Cruel 'vendetta': España, eliminada en semifinales de la Eurocopa al caer en los penaltis (4-2) frente a Italia
Morata, héroe en el 80', falló el penalti clave en la tanda.
El duelo tenía mucho todo de histórico y no menos de ‘vendetta’. A España aún le duele el codazo de Tassotti en el Mundial del 94 a su hoy seleccionador. Y a Italia siguen escociéndole aquellos cuartos de la Euro 2008 y el penalti de Cesc que cambiaron la historia española y, si cabe más, aquella goleada 4-0 en la final de 2012, último gran título de la Roja.
Había ganas de venganza desde el bando transalpino. Y, nueve años después, se sirven su particular plato frío. La historia se reescribió en azul y condenó a España del modo más cruel.
Morata, constante trending topic para fans y haters, fue el héroe que llevó el partido a la prórroga con un gol en el 80′, y también el ‘verdugo’ de su equipo al fallar el penalti decisivo. España dominó, controló y después de tres prórrogas y dos tandas de penalti en los tres cruces que ha jugado cae con honores en semifinales de una Eurocopa cuya final sí disputará Italia. La primera vez, de cinco, que España cae en una semifinales.
Este inicio ya lo habíamos visto
Luis Enrique sorprendió de inicio, con Oyarzabal en el lugar de Morata, añadido al obligado relevo de Sarabia por un Dani Olmo que salió revalorizado de sus minutos contra Suiza y que se convirtió pronto en actor protagonista.
El resultado de la leve revolución fue poco llamativo, al menos por lo visto en los primeros minutos. España repitió el guion de anteriores encuentros y se hizo con la posesión. Mucho toque, mucho control, y cuando no tenía el balón, presión asfixiante para ahogar a Italia en su campo. Los de Mancini no encontraban el modo de avanzar ante la agobiante presencia ‘blanca’ (hoy tampoco fuimos la Roja) y los gestos de desesperación eran evidentes.
A cambio, la propuesta transalpina era bien distinta. No fue la dominadora de otros partidos esta Euro y optó por, cada vez que había una mínima opción, correr. En más de una ocasión Insigne y compañía le ganaron la espalda a los defensas, obligando a Unai Simón a ejercer casi de líbero, siempre fuera de los palos.
España no sabía o no podía meterle velocidad. Sí mucho toque y un Olmo omnipresente que tuvo la más clara de todo el primer tiempo, con un remate a bocajarro que salvó Donnarumma con una mano fantástica en el 24′. Hubo más, pero ni él ni Oyarzabal, otro protagonista en ataque, encontraron el modo de meter el cuchillo en la zaga italiana.
Sin cambios tras el descanso, los primeros minutos parecían una continuidad de lo anterior. Las dos selecciones se intercambiaron algún ‘uy’ a modo de aviso. Busquets, más presente en el segundo tiempo, la mandó rozando el larguero tras una buena combinación con Oyarzabal y de inmediato Chiesa respondió con un tiro raso a la contra, bien repelido por Unai.
Chiesa castiga la valentía española
España se empezó a venir arriba entonces, ‘bombardeando’ el área de Donnarumma y dejando mucho espacio para una posible contra italiana. Llegó. Y pasó lo que podía temerse. Un pase en largo a Immobile se convirtió, tras un despeje de Laporte, en un balón franco para Chiesa al filo del área que el mediocentro de la Juventus (cada vez más crecido en el partido) puso donde Unai Simón no podía llegar.
Era el minuto 59. Quedaba media hora por delante y, ya sí, los cambios eran obligados. Morata por Ferrán Torres. De pronto, al partido de la primera parte no había quien lo reconociese. Carrusel de ocasiones a uno y otro lado, como la que tuvo Oyarzabal a pase de Koke en el 64′, que si la toca es gol; otra de Olmo, la que le ‘regaló’ Chiesa a Berardi...
Saltaron Gerard Moreno y Rodri para reemplazar a Oyarzabal y Koke. Más mordiente delante y un intento de meter más contención atrás, en previsión de las arrancadas del equipo de Mancini.
Y Morata contesta con las mismas armas
Lo que es el fútbol. Con el marcador a favor, Italia comenzó a jugar ‘a la española’, controlando y llevando peligro en posesiones más largas. Y, de golpe, un zarpazo español en velocidad significó el 1-1 en el 80’. Olmo combinó en pared con Morata, que no falló delante de Donnarumma y volvió a reivindicarse de cara al gol (y la afición).
En la euforia posterior, apenas un minuto o dos, incluso pudo llegar el tanto de la victoria con una cantada de Donnarumma, pero el esférico reservaba otra prórroga. La tercera en tres cruces para España. Histórico, cómo no.
Dolían las piernas, pesaban los nervios. En la primera parte del tiempo extra se sucedieron las oleadas españolas. Ninguna certera, todas peligrosas: una falta rasa y lejana de Olmo que se envenenó, otra de Llorente que sacó un defensa... El gas se fue apagando y en los segundos 15 minutos incluso fue Italia la que tuvo más opciones. Dio igual, esto tenía que resolverse en los penaltis.
Otra vez la maldita/bendita tanda y otra vez frente a Italia. Maldita tantas veces en la historia de España y bendita en 2008 y el pasado viernes contra Suiza.
Hoy toco cruz. Falló Locatelli e hizo lo propio Dani Olmo... Luego Italia ya no fallaría más y, tras el error de Morata, no hizo ni falta lanzar nuestro último. 4-2 y España cae con la cabeza muy alta, habiendo llegado mucho, mucho más lejos de lo que la mayoría temía y muchos se atrevían a pronosticar.