“Yo a usted le voy a seguir llamando fascista mientras yo esté sentada aquí. Usted para mí no es racista, usted eso lo excede, se le queda pequeño, eso ya se lo he dicho en mi anterior intervención. Ahora bien, usted dice que yo soy yihad. ¿Usted sabe lo que significa la palabra yihad? Usted no tiene ni puñetera idea. Usted, a lo mejor, en algún pueblecito de Cuenca puede asustar a la gente diciendo ‘esta mujer es yihad’. Yihad significa esfuerzo. Y a mí me enseñaron desde muy pequeñita a esforzarme, como nos lo enseñan a muchísimas personas, para ir con respeto, con educación y conseguir todo lo que me proponga en la vida, con mucho esfuerzo.
Esa es mi yihad, luchar. Yo lucho por este pueblo todos los días para buscar soluciones, para que en este pueblo no haya personas que se vean señaladas porque son débiles, que es lo que usted hace. Para que aquí no se criminalice a nadie, para que aquí se solucionen los problemas de los ceutíes. Yo lucho y hago yihad para que aquí podamos convivir todos pacíficamente, que nos respetemos como siempre hemos hecho y siempre vamos a hacer.
Usted no ha querido decir que yo soy yihad, usted ha querido decir otra cosa. Lo que pasa es que le ha faltado valor para decirme a la cara, añadirme el calificativo que a usted se le pasa por la cabeza. Échele usted valor y llámeme lo que usted quiera, pero a la cara. Usted calificarme de que soy una persona luchadora, pues sí, con mucho orgullo, como muchísimas personas en este pueblo. Y vamos a seguir luchando hasta que nos falte el aliento, por mucho que a usted le pese.
Por lo menos, documéntese un poco porque es que encima queda usted ridículo usando palabras de las que desconoce su significado. Porque, claro, usted habla con los de su camarilla y dice la palabra yihad y a lo mejor hasta les impresiona. Pero le aseguro que aquí lo único que hace con eso es el ridículo”.