Las 24 horas que llevaron a Madrid al estado de alarma
Llamadas entre Moncloa y Sol, la decisión sobrevolando el Mediterráneo, las razones por las que se alargó el Consejo, el plan fallido de Ayuso, el polémico auto…
Apenas pasan las 10.30 horas del jueves. La burbuja mediática y política está enfrascada en las noticias sobre Pablo Iglesias y la causa Dina camino del Supremo. El vicepresidente segundo ha hablado para Rac1 augurando que no lo imputarán. Empiezan a sonar todos los móviles. Muchos no dan crédito. ¡El Tribunal Superior de Justicia de Madrid tumba la orden del confinamiento perimetral de Madrid!
Ni en la propia Puerta del Sol se lo pueden creer. Los tribunales venían avalando en toda España este tipo de actuaciones y hace apenas unos días había dado el mismo TSJM su visto bueno a los confinamientos selectivos por barrios de la Comunidad. Al ministro de Sanidad, Salvador Illa, le pilla dando los últimos retoques al discurso que tiene que pronunciar en breve en el Congreso de los Diputados.
Lo tiene claro: hay que actuar rápido. La situación en Madrid es preocupante, repite en público y en privado. Tiene en mente que deben seguir en pie, como sea, las medidas que contenían esa orden de Sanidad que costó tanto sacar en el Consejo Interterritorial y que están pensadas especialmente para Madrid y otros nueve municipios. Llega a la Cámara Baja, apenas habla con los diputados antes de la intervención. Unas meras palabras de cortesía con Rosa Romero (PP), que preside la Comisión de Sanidad.
Siempre aferrado a su mochila negra, saca las carpetas y extrae el discurso de una roja con el logo del Gobierno de España en dorado. Subraya algunas palabras. Sigue en silencio ya sentado en la sala Ernest Lluch. Mentalmente sabe que va a decir unas palabras muy directas y va a aprovechar que están las cámaras. “Adoptaremos las decisiones jurídicas que mejor protejan la salud. Estamos seguros de que la Comunidad de Madrid coincidirá con este planteamiento”, lanza a toda España, con su tono sereno pero firme. Y pide una reunión del grupo Covid con Madrid esa misma tarde.
La alegría en Sol y la reunión que nunca llega
Apenas a 650 metros está el despacho de Isabel Díaz Ayuso en la Puerta del Sol. Los miembros del Gobierno regional celebran la victoria de los tribunales, y además viene del TSJM. Se ha tumbado una orden de la Comunidad, pero era ‘impuesta’ por el Gobierno y además no invocaba directamente la ley como en otras. La presidenta y sus estrategas, con Miguel Ángel Rodríguez, a la cabeza preparan la puesta en escena: una comparecencia, sin preguntas de los periodistas.
En esos momentos se sienten los ganadores de esa partida política-judicial en la que juegan el papel de defender las libertades fundamentales y de que no se puede cerrar Madrid. El confinamiento y el estado de alarma, llevan defendiendo semanas, sería la “muerte”. La consigna es que esta administración gobernada por el PP y Cs no va a llegar a ese extremo. Ganan tiempo y siguen defendiendo que sus medidas están dando efecto. La idea: si se confina Madrid, debe ser por culpa de Sánchez.
Si la semana anterior se había llevado el revés de la orden del Consejo Interterritorial y tuvo que acabar su rebeldía estilo independentista, ahora Ayuso tiene el triunfo de los tribunales. En el Gobierno sus palabras tras la resolución no caen bien, sienten que no hay maniobra para que ella vuelva a aplicar las medidas más estrictas y mucho menos pedir el estado de alarma. La líder regional solicita a todos los ciudadanos que no salgan de puente y promete aprobar una orden el viernes, con la intención de pactar medidas “sensatas y proporcionadas”. Pero descarta el estado de alarma.
La decisión de Sánchez sobrevolando el Mediterráneo
El otro gran escenario no es La Moncloa, sino allende el Mediterráneo. En la otra orilla, en pleno Argel. Pedro Sánchez está de visita oficial para estrechar lazos con un socio potente, especialmente por temas de gas. Tampoco se espera la noticia. En pocas horas tiene que atender a los periodistas. Aprovecha un instante entre acto y acto para telefonear al ministro Illa. El titular de Sanidad recibe una llamada en directo en la Comisión, pide un receso y sale a hablar.
Es mediodía y le toca el turno a Sánchez ante los medios. El presidente habla de colaboración con Madrid y ya deja entrever que puede haber estado de alarma. Dice que este mecanismo está contemplado y que todos los instrumentos están sobre la mesa. Sánchez también tiene claro en ese momento que no se puede dejar abierto Madrid con el puente del 12 de octubre por delante. En su interior está convencido de que hay que actuar con determinación, como en marzo y que no puede temblar la mano. Ya han aguantado mucho.
Además, conforme pasan los minutos en el Gobierno empieza a calar la sensación de que Madrid no se va a mover, que no queda otra. Sánchez se monta en el avión oficial rumbo a España, llega el momento de reflexionar rápidamente y pensar en los escenarios. No hay mucho margen, al día siguiente tiene pendiente una visita a Barcelona junto al rey y el sábado una cumbre en Portugal con el primer ministro luso. Durante la tarde la Comunidad de Madrid da largas a Sanidad para una reunión para alcanzar un pacto.
En ese vuelo, Sánchez perfila los escenarios y al llegar a La Moncloa reúne a su equipo. Descuelga el teléfono y llama a Isabel Díaz Ayuso, según fuentes del Gobierno. Le desgrana que hay tres posibilidades: que la comunidad de Madrid dicte una nueva orden con las mismas medidas tumbadas al amparo de la ley de Salud Pública, que soliciten de manera conjunta el estado de alarma o que el Gobierno, si la comunidad se niega a las otras dos, apruebe el estado de alarma por su cuenta.
No será la única vez que hablen esa noche del jueves. En una segunda conversación, Ayuso le dice que “necesita tiempo”. El presidente le advierte de que tiene hasta el viernes por la mañana. Pase lo que pase, el Gobierno va a convocar un Consejo de Ministros extraordinario, que tendrá encima de la mesa un decreto de estado de alarma.
Ella revelará luego que va a hablar con Sánchez a primera hora para intentar desatascar la situación, conversación que luego no sucederá en esos términos. La maquinaria de Moncloa se pone por la noche a agendar un viernes de infarto. En la agenda hay una visita muy importante a Barcelona junto al rey para limar las asperezas de las últimas semanas.
En un primer momento se piensa en una reunión exprés a las 8.30 de la mañana, pero al final el núcleo duro monclovita decide: hay que mantener el viaje con el rey, se debe dar algo de margen y la idea es convocar el Consejo de Ministros a las 12 horas. Eso implica que no esté Pedro Sánchez, pero su puesto lo ocupará Carmen Calvo, vicepresidenta primera y una de las mayores expertas en Derecho del Gobierno.
Muchos de los miembros del Gobierno se van a la cama, según fuentes conocedoras, con la idea de que ya es inevitable tener que aprobar el estado de alarma, el tercero de la historia de España y el primero sólo para un ámbito territorial.
Sánchez a Barcelona, el inevitable Consejo en Madrid
Amanece en Madrid el viernes. La incertidumbre domina en toda la población, la gente no sabe qué medidas hay vigentes y algunos planean salir de puente. En el Ministerio del Interior antes de que se apruebe oficialmente ya trabajan en el dispositivo para desplegar por la Comunidad: 7.000 policías y guardias civiles para controlar en el mismo momento en el que se publique en el BOE.
El helicóptero del presidente sale de La Moncloa temprano. Quedan apenas tres horas para el Consejo, no va a haber acuerdo con Madrid. En la Puerta del Sol. Ayuso ha convocado a su núcleo duro para redactar su orden: no incluirá confinamiento perimetral, quiere seguir confinando áreas básicas de salud (unas 51). Saben que esa idea no será aceptada por Moncloa, tiene asumido el estado de alarma. Ayuso está rodeada por José Luis Martinez Almedia (alcalde de Madrid), Enrique López (consejero de Justicia) y Enrique Ruiz Escudero (Sanidad).
Perfilan un plan que saben que no servirá. Están en contacto también con la calle Génova (sede del PP). Pablo Casado decide suspender toda su agenda oficial y cancela antes de las ocho de la mañana los viajes que iba a hacer a Valencia y Murcia. Además de Ayuso, es constante el contacto con Enrique López, su mano derecha en temas judiciales y que está también en la reunión. Este magistrado ha calentado la mañana con unas declaraciones que no auguran acuerdo en Onda Madrid.
En la reunión de Sol el único que intenta parar el choque de trenes es el vicepresidente Aguado, de Cs, que ha buscado ser el puente durante estos días. Ha hablado muchísimo con Salvador Illa durante las anteriores jornadas y durante este viernes también intercambiará impresiones con la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, según fuentes del Ejecutivo.
El estado de alarma cae por su propio peso. El Consejo de Ministros arranca en La Moncloa a las 12.00 horas, bajo la batuta de Calvo y con Sánchez en Barcelona. Será el propio presidente, según fuentes de Moncloa, el que habla con Ayuso por teléfono y le comunica que el Gobierno aprueba esta medida excepcional en virtud del artículo 116 de la Constitución.
El plan diseñado por Moncloa contempla que será una reunión breve, que apenas llegará a la media hora y que luego saldrán a explicarlo Salvador Illa y Fernando Grande-Marlaska a las 12.30 horas, según convoca el propio Gobierno. Todos los periodistas preparados y las televisiones ansiosas por pinchar la señal en directo.
Pero pasan los minutos y nada de nada. ¿Qué está pasando dentro en el Consejo? Se pregunta todo el mundo. Según ha podido saber El HuffPost, Calvo presenta el nuevo decreto del estado de alarma. Pero todo no va tan rápido: algunos ministros levantan la mano, ven objeciones jurídicas en el texto. Especialmente lo señala la titular de Defensa, Margarita Robles, que es jueza, pero también la secunda el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. Entonces hay que rehacer algunas partes, como sucedió con el primer decreto de estado de alarma en marzo.
No acaba ahí mismo la conversación dentro del Consejo de Ministros. Entonces toma la palabra el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y señala que creen que tienen que tener también un debate político sobre lo que supone esta medida y hace hincapié en la labor comunicativa que debe desplegar el Gobierno para que la ciudadanía entienda bien esta decisión. Sorprendentemente, según fuentes gubernamentales, en este análisis coinciden con el ‘morados’ dos miembros de la parte socialsita: Nadia Calviño y José Luis Ábalos. A las 13.59 acaba el Consejo. El decreto, aprobado.
Madrid, en estado de alarma.