Esto es lo que le pasa a tu cuerpo cuando tienes resaca
Cuando te emborrachas, tu cuerpo y tu cerebro tienen que hacer horas extra para recuperarte de esos malos tragos.
A nadie le gusta despertar con resaca. Entre el dolor de cabeza y las náuseas, empiezas a pensar que no vas a volver a beber en toda tu vida (o al menos hasta el siguiente fin de semana).
Sin embargo, aparte de sentirte fatal, pasan muchas más cosas en tu organismo. Tu cuerpo y tu cerebro tienen que hacer horas extra para recuperarse de esos malos tragos.
Si tienes curiosidad por saber qué le pasa a tu cuerpo cuando tienes resaca, sigue leyendo lo que dicen los expertos.
Según Kate Denniston, naturópata fundadora de Los Angeles Integrative Health, la causa de la resaca no es el alcohol en sí, sino los subproductos del alcohol cuando este se metaboliza.
Conforme tu organismo digiere y descompone tus cubatas favoritos, libera una toxina llamada acetaldehído, que cuesta mucho eliminar (y que es cancerígena), motivo por el que surgen esos síntomas tan desagradables.
En un esfuerzo por eliminar el acetaldehído del organismo, tus riñones tienen que trabajar a toda prisa y sin descanso. Tendrás más ganas de hacer pis y, en consecuencia, es más fácil que te deshidrates y tengas sed, dolor de cabeza y mareos.
En otras palabras: “la resaca son los síntomas de la deshidratación y de los esfuerzos del cuerpo por deshacerse de las toxinas, un proceso que pone a prueba los riñones y el hígado”, explica el osteópata Ralph E. Holsworth.
Este es el motivo de que tengas tantas ganas de vomitar y de que tengas que ir tantas veces al baño después de beber.
“El alcohol irrita el revestimiento del estómago y hace que se vacíe más despacio, lo que provoca náuseas, vómitos y calambres estomacales”, expone la doctora Lantie Jorandby, jefa de medicina del Lakeview Health, un centro de diagnóstico y tratamiento de adicciones en Florida.
Los estudios demuestran que el alcohol puede provocar ansiedad y agravar la de quienes ya la padecen. Un estudio publicado en 2012 descubrió que el 7,4% de las personas con resaca sufren ansiedad como consecuencia de la bebida. Otro estudio especula que beber mucho “empeora el humor, afecta al sueño y agrava la ansiedad”, además de que produce síntomas “físicos” y “emocionales” a la mañana siguiente. Para finalizar, un estudio publicado en 2015 descubrió que los bebedores sociales también sufren sentimientos de vergüenza y culpa después de haberse pasado con la bebida.
Jorandby asegura que el alcohol puede provocar inflamación por todo el cuerpo, lo que a su vez provoca dolores de cabeza. Los antiinflamatorios pueden ser de ayuda, pero no todos. Hay que evitar el paracetamol: “Es tóxico para el hígado en determinadas dosis, y si le añades el alcohol residual del organismo, se vuelve más peligroso”, advierte Jorandby.
Con los años, a tu cuerpo le cuesta más recuperarse porque tiene menos recursos disponibles.
A medida que te haces mayor, tu organismo está menos preparado para soportar la ebriedad y sus consecuencias, algo que se empieza a notar unos años antes de cumplir los 30. Aunque no se sabe con certeza por qué sucede, algunos expertos creen que es porque cambia la velocidad a la que el cuerpo procesa lo que consumimos.
“Las resacas empeoran con la edad porque cada vez que bebemos, agotamos recursos vitales de nuestro organismo para descomponer y procesar el alcohol”, señala Christopher Roselle, doctorando de la Universidad de Pensilvania y experto en inmunología del cáncer.
“BásIcamente, cada vez que bebemos, utilizamos munición para combatir las toxinas que desprende el alcohol. Con el tiempo, nos va quedando menos de esa munición”, compara Roselle. “Por lo tanto, a medida que envejecemos, nuestras defensas están más débiles y nuestro organismo es menos capaz de defenderse de la resaca”.
En este caso, la munición a la que se refiere son los antioxidantes, las enzimas y los aminoácidos del hígado, que son necesarios para digerir el alcohol.
“Cuando envejecemos, tenemos menos enzimas hepáticas, lo que alarga las resacas”, añade la dietista Leigh Renwick.
Si te cuesta sobrevivir a las resacas, toma nota de estos consejos para el futuro.
Lo más obvio es tener cuidado con cuánto bebes en el futuro. Alguien que empieza siendo un bebedor social puede convertirse en un bebedor empedernido mucho más rápido de lo que piensa. La mejor forma de prevenir la resaca es beber con moderación. (Si no puedes controlarlo, que no te dé vergüenza buscar ayuda y apoyo, porque todo el mundo se merece una vida sana).
“Evita las bebidas alcohólicas de color más oscuro, como el whisky y el vino tinto. Otras bebidas más claras, como la ginebra y el vodka, tienen menos congéneres y metabolitos del alcohol, que tienden a agravar los síntomas de la resaca”, aconseja Jorandby.
También conviene “evitar las bebidas azucaradas o los cócteles, que pueden irritar el estómago y predisponerte así a una peor resaca”, advierte Renwick.
Dado que la deshidratación desempeña un papel crucial en las resacas, casi todos los expertos coinciden en que la mejor forma de reducir la intensidad de la resaca es beber mucha agua para seguir hidratados y diluir más la cantidad de alcohol en sangre.
La dietista y nutricionista Marissa Meshulam recomienda beber agua entre cada consumición de alcohol.
“Hazte un favor y mantente hidratado. Aprovecha el vaso que te dan con la bebida para beber un vaso de agua por cada vaso de alcohol. Tu cabeza te lo agradecerá después”, concluye.
Meshulam recomienda “tomar una ración equilibrada con proteínas, grasas y carbohidratos altos en fibra” antes de empezar a tomar alcohol.
Denniston también propone tomar alimentos de alta densidad nutritiva. “Prueba alimentos ricos en flavonoides, como el perejil, los cítricos y boniatos”.
“La cafeína no cura las resacas, pero te ayudará a estar más alerta y aclarar la mente. Ten cuidado para no pasarte, ya que la cafeína también contribuye a deshidratarte”, propone Jorandby. Es decir, no utilices el café como sustituto del agua que deberías estar bebiendo.
Tomarte otro cubata no te va a hacer sentir mejor. Al contrario, empeorará la resaca posterior.
“No tomes más alcohol para evitar la resaca. Se puede convertir en un círculo vicioso y provocarte adicción”, concluye Jorandby.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.