Esta es la artillería de los republicanos para salvar del 'impeachment' a Trump
El líder estadounidense había pedido ayuda a los suyos... Y la ha conseguido, aunque, eso sí, sin base.
Retirada total de las tropas estadounidenses en Siria, una carta dándole lecciones a su homólogo turco, Recep Tayip Erdogan, para no quedar como “el malo” ante los ojos del mundo, un plan secreto para hacer más ‘rapiditas’ las deportaciones de los indocumentados, una investigación criminal sobre lo que “sufrió” durante la campaña presidencial de 2016… La agenda del líder de EEUU, Donald Trump, ha sido un no parar en el último mes. Justo el tiempo que ha pasado desde que la presidenta de la Cámara de Representantes del país, la demócrata Nancy Pelosi, anunciara el inicio de la investigación para dar luz verde al ‘impeachment’.
¿Casualidad? No, ni de lejos. Si hay algo en lo que Trump es un experto es en crear bombas de humo mediáticas para marcar la agenda y desviar la atención pública hacia donde él quiere y eso es, claro está, lejos de todo lo que pueda perjudicar a su reinado y potencial reelección en 2020.
De momento, el presidente estadounidense está teniendo suerte: los suyos no le abandonan. De hecho, están soltando la artillería pesada como prueba el hecho de la escena insólita que se ha vivido esta semana. Decenas de congresistas republicanos asaltaron la sala en la que los comités que investigan las alegaciones contra Trump, susceptibles de derivar en un impeachment, estaban entrevistando a los testigos.
Por si este ‘numerito’ hubiera sido poco, una treintena se plantó ese mismo miércoles en una zona de acceso restringido del Capitolio al grito de “¡dejadnos entrar!”, llevando incluso algunos de ellos su móvil pese a la prohibición de contar con ellos en una zona en la que están prohibidos porque se manejan documentos clasificados.
Trump, que hasta ahora se quejaba de la falta de respaldo de los suyos ante lo que ha llegado a calificar de “linchamiento” -término nada acertado dado que hace referencia a una de las etapas más oscuras del apartheid estadounidense- se frotaba las manos y agradecía, vía Twitter, el gesto políticamente incorrecto.
Y todavía hay más: el senador Lindsey Graham, uno de los principales aliados de Trump en el Congreso, ha presentado una resolución para condenar las pesquisas que llevan a cabo los demócratas para abrir un posible juicio político contra el presidente y ha tachado, en una rueda de prensa, el proceso de “secreto” e “ilegítimo”. “He presentado hoy una resolución con el senador (Mitch) McConnell y el propósito de la resolución es informar a la Cámara de Representantes de que el proceso que llevan a cabo sobre la tentativa de ‘impeachment’ (juicio político) contra el presidente Trump se excede de los límites, es inconsistente con el debido proceso”, ha sentenciado Graham.
En opinión del senador por Carolina del Sur, las medidas adoptadas por los demócratas “se desvían sustancialmente de lo que la Cámara de Representantes ha hecho en el pasado sobre juicios políticos a otros presidentes”. Para darle fundamento a semejante acusación, tiró de hemeroteca poniendo como ejemplo el caso del expresidente Bill Clinton allá por 1988. “31 demócratas votaron con el Partido Republicano para abrir una investigación de juicio político contra Clinton. Entonces mandatario tuvo una serie de derechos que no existen ahora, pese a que hubo comparecencias a puerta cerrada durante el proceso que condujo a su ‘impeachment’.
Precisamente, una de las principales críticas que los conservadores hacen a los demócratas es que han abierto su indagación sin haber sometido a votación en el Congreso la decisión de iniciarla.
Entre los derechos que Graham ha citado que tuvo Clinton, figura que la investigación tuvo unas normas específicas y que los legisladores tuvieron acceso a las pruebas. “Hay una manera correcta de hacer las cosas y ustedes (los demócratas) han optado por hacerlo de la forma errónea”, lamentó Graham, quien compareció ante la prensa tras almorzar con el presidente en la Casa Blanca.
La investigación avanza
El problema es que las acusaciones republicanas, lideradas por sus actos y las palabras de Graham, ponen de manifiesto algo evidente: que no tienen cómo contrarrestar con argumentos la acusación demócrata de que Donald Trump trató de obtener un beneficios en clave electoral chantajeando a un país extranjero, Rusia. De ahí que estén peleando con las formas, no con el fondo: critican el supuesto secretismo del proceso, pero obvian lo evidente: que las cosas pintan mal, muy mal, para su líder.
Conscientes de que son ellos los que tienen, al menos por ahora, el ritmo de la investigación, los demócratas han acusado, a través del líder de la minoría del partido en el Senado, Chuck Schumer, a los republicanos de hipocresía por exigir un mayor acceso a la investigación de juicio político, al tiempo que no presionan al Gobierno de Trump para cumplir con las citaciones emitidas por la Cámara Baja para que los testigos ofrezcan su testimonio. “Si la Casa Blanca y sus aliados congresistas quieren de verdad un proceso abierto y transparente debería proporcionar los documentos que el Congreso ha requerido, no debería desafiar las citaciones, no debería prohibir a empleados de la rama ejecutiva testificar”, consideró Schumer en el Senado.
Y en mitad de este cruce de acusaciones, la investigación sigue su curso, avanzando con pruebas cada vez más sólidas contra Trump. La última que se ha conocido, de hecho, puede propiciarle el golpe definitivo al líder estadounidense: la declaración del embajador de Estados Unidos en Ucrania, Bill Taylor, que testificó el martes ante los comités de la Cámara de Representantes puede convertirse en la prueba maestra de los demócratas.
Taylor declaró que a él le habían dicho que la entrega de ayuda militar a Kiev dependería de una promesa de investigar las elecciones de 2016 y al candidato presidencial demócrata de 2020 Joe Biden. Este testimonio refuerza el informe que desencadenó todo: aquella llamada del 25 de julio de Trump con el presidente de Ucrania que muestra que pidió un “favor” a cambio de la ayuda tan necesaria mientras Ucrania lucha contra Rusia.