre en Cataluña y tuvo que pagar el doble que hace un mes por sus bonos a cinco años.
Las amenazas de rebajar el rating de Cataluña a ultra basura pueden convertirse en realidad. Ya lo son las esperas obligadas a las que las casas de análisis están sometiendo a España para revisar al alza su valoración. Hasta que no pase "lo de Cataluña", nada.
Y es que la independencia tiene un precio, se pongan o no de acuerdo, de cuánto y para quién.
Vienen curvas.
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