Los incendios en la Amazonia son reales, pero algunas fotos, no
A veces las redes sociales juegan malas pasadas.
La región amazónica brasileña está en llamas. Desde enero, Brasil ha registrado 72.843 focos de incendios forestales, el mayor número en los últimos siete años, y un 83% más que el año pasado, según datos del Programa de Quemas del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE).
Esto no puede negarlo nadie, ni siquiera el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que ha dado a entender que las ONG están denunciando estos hechos “para llamar la atención contra el Gobierno de Brasil” y contra su persona.
Lo que no es del todo cierto son algunas fotos que se están compartiendo en redes sociales para solidarizarse con el daño que está sufriendo la mayor selva tropical del mundo.
Con el hashtag #PrayForAmazonia (Reza por la Amazonia), Instagram y Twitter se han llenado de imágenes que no siempre corresponden a la selva brasileña ni a los incendios actuales.
Este montaje que trata de comparar el incendio de la Catedral de Notre Dame en París con la devastación del Amazonas es incorrecto. La imagen superior —del fotógrafo John McColgan— corresponde, en realidad, a un incendio en Montana (EE UU) en el año 2000, tal y como explica AFP Factual. De hecho, la imagen fue seleccionada entre las mejores del año por la revista Time.
Tampoco se corresponde con el drama actual la siguiente fotografía, que fue tomada en el año 1898 y publicada después por The Guardian en un reportaje especial sobre la deforestación de la selva amazónica.
Algo parecido ocurre con la foto de este tuit, que fue tomada por el fotógrafo Mario Tama en 2014 para la agencia Getty Images.
Ojalá esto también fuera falso, pero la tasa de deforestación en la selva brasileña creció un 66% en el julio pasado, según un informe del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía, y ese porcentaje alcanza un 278% si nos atenemos a las proyecciones del INPE.
Bolsonaro sólo lleva ocho meses presidiendo el país, pero sus amenazas ya se han hecho notar. Comenzó el año prometiendo abrir el Amazonas a la industria, reducir las protecciones medioambientales e indígenas y llenar su Gobierno de personas que niegan la existencia de la crisis climática. Y lo ha cumplido. Las nuevas políticas del presidente permiten a agricultores y mineros destruir la mayor selva del mundo a una velocidad nunca antes vista: están deforestando la superficie de un campo de fútbol por minuto.
“La deforestación explica la mayor parte de los incendios”, señala a AFP Paulo Moutinho, investigador del Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia (IPAM), “Históricamente, [los incendios] están ligados al avance de la deforestación, combinada con períodos de temporada seca intensa. Pero en este año 2019 no tenemos una sequía tan severa como la de los años anteriores y hay un aumento sustancial de los incendios”, afirma, desmintiendo las declaraciones del ministro de Medio Ambiente brasileño, Ricardo Salles, que asegura que el avance de los incendios se debe “al tiempo seco, el viento y el calor”.
El propio Bolsonaro ha reconocido que su Gobierno ha “recortado el dinero público que iba para las ONG” que operan en la Amazonia, y que el “personal está notando la falta de dinero”. Pero la cosa no queda ahí. La plataforma Open Democracy afirma haber accedido a unos documentos filtrados del Gobierno que demuestran que Bolsonaro quiere ir más allá en sus planes contra el Amazonas. La intención del Gobierno sería habitar la región para reducir el poder de las minorías que viven ahí y evitar que se lleven a cabo proyectos de preservación.
Por el momento, los fuegos ya han traspasado fronteras. La NASA ha publicado varias imágenes espaciales (como la de arriba) que muestran la humareda que se observa desde el cielo sobre la región amazónica de Brasil.
Los fuegos incluso han provocado que el cielo de Sao Paulo se oscureciese este miércoles a las 3 de la tarde como si fuera de noche, en una ciudad situada a cientos de kilómetros de los incendios. Y, según informa el Centro de Operaciones de Emergencia Regional de Madre de Dios (Perú), el humo se ha extendido tanto que ya ha llegado a algunas provincias de Bolivia y Perú.