Fondo de Desarrollo Sostenible: el compromiso de Europa con los más necesitados
A 5.000 kilómetros de la frontera sur de Europa, en el corazón del continente africano, vive Amal, una mujer nigeriana de 30 años. Hoy, tras tres décadas viviendo en la lejana Europa, es la directora de una pequeña escuela en su Nigeria natal. En ella estudian cada día decenas de niños y niñas.
La vida de Amal ha sido caprichosa: hija de una pareja de inmigrantes nigerianos, llegó a Europa siendo tan solo un bebe, de la mano de unos padres desesperados en busca de un mejor futuro para su hija. Para conseguirlo se vieron obligados a vender cuanto tenían con el fin de comprar los servicios de los traficantes que gestionarían su travesía. Emprendieron una arriesgada y desconocida ruta hacia Europa y ellos, por suerte, llegaron a suelo europeo a pesar de superar unas durísimas condiciones durante el trayecto. Podrían haber sido abandonados en el desierto, o ser protagonistas anónimos de las noticias sobre un nuevo naufragio en el Mediterráneo. Llegaron con vida aunque Amal, años después, descubriría que su futuro la invitaba a recorrer el trayecto en el sentido opuesto. Paradojas del destino.
La historia de Amal podría ser cierta; podría ser una las historias de éxito de alguien abocado a sufrir lo que nadie debería experimentar. Con la nueva herramienta de solidaridad aprobada esta semana en el Parlamento Europeo, la Unión Europea ha vuelto a reafirmar su compromiso con los países necesitados de nuestra ayuda. Gracias al Fondo Europeo de Desarrollo Sostenible, personas como Amal podrán vivir, trabajar y prosperar sin necesidad de dejar su suerte en manos de las mafias y del mar.
En septiembre del pasado año, el presidente Juncker anunció el lanzamiento de este fondo. Después de seis duros meses de trabajo y más de 60 horas de negociaciones entre el Parlamento, la Comisión y el Consejo Europeo, hemos conseguido sentar las bases del que se convertirá en el primer plan de inversión de la UE en el Exterior. Con el plan se pretende movilizar cerca de 44.000 millones de euros en inversiones del sector privado en África y en los países de la frontera del sur y este de Europa. Una inversión que contribuya al desarrollo sostenible de estas regiones y que servirá para crear oportunidades de futuro a las miles de personas que hoy huyen a la desesperada de sus hogares. En concreto, se prevé una aportación inicial de 3.350 millones de euros del presupuesto europeo, además de 32.300 millones del Banco Europeo de Inversiones (BEI) hasta 2020, con el objetivo de movilizar hasta 44.000 millones de euros en inversiones. Esta cifra podría doblarse con la contribución de los Estados miembros y otros donantes.
La ambiciosa meta del Fondo es la de atajar uno de los grandes retos de nuestro tiempo de forma directa: acudiendo a la raíz del problema. Las personas que se ven obligadas a abandonar a su familia y su tierra reclaman oportunidades en sus países de origen. Sin las condiciones adecuadas, su porvenir seguirá siendo incierto.
El propósito de este Fondo es el de brindarles una opción ilusionante fruto del desarrollo sostenible de su país. Para ello, hemos establecido el mayor número de garantías para las nuevas inversiones estableciendo una serie de requisitos y obligaciones de acuerdo con los principios europeos. La salvaguarda de los derechos humanos y laborales, el cumplimiento con el Derecho Internacional Humanitario, los objetivos del Acuerdo de París, la Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030 o la Ayuda Oficial al Desarrollo de la OCDE son los estándares europeos en los que el Fondo se apoyará. En añadido, se prohibirán los acuerdos con entidades, instituciones o países que no cumplan con la legislación de la UE en materia fiscal y de transparencia e intercambio de información.
En lo referente a la lucha contra el cambio climático, al menos el 28% de la financiación a inversiones deberán contribuir a la acción climática, las energías renovables y la eficiencia de los recursos.
La historia de la maestra Amal podría ser real. No obstante, es fruto de la ficción. Los europeístas y progresistas, desde las instituciones comunitarias, luchamos cada día porque historias como esta, con las que convivimos ahora, tengan siempre finales ilusionantes. Mujeres, hombres o jóvenes como Amal tienen derecho a labrar su futuro cerca de los suyos. El Fondo Europeo de Desarrollo Sostenible permitirá allanar su camino.