Estas seis cosas nos dan asco por un motivo biológico
Nuestra aversión puede ser simplemente un mecanismo de defensa para evitar intoxicaciones.
Un amigo te enseña una enorme herida purulenta que tiene en el pie. La leche que te echas en los cereales está llena de grumos. El pomo de la puerta que acabas de abrir tiene algo viscoso.
¿Te da asco leer estas frases? Es normal. Y esa sería la prueba de que, inconscientemente, tratas de mantener una salud óptima. Así lo sugiere un estudio publicado el pasado lunes 4 de junio en la revista Royal Society.
Para llegar a esta conclusión —según recoge la CNN—, los autores han realizado un sondeo online con 2.500 participantes. Cada uno tenía que explicar si sentía más o menos asco al leer 75 afirmaciones, entre las que se incluían las citadas en el primer párrafo.
Tal y como informan los investigadores, las ideas que más desagradaron a las cobayas fueron las llagas infectadas y una mala higiene.
Cuestión de supervivencia
Los científicos señalan seis categorías que reagrupan las cosas que provocan más aversión:
- Mala higiene en general
- Los animales e insectos, como ratas y mosquitos, portadores de enfermedades
- La promiscuidad de actividades sexuales
- Un problema de apariencia, como un pitido al respirar o una deformidad del cuerpo
- Lesiones en el cuerpo, especialmente cuando hay un elemento indicador de una infección (furúnculo, pus, etcétera)
- Alimentos que presentan signos de deterioro
"Muchos de los estímulos que provocan asco a los humanos también están implicados en la transmisión de enfermedades infecciosas, y es poco probable que sea una coincidencia", explica a CNN Val Curtis, autor principal del estudio.
Al principio, los investigadores pensaban que los tipos de asco se correspondían con los tipos de enfermedades. "Pero parece que reflejan más bien los tipos de cosas y de personas que conviene evitar para no correr riesgo de infección", precisa Curtis.
¿Origen biológico o cultural?
Los autores también sugieren en el estudio que el asco, evidentemente, es variable. "El asco al sexo debería suprimirse a medida que aumenta la excitación, al mismo tiempo que el asco a la comida disminuye con un aumento del hambre", apuntan.
En respuesta a la CNN, Paul Rozin, profesor de Psicología, explica que este origen innato del asco es "incierto, pero posible". Para él, hay que observar al mismo tiempo el factor biológico y el cultural para comprender el fenómeno del asco.
Uno de los puntos negativos del estudio es que las 2.500 personas fueron reclutadas por internet y no son representativas de la población mundial: casi todas son anglosajonas, de una media de edad de 28 años y mujeres en un 66% de los casos.
Schaich Borg, que también investiga estas cuestiones pero no ha participado en el estudio, sostiene en CNN que estos resultados son, en cualquier caso, interesantes. Pueden servir como punto de partida para futuras investigaciones; por ejemplo, para analizar la actividad del cerebro frente a estímulos ligados a las seis categorías.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano