Francia llama a consultas a su embajador en Washington
Por la alianza militar de EEUU con Reino Unido y Australia.
Francia ha decidido llamar este viernes a consultas a su embajador en Washington como respuesta a la alianza militar que Estados Unidos ha sellado con Reino Unido y Australia. Esa unión ha supuesto la ruptura de un acuerdo entre París y Canberra por el que los franceses iban a vender submarinos con capacidad nuclear por 40.000 millones de dólares.
El ministro de Exteriores galo, Jean-Yves Le Drian, ha dicho en un comunicado que la rara decisión tomada por el presidente Emmanuel Macron se debió a la gravedad del acuerdo entre EEUU, Reino Unido y Australia.
Los tres países anglosajones anunciaron en la noche de este miércoles un ambicioso pacto de defensa destinado a plantar cara a China en el Indo-Pacífico, y que incluirá el desarrollo de submarinos nucleares para los australianos.
El tratado, llamado AUKUS por las iniciales en inglés de los tres países anglosajones, tiene como objetivo reforzar la cooperación trilateral en tecnologías avanzadas de defensa, como inteligencia artificial, sistemas submarinos y vigilancia de larga distancia.
“Nuestras naciones y, de hecho, el mundo, dependen de un Indo-Pacífico libre y abierto, que dure y florezca en las próximas décadas”, dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. El mandatario estadounidense no mencionó a China, como tampoco lo hicieron los primeros ministros de Australia, Scott Morrison; y del Reino Unido, Boris Johnson; que pronunciaron sendos discursos sobre el tema de forma telemática, a través de televisores instalados a ambos lados del presidente estadounidense.
Sin embargo, Estados Unidos ha dejado claro su interés en contener el avance de China en el Pacífico, y con el nuevo pacto quiere implicar más en esa misión “a Europa, y en particular al Reino Unido”, explicó un alto cargo del Gobierno estadounidense en una llamada telefónica con periodistas.
El enfado francés
El Gobierno de Francia catalogó el pacto entre EEUU, Reino Unido y Austriala como “un puñal por la espalda”. Y todo porque autoriza el acceso del país oceánico a tecnología para el desarrollo de submarinos nucleares, dejando de lado así el “acuerdo del siglo” que Canberra tenía con París para este fin.