Esta mujer quiere enseñarte a masturbarte mejor
"Durante generaciones nos han enseñado que si disfrutas del sexo eres una guarra, y, al mismo tiempo, si no disfrutas del sexo, eres una monja".
Caroline D’Arcy es “sexóloga somática”. Dicho de otro modo: profesora de masturbación.
Hace tiempo, dejó su puesto de trabajo para enseñar a las mujeres a disfrutar de la masturbación. Durante generaciones, casi nadie se ha dedicado a ello. “Nuestra mente tiene un sesgo negativo. Si no nos hablan de una actividad de forma positiva y emocionante, nosotras mismas rellenamos las lagunas y lo consideramos algo sucio o tabú”, explica para la edición británica del HuffPost.
“Se trata de entender que podemos influir mucho más en nuestra excitación y nuestra libido de lo que jamás creímos posible”.
Esta mujer, de 38 años, no se imaginaba cuando era niña que acabaría siendo sexóloga. En su instituto católico ni siquiera les mencionaban esa profesión cuando iban a darles charlas de orientación profesional.
Siendo veinteañera, sufrió una relación abusiva y, tras cortar, empezó a explorar el mundo del sexo BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) para recuperar el control sobre su vida sexual.
Todavía no se atrevía a dejar entrar a nadie en su vida por miedo a sufrir otra relación abusiva. Sin embargo, se daba cuenta de que estaba aprendiendo mucho sobre sexo a medida que exploraba también el sexo tántrico y las orgías.
“Mediante la exploración de mi propia sexualidad recuperé la capacidad de sentirme segura, excitada y con el control, y perdí ese miedo que tenía, porque ya me conocía a mí misma y sabía poner límites”, comenta.
“Si sabes cómo funcionan los límites y conoces las sensaciones de tu cuerpo, ya no te permites ignorar esas señales que antes reprimías”, asegura.
Tras descubrir el trabajo de varios sexólogos a través de podcasts, D’Arcy dejó su puesto de trabajo después de 10 años en el sector de la salud y se recicló estudiando sexología somática.
Somático significa, literalmente, “del cuerpo”. Quienes trabajan en este campo utilizan diversas técnicas para reconectar la mente con el cuerpo para alcanzar una vida sexual más plena. “Resumiendo: aprendes a tocarte mucho y bien” explica D’Arcy.
Ahora se ha especializado en su labor de profesora de masturbación y colabora con EKHO Wellbeing, una plataforma creada para ayudar a las mujeres a alcanzar una vida sexual plena. Quiere ayudar a las mujeres a reconectar consigo mismas a través del amor propio y el placer y ha diseñado un programa llamado Touch (‘Tócate’) precisamente para eso.
La primera parte del programa consiste en volver a tus primeras clases de educación sexual o, en muchos casos, recibir tus primeras clases, expone D’Arcy, porque ha habido muchas generaciones de mujeres a las que no se les ha hablado de la masturbación, el placer, la libido o el clítoris (”¡que es un órgano del cuerpo!”) en el colegio.
D’Arcy también ayuda a sus clientas a deshacerse de la vergüenza que el patriarcado les ha hecho interiorizar en lo relativo al sexo. “Nos enseñaron que si disfrutas del sexo eres una guarra, no eres apta para el amor y solo vales para eso. Y, al mismo tiempo, si no disfrutas del sexo, eres una monja”, denuncia. “Tras acabar mis estudios, me pasé un año enrabietada por lo poco que entiende la sociedad sobre el cuerpo de la mujer y por los miles de años de vergüenza que hemos sufrido las mujeres por disfrutar del sexo”.
Una vez que has superado estos dogmas del pasado, es hora de pasar a la acción.
D’Arcy advierte que no hay una técnica de masturbación perfecta para todo el mundo, ya que “la sexualidad es tan individual como los gustos a la hora de comer” y las necesidades de cada persona cambian a lo largo del ciclo hormonal. “Cuando estoy ovulando, me encanta acostarme con muchas personas distintas. Es increíble lo mucho que me excita. Cuando estoy con la regla, estoy mucho más sensible y solo quiero descansar y no tener emociones intensas”, explica.
Ella anima a las mujeres a tocarse distintas partes del cuerpo de diferentes maneras y a experimentar con la respiración para descubrir lo que les gusta. Según sostiene, es una forma mucho más adecuada que empezar directamente con juguetes en el clítoris. “No es malo empezar así, pero es muy limitante. Es como comer todos los días lo mismo. Aunque te guste, te vas a acabar cansando y no será tan efectivo”.
Tener un único método de masturbación también puede ser un problema si te acuestas con otra persona, ya que no va a saber emular tu método y no lo disfrutarás.
Aprender a disfrutar del sexo y de la masturbación sin avergonzarse le ha cambiado la vida a D’Arcy. No solo le hizo cambiar su carrera profesional, sino que también le enseñó a silenciar las críticas interiores que la habían perseguido desde muy joven.
“Me he pasado toda la vida teniendo problemas por mi peso e incluso odiando mi cuerpo en algunas ocasiones”, admite. “Cuando empecé a investigar sobre mi cuerpo, porque veía el placer que me podía dar, mi relación conmigo misma cambió”.
Ahora quiere que otras mujeres den el paso, como hizo ella. Estos son sus consejos para empezar.
1. Prepara el escenario
Tu entorno influye más de lo que piensas en cómo te sientes, así que haz una pequeña limpieza. “Echa un vistazo a tu habitación y piensa en una o dos cosas que puedas hacer para convertirlo en un lugar más adecuado para el erotismo”, propone D’Arcy. “Para mí, eso es hacer la cama, recoger un poco, asegurarme de que no tengo trabajo cerca y encender una vela. Pregúntate: ”¿Me excita este entorno?”.
2. Olvídate de la meta
“Desde el momento en el que te propones llegar al orgasmo, solo tienes dos finales posibles: un éxito si lo logras o un fracaso si no lo logras”, explica D’Arcy. “Cuando pones ahí el objetivo, tu cuerpo entra en un estado de estrés y tu cerebro no recibe las hormonas sexuales que se generan con la excitación”.
3. Piensa en el proceso
“Tener la intención de pasarlo bien no es lo mismo que ponerte el orgasmo como objetivo”, señala. “Es pensar: ‘Me lo voy a pasar lo mejor posible con mi cuerpo, y si además llego al orgasmo, genial. Si no, no pasa nada’”.
4. Libera estrés
No siempre es posible evitar el estrés en nuestra vida. Si no es una pandemia mundial, son las facturas de fin de mes. Lo que sí que podemos hacer es mitigar ese estrés, y debe ser una prioridad. “Algo que va muy bien para el estrés es salir a correr o hacer cualquier otra actividad física que replique la reacción de pelea o huida, como saltar a la comba o pegarle a la almohada”, enumera. “Otras formas más convencionales pueden ser escribir un diario o meditar”.
5. Tócate por todo el cuerpo
“Como punto de partida, tócate de forma distinta y por todo el cuerpo antes de pasar al clítoris y empezar a investigar desde ahí”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.