Filipinas vota para elegir al sustituto de Duterte, con Marcos como favorito
Bongbong Marcos saca 33 puntos al segundo en los sondeos, así que no hay incógnita. El legado de expolio y opresión de su padre, Ferdinand, importa poco.
Filipinas vota este lunes para elegir a su próximo presidente que sustituirá al polémico Rodrigo Duterte, tras una campaña muy polarizada en torno al claro favorito, Bongbong Marcos, hijo del fallecido dictador Ferdinand Marcos.
Los colegios electorales abrieron a las 6.00 hora local (22.00 GMT del domingo) y permanecerán activos durante trece horas con el fin de garantizar las distancia social de 67 millones de filipinos registrados para votar.
Las encuestas sugieren una clara victoria de Marcos, que se sitúa a 33 puntos porcentuales por delante de su más inmediata rival, Leni Robredo, a pesar del legado de expolio y opresión de su padre.
Uno de los más madrugadores en acudir a las urnas fue el propio Marcos, quien depositó su papeleta en la capital provincial de Ilocos del Norte, el feudo tradicional del clan.
Marcos se presenta en tándem con Sara Duterte-Carpio, que es favorita para el cargo de vicepresidenta, que se vota de manera independiente, y es hija del actual presidente, Rodrigo Duterte, que por ley no puede aspirar a la reelección.
El mandato de Duterte ha polarizado profundamente al país y ha dejado cicatrices por su guerra contra las drogas, que ha causado 6.200 muertos, según cifras oficiales, aunque los grupos de derechos humanos hablan de entre 27.000 y 30.000 fallecidos, muchos de ellos ejecutados extrajudicialmente.
A pesar de la gran diferencia que ostenta Marcos en las encuestas, algunos analistas sostienen que la actual vicepresidenta, Leni Robredo, podría dar la sorpresa y que los resultados sean mucho más ajustados de lo que se espera.
Robredo, abogada de derechos humanos y azote de Duterte y su guerra contra las drogas, ha conseguido movilizar a centenares de miles de personas en sus actos de campaña y aglutina a un electorado más progresista y urbano.
Otros candidatos a la presidencia, aunque con escasas posibilidades de ganar, son la leyenda del boxeo Manny Pacquiao; el alcalde de Manila, Francisco Isko Moreno; y el antiguo director de la Policía Nacional y azote de Duterte, Panfilo Lacson.
La campaña de tres meses que acabó el sábado se ha visto gravemente afectada por la operación de desinformación masiva que ha inundado las redes sociales con noticias falsas y ataques continuos entre candidatos.
Una desinformación, principalmente en Facebook, de la que lleva años advirtiendo la periodista y nobel de la paz filipina, María Ressa, ha permitido reescribir el legado de Marcos e Imelda Marcos, que estuvieron en el poder entre 1965 y 1986.
Los ¿nuevos? Marcos
Los Marcos fueron expulsados del poder tras una revolución popular pacífica, pero dejaron tras de sí al menos 3.257 personas ejecutadas de manera sumaria, miles de torturados y unos 10.000 millones de dólares expoliados del erario público.
Sin embargo, muchos filipinos consideran hoy día a los Marcos como los modernizadores del país, patriotas, compasivos y ven aquellos años como la época dorada de Filipinas.
La figura polarizante de Bongbong Marcos ha relegado durante la campaña a un segundo plano los problemas económicos derivados de la pandemia, ya que Filipinas sufrió uno de los encierros más largos del mundo.
Además de la pobreza y desigualdad endémicas, el país sufre una inflación galopante que ha encarecido los carburantes y se ha traducido en un incremento que ronda el 10 % en los precios del transporte en el primer trimestre del año, según el Gobierno.
Unos 67 de los 108 millones de filipinos están llamados a votar en todo el archipiélago para elegir a los ocupantes de la presidencia y vicepresidencia para los próximos seis años, así como 12 asientos en el Senado, el Congreso y numerosos cargos provinciales y municipales.