¿Está preparada la economía española para una segunda oleada?
Los expertos coinciden en que un segundo confinamiento sería letal.
Nadie se ha librado. El coronavirus ha machacado a las economías de todo el mundo, provocando una de la mayores crisis de la historia. La española ha sido una de las más contagiadas por la pandemia. El aumento constante de casos positivos en las últimas semanas agrava la preocupación. Ante un posible escenario de rebrote descontrolado del virus, surge una pregunta: ¿está preparada la economía española para una segunda oleada?
Los expertos coinciden en que un aumento exponencial de los contagios supone un auténtico peligro para la economía española, que ya está muy afectada. El primer brote de coronavirus provocó una caída sin precedentes del producto interior bruto (PIB). Un desplome del 18,5% entre abril y junio, mayor al sufrido por otros países vecinos y solo superado a nivel europeo por Reino Unido, que se dejó un 20,4%. Una segunda oleada podría ser muy perjudicial.
La economía española nunca había sufrido un batacazo tan grande en tan poco tiempo. Se suponía que esta crisis iba a ser corta y que la recuperación tendría lugar en forma de V o U, es decir, rápidamente volvería a los niveles previos a la pandemia. Ahora se empieza a ver que no era tan sencillo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que España no recuperará los niveles anteriores hasta 2023.
En una crisis de corta duración, medidas como los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para suspender los puestos de trabajo o los créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para dar liquidez a las empresas sirven para paliar el golpe.
“Es una crisis que ha sido programada, de laboratorio. No ha sido como en 2008, sino que se ha decidido cerrar la economía y se ha pensado qué iba a ocurrir. Teníamos un enfermo que sabíamos que le iba a dar un infarto, y le teníamos en el hospital en el momento del infarto. Eso ha permitido que se diseñen una serie de políticas que han permitido mantener viva a la economía, a pesar del golpe. Hemos podido inducirle el coma”, explica Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de economía aplicada en la Universidad Pablo de Olavide y exsecretario general de Economía en la Junta de Andalucía.
El coronavirus impactó de forma global. Por eso, la Unión Europea puso en marcha un plan urgente dotado con 540.000 millones para ayudar a los países que más dificultades tenían durante la pandemia. Este dinero se dividía en 240.000 millones en líneas de crédito del fondo europeo de rescates (MEDE) para gasto sanitario, 200.000 millones en préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para empresas y 100.000 millones de fondo SURE contra el desempleo.
El Gobierno ya ha solicitado más de 20.000 millones a la UE de este último instrumento para pagar los ERTE. Sin embargo, ha descartado acudir al MEDE, ya que actualmente España puede financiarse de forma barata en los mercados.
España sufriría en caso de rebrote
Una segunda oleada del virus puede poner en peligro la recuperación. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) alertó en junio de que España sería el país del G20 que más sufriría si se produjera un rebrote. El desplome podría llegar hasta el 14,4% si esto ocurriera.
Los expertos consideran que la sanidad española está mejor preparada para afrontar los nuevos rebrotes, pero no así la economía, que está en una mayor posición de debilidad ahora que antes de la pandemia.
“La situación parece que está mejor desde el punto de vista sanitario, pero desde el punto de vista económico en mi opinión está peor. Tenemos la ayuda de los fondos europeos, pero llueve sobre mojado. Nuestra reputación está seriamente comprometida. La incertidumbre está aumentando todos los días y siempre es mala para la economía, pero en estos tiempos puede tener consecuencias muy negativas”, afirma Matilde Mas, catedrática de análisis económico de la Universitat de València.
Empieza a resultar evidente que si la situación sanitaria se descontrola y se multiplican los contagios no habrá salud para la economía. “La evolución de la economía seguirá enormemente determinada por la evolución de la situación sanitaria, por lo menos hasta que dispongamos de una vacuna efectiva y distribuida a gran escala. Sin control de la epidemia no puede haber recuperación económica sostenida”, afirma Ángel Talavera, economista jefe de Europa de la consultora Oxford Economics.
Las debilidades de la economía española
Un informe reciente de la consultora Oxford Economics señalaba que la caída del producto interior bruto fue tan grande no solo debido a las medidas de confinamiento y de limitación de la movilidad —más duras que en otros países del entorno—, sino también a otra serie de factores estructurales de la economía española que ahora pueden convertirse en un hándicap si se producen nuevos rebrotes.
Uno de esos factores es la baja capacidad para implantar el teletrabajo, ya que solo un 30% de los puestos de trabajo son susceptibles de continuar desde casa. “Los países que mejor han gestionado la pandemia son los que están más digitalizados y han sido los que menos impacto han tenido en el PIB y en el empleo”, señala José Carlos Díez, profesor de economía en la Universidad de Alcalá de Henares.
Esto supuso que la actividad se paralizó en mayor medida que en otros países del entorno y que un mayor número de trabajadores tuvo que acogerse a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), lo que implica un mayor gasto público. Más de 3,4 millones de trabajadores utilizaron esta herramienta.
A este factor se le une la sobredimensión del sector turístico, que representa el 12% del PIB y que genera el 13% del empleo. El cierre de las fronteras supuso una debilidad para la economía porque España suele recibir más de 80 millones de turistas internacionales al año.
El aumento de los rebrotes en las últimas semanas y las cuarentenas impuestas por países como Reino Unido han llevado a que este sector todavía no se haya recuperado. Todavía hay más de 700.000 trabajadores en ERTE por fuerza mayor, muchos de los cuales están vinculados con el turismo.
Otro factor importante de cara a la recuperación es el elevado número de pequeñas y medianas empresas. Las pymes suponen el 72% del empleo en el país, frente a una media del 66% en la UE, según los datos de Eurostat.
Estas pequeñas empresas pueden tener dificultades para continuar con su actividad si se produjeran nuevas restricciones, como ha ocurrido con el cierre de las discotecas. Un total de 85.873 empresas se dieron de baja en la Seguridad Social en marzo, según el Ministerio de Trabajo.
Esto nos lleva al último factor que resulta determinante en caso de rebrotes que son los insuficientes estímulos económicos puestos en marcha, debido a la abultada deuda que tienen las administraciones públicas.
“Muchas de estas debilidades, como el uso excesivo de los contratos temporales o el menor tamaño de las empresa españolas, vienen desde mucho antes del coronavirus, pero el shock derivado de la pandemia las ha expuesto de manera significativa. Por desgracia, es más que probable que este tipo de debilidades estructurales continúen durante bastante tiempo”, apunta Talavera.
Algunos expertos consideran que estas debilidades de la economía no fueron tan importantes en la caída de la actividad en marzo, pero que sí pueden resultar determinantes en la recuperación. “La principal razón de la caída es lo duro que haya sido el confinamiento y el cierre de los comercios. En ningún país cayó tanto la actividad como en España justo antes de Semana Santa. La segunda razón es el turismo”, asegura Hidalgo.
“Las debilidades de la economía se van a notar más en la recuperación. El golpe ha dejado cicatrices que va a ser mucho más difíciles de curar en una economía como la nuestra, que en la británica, porque ellos tienen más capacidad de reacción y un mercado de trabajo más equilibrado”, continúa.
Más de 72.000 millones para inversiones
Ante la gravedad de la crisis económica, el Consejo Europeo aprobó a finales de julio tras unas largas negociaciones un plan de recuperación llamado Next Generation EU, valorado en 750.000 millones de euros. De esa cantidad, España recibiría unos 140.000 millones en los próximos años, de los cuales 72.000 millones son ayudas a fondo perdido.
A diferencia del plan urgente, este fondo de reconstrucción está enfocado en inversiones a largo plazo. Los instituciones europeas y los expertos creen que tiene que servir para transformar el modelo productivo. La Comisión Europea recomienda dedicar ese dinero para reforzar el sistema sanitario, impulsar la transición ecológica, la digitalización y la movilidad sostenible, entre otros.
“Su impacto dependerá enormemente del uso final que se haga, pero bien gestionados y enfocados en inversiones productivas y que modernicen parte de la economía, pueden representar un impulso importante al crecimiento en el medio plazo. El buen uso de estos fondos es uno de los mayores retos al que nos enfrentamos y presentan una gran oportunidad para el país a largo plazo”, asegura Talavera.
El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, capitaneado por la vicepresidenta Nadia Calviño, está elaborando el Plan Nacional de Reformas, que se remitirá a Bruselas para acceder a las ayudas del fondo. Ese documento debe detallar las inversiones previstas. España irá recibiendo dinero a medida que el Consejo Europeo apruebe proyectos concretos.
“Hay que cambiar el chip de la administración. Tienes toda la administración pública preparada para ejecutar hormigón, como los AVE y las carreteras, pero estos son otro tipo de proyectos”, asegura Díez.
Los Presupuestos Generales del Estado para 2021, que prepara el Ministerio de Hacienda, servirán para canalizar los recursos procedentes de la UE. “Los fondos del Next Generation van a ir para la administración pública. El plan presupuestario priorizará los fondos europeos en la parte de inversión pública”, explica Díez.
Los expertos señalan a la transformación digital y a la transición ecológica como los ejes prioritarios por los que se debe apostar para la recuperación. “España ha demostrado que la digitalización no se le da bien. Ni siquiera las universidades, que son la cuna del conocimiento, estaban preparadas para la revolución digital”, afirma Díez.
Además de este fondo de reconstrucción, Díez recuerda que España ya puede acceder a los fondos del Green New Deal (el nuevo pacto verde), un paquete de medidas aspira a movilizar un billón de euros en 10 años. “Los fondos del Green New Deal son inversión público privada, que pueden generar 200.000 empleos al año. Eso es un crecimiento del 1% del empleo anual”, apunta.
Una parte de ese dinero debe servir para la transformación de la economía de las zonas con mayor dependencia de las industrias contaminantes, como las localidades que tenían centrales térmicas de carbón recientemente cerradas.
Mejor cierres parciales que un confinamiento total
Ante el aumento de los contagios, nadie quiere oír hablar de un nuevo estado de alarma. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, aseguró que la economía española no se puede permitir un nuevo confinamiento total como el que se produjo en marzo, en una entrevista en El País .
Muchas empresas se verían abocadas a echar la persiana definitivamente porque no podrían hacer frente a los costes fijos. El 72% de los trabajadores autónomos se plantearía cerrar o reducir su plantilla si se produjera un nuevo confinamiento, según el barómetro realizado por la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA).
Los empresarios no son los únicos que lo piensan. Todos los economistas consultados coinciden en que un segundo confinamiento sería letal para la economía española, ya que no habría margen para hacer frente a las consecuencias y sería más difícil lograr la ayuda de la UE.
“Un segundo confinamiento a nivel nacional como el que vivimos en el estado de alarma sería un mazazo para la economía española. Veríamos unas pérdidas de PIB descomunales, y unos daños permanentes a la economía mucho mayores, con efectos devastadores para el mercado laboral y las finanzas públicas”, afirma Talavera.
“No tendríamos la capacidad de responder a otro confinamiento, como hemos tenido en marzo. El déficit público que tenemos que asumir multiplicado por dos sería inasumible. Las consecuencias económicas de un confinamiento son a largo plazo. Hay daños que habrá que ir solventando. En este caso no se multiplicaría por dos, sino por mucho más. Muchas empresas que acaban de salir de una situación difícil y se mantienen tambaleantes no lograrán salir de un segundo confinamiento”, apunta Hildalgo.
Los expertos creen que los Gobiernos estatal y autonómicos deberían apostar por llevar a cabo confinamientos parciales. “No me planteo otro confinamiento como el del anterior estado de alarma. Sí confinamientos puntuales en tiempo o en determinadas zonas geográficas. Si aún así no hubiera más remedio, el coste sería sin duda elevadísimo”, señala Mas.
Así se confinaría a la población en ciertas localidades, como se hizo en zonas de Lleida, Huesca, Galicia y Murcia, o cierres de sectores muy concretos para evitar los contagios, como los locales de ocio nocturno.
“Cataluña tuvo un brote muy fuerte en Lleida, que llegó a Hospitalet y a Barcelona. El virus ha empezado a bajar con un control en fase 2, sin llegar a fase 0. Ese es el modelo a seguir: ir por áreas, que tendrá un impacto pero soportable. Si tenemos que ir a un confinamiento completo, en términos económicos, sería tremendo”, asegura Díez.
Este tipo de medidas tiene un efecto negativo en la economía, pero mucho menos que un cierre total. “Los cierres parciales harán daño a la economía, pero no es lo mismo el daño de un sector de 8.000 millones de euros que el de una economía de 1,3 billones. Si tú puedes mantener abierta la mayor parte de las actividades económicas y cerrar algunos sectores específicos podrás salir mejor o peor, pero podrás salir. A esos sectores puedes plantear líneas de ayuda específicas para ellos”, afirma Hidalgo.
Estas restricciones deben ir acompañadas de medidas económicas específicas para paliar las consecuencias de los cierres. Los empresarios señalan a la extensión de los ERTE como uno de los salvavidas para el sector turístico, así como la reanudación de la prestación por cese de actividad para los autónomos, en el caso del cierre de los locales de ocio nocturno.
La pandemia puede ser una oportunidad
A pesar de todo lo malo que ha traído, la pandemia puede convertirse en una oportunidad de cara al futuro para la economía española. Muchas empresas a nivel internacional van a seguir impulsando el teletrabajo ante el riesgo de contagio en espacios cerrados.
España puede convertirse en el destino de turistas permanentes que se queden en el país, mientras siguen trabajando a distancia. Economías muy dependientes del turismo estacional como las Islas Canarias o las Islas Balares pueden reconvertirse.
“Google ha dicho que todos sus trabajadores no van a volver a la oficina en 2021. Es una oportunidad para traer nómadas digitales. Para eso tú tienes que tener un ecosistema digital atractivo para atraer a esos nómadas digitales, que no son unos turistas cualesquiera”, señala Díaz.