Seis frases que hacen mucho daño a los compañeros de trabajo
Frases como "Con todo el respeto, [insertar falta de respeto]" pueden perseguirte durante mucho tiempo o hacer estallar una relación profesional.
Las palabras de los compañeros de trabajo y de los clientes pueden perseguirte durante mucho tiempo, hacer estallar una relación profesional o incluso hacer que un trabajador se plantee si de verdad es parte del equipo o si volverá a tener confianza con algún compañero.
Por eso es tan importante aprender a identificar las frases más dañinas para evitarlas, por muy inocentes que parezcan. Estas son algunas de las más frecuentes.
Mary Abbajay, presidenta de la asesoría de liderazgo Careerstone Group, fue contratada en una ocasión para dirigir varias sesiones de fomento del trabajo en equipo. Cuando conoció al jefe del equipo, este le dijo: “Con todo el respeto, he olvidado más cosas sobre trabajo en equipo de las que usted jamás llegará a conocer”.
Abbajay acabó renunciando a ese contrato. “Esto pasó hace 15 años y todavía lo tengo grabado”, admite. “Si no hubiera empezado con la coletilla de ‘con todo el respeto’ quizás me lo habría tomado de otra manera, pero en realidad fue su forma de decirme ‘No te respeto y no sabes de lo que hablas”.
Esa frase y su prima hermana de “No es por ofender, pero...” son expresiones condescendientes que demuestran que el hablante no respeta el punto de vista de la otra persona.
La seguridad psicológica es fundamental para mantener la cohesión del equipo. Los investigadores la describen como el espacio mental en el que los empleados se sienten libres para hablar, compartir malas noticias y pedir ayuda.
Si respondes sistemáticamente a las peticiones de tus compañeros diciéndoles que estás muy ocupado o que no tienes tiempo, les estás diciendo que no son una prioridad para ti y que no acudan a ti cuando necesiten ayuda.
“En el futuro esa persona se lo pensará dos veces antes de acudir a ti si tiene algún problema porque tendrá miedo de molestarte”, comenta Abbajay.
Si son tus jefes los que te dicen ese tipo de frases, la empresa entera corre el riesgo de silenciar a su equipo y minimizar las posibilidades de que sus miembros asuman sus errores, añade.
Si alguna vez has estado en una reunión con algún compañero que siempre intenta reformular tus palabras, comprenderás lo frustrante que es esta frase. Abbajay asegura que es la frase que más odia porque no hace avanzar la conversación de forma productiva por mucho que esa sea la intención del hablante.
Cuando alguien te hace eso, es posible que pienses: “No sé hablar, soy estúpido, la gente no me entiende cuando hablo, no respetan mis ideas cuando salen de mi boca”, enumera. “Es muy degradante y reduce la autoridad de la persona que lo sufre”.
En vez de lanzarte a reformular las palabras de tus compañeros, Abbajay recomienda simplemente pedir más detalles o hacer preguntas durante la conversación.
Lawrese Brown, fundadora de C-Track Training sobre educación para compañeros de trabajo, tiene un listado de comentarios degradantes que a veces reciben algunas personas cuando no comparten el punto de vista del hablante. Estos comentarios van desde microagresiones raciales o de género hasta poner en duda su capacidad mental.
Brown recuerda que muchos de sus clientes acudieron a ella porque les habían dicho que eran líderes “débiles” o “demasiado jóvenes” para su trabajo. A una de sus clientas incluso le recomendaron que cambiara de peinado.
“Su jefe le dijo que la gente se la tomaría más en serio si se alisaba el pelo. Son la clase de comentarios que en realidad quieren decir que te perciben como una persona no apropiada y que ponen en duda tu capacidad para desempeñar ese puesto de trabajo”.
Esa clase de comentarios calan hondo en las personas que los sufren, que empiezan a sentirse inadecuadas para su empleo, sostiene Brown.
Brown aclara que no pasa nada por señalar que algunos comentarios pueden tener una interpretación distinta, pero hay que tener cuidado para no quitar validez a las interpretaciones de los demás. “No lo dije con esa intención” es un comentario defensivo que no reconoce la posibilidad de que la otra persona lo haya podido interpretar diferente, advierte.
El objetivo es reconocer que tus palabras tienen peso y pueden hacer daño. Recuerda que al otro lado del canal de comunicación hay una persona, así que pregúntate: ”¿Es productivo lo que voy a decir?”.
Brown asegura que muchos directores de equipo a menudo cometen el error de invalidar a sus subordinados con comentarios como “Nadie más se ha quejado de...” cuando un miembro del equipo le cuenta un problema. Según Brown, eso envía el mensaje de: “Si solo es importante para ti, ¿por qué tomármelo en serio?”.
Cuando son tus compañeros los que invalidan tus sentimientos o cuando tú se lo haces a tus compañeros, lo que se consigue es que muchas conversaciones necesarias nunca lleguen a producirse.
″Eres muy sensible, te lo estás tomando de forma personal, eres la única persona que se ha quejado’ son distintas frases para degradar a alguien”, enumera Brown. “Son frases que, una vez pronunciadas, difícilmente pueden arreglarse”.
Al final, cuando los compañeros de trabajo dejan de hablar, la comunicación se rompe, la tensión en la oficina aumenta y es más fácil cometer errores.
Las personas “tienden a ser más complacientes porque ya no pueden confiar en su voz, en su percepción o en su experiencia”, expone Brown. “Cuando no hay confianza, nuestra forma de trabajar se vuelve más rígida porque ya no creemos que vayan a reconocer nuestra realidad o nuestras necesidades”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.